#EscritoresChilenos
Yo tengo en esa hoguera de ladrill… yo tengo al hombre mío prisionero. Por corredores de filos amargos y en esta luz sesgada de murciélag… tanteando como el buzo por la grut…
Manitas de los niños, manitas pedigüeñas, de los valles del mundo sois dueñas. Manitas de los niños
Como soy reina y fui mendiga, ahor… vivo en puro temblor de que me dej… y te pregunto, pálida, a cada hora… «¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te a… Quisiera hacer las marchas sonrien…
Pasa por nuestra Tierra la vieja Cabalgata, partiéndose la noche en una pulpa clara y cayendo los montes
Duérmete con tus dos sangres, en cervato del Desierto, bien si acaso te despiertas, bien si quedas en ef sueño: bueno es vivir y morir,
Pasamos alborotados de una ola de fragancia. Demorar, mi niño, el paso, gozar al aire su gracia. Tan austeros como viejos
Yo he llevado una copa de una isla a otra isla sin desper… Si la vertía, una sed traicionaba; por una gota, el don era caduco; perdida toda, el dueño lloraría.
¿Qué tendrán las piedras pardas y los pedriscos y el légamo que al más cascado lo llevan alácrito de ardimiento? Es como que el Valle hace
Dormimos, soñé la Tierra del Sur, soñé el Valle entero, el pastal, la viña crespa, y la gloria de los huertos. ¿Qué soñaste tú mi Niño
El mar sus millares de olas mece divino. Oyendo a los mares amantes mezo a mi niño. El viento errabundo en la noche
El mar sus millares de olas mece, divino. Oyendo a los mares amantes, mezo a mi niño. El viento errabundo en la noche
Detrás del muro encalado que no deja pasar el soplo y me ciega de su blancura, arden fiebres que nunca toco, brazos perdidos caen manando,
Por lo denso y lo sombrío de nuestra Madre la Selva, pasan, pasan y repasan como gnomos que la peinan, unos golpes de color,
Todo adquiere en mi boca un sabor persistente de lágrimas; el manjar cotidiano, la trova y hasta la plegaria. Yo no tengo otro oficio
Tú no oprimas mis manos. Llegará el duradero tiempo de reposar con mucho polvo y sombra en los entretejidos dedos… Y dirías: «No puedo