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Fernando de Herrera

Fernando de Herrera fue yn poeta español nacido en Sevilla en 1534 y muerto en su ciudad natal en 1597. Por la perfección formal que alcanzó su poesía, depositaria de los ecos postrimeros de la herencia petrarquista recogida y difundida por Boscán y Garcilaso, fue conocido entre sus coetáneos por el sobrenombre de “El Divino”. Vida Pocos datos conocemos acerca de la vida de este poeta del siglo XVI español. Nació en Sevilla, hijo de honrados padres, posiblemente hidalgos. No sabemos con seguridad dónde estudió; pudo hacerlo en el colegio fundado por Maese Rodrigo Fernández de Santaella, reconocido por la ciudad de Sevilla como Colegio de Santa María de Jesús; también existe la posibilidad de que lo hiciera en el Estudio de San Miguel. Lo que sí se puede afirmar con certeza es que no debió de terminar los estudios, pues no logró ninguno de los títulos académicos que, sin duda, habría añadido a su nombre. Recibió las Órdenes Menores de Ostiario, Lector, Exorcista y Acólito, lo que le permitió solicitar y obtener un beneficio en la parroquia de San Andrés en Sevilla. Sus obligaciones se limitaban a cantar en el coro, a leer su breviario y a asistir con su vestimenta eclesiástica a una misa dominical o diaria. En 1565 trasladaron definitivamente su residencia a Sevilla don Álvaro de Portugal, conde de Gelves, y su esposa doña Leonor de Milán. El Conde auspició una tertulia literaria a la que asistían, entre otros, Juan de Mal Lara, el licenciado Pacheco, Baltasar del Alcázar, Juan de la Cueva, Mosquera de Figueroa, y el propio Herrera. La Condesa causó un gran impacto en Herrera, quien la convirtió en el centro de su poesía amatoria. La relación entre la noble y el poeta fue de gran confianza, pues doña Leonor lo hizo depositario de su testamento. Los últimos años de su vida los pasó calladamente en la ciudad de Sevilla, donde murió en 1597, a los 63 años de edad. Fue un hombre de una gran cultura, como atestigua su biógrafo Pacheco: tuvo lección particular de los santos, supo las matemáticas y la geografía, como parte principal, con gran eminencia. También poseía conocimientos de filosofía y de medicina. Era además un gran conocedor de las lenguas y literaturas griega y latina; en esta última escribió algunas composiciones, como recordaba Francisco de Rioja: “supo la lengua latina muy bien, y hizo en ella muchos epigramas, llenos de arte y de pensamientos y modos de hablar, escogidos en los más ilustres escritos antiguos”. Obra El catálogo de sus obras incluye dos grupos: obras conservadas y obras perdidas. El primero se reduce a cuatro libros en prosa: Relación de la guerra de Chipre, y suceso de la batalla naval de Lepanto, publicada en Sevilla por Picardo en 1572, que contiene al final uno de los poemas más famosos del vate sevillano, la "Canción en homenaje a don Juan de Austria por el triunfo de Lepanto"; Tomás Moro, vida ejemplar del santo inglés, impresa en Sevilla en 1592 por Alonso de la Barrera; Las Obras de Garcilaso de la Vega con Anotaciones de Fernando de Herrera (Sevilla, 1580), considerado por Antonio Alatorre como "el libro más hermoso de crítica literaria y de erudición poética que se escribió en la España del Siglo de Oro". Se trata de un libro en el que se edita con comentario la obra poética de Garcilaso, pero en él se halla un compendio de creación poética, de retórica y de crítica literaria, a lo que hay que añadir una amplia erudición enciclopédica y un esbozo del arte poética que nunca escribió. Obra muy relacionada con esta última, aunque no fue impresa en vida del poeta es la Respuesta a las Observaciones del Prete Jacopín, en la que Herrera se defiende de los ataques que contra las Anotaciones había lanzado el Condestable de Castilla. A estas obras en prosa hay que añadir su libro de poesías, publicado en Sevilla en 1582 bajo el título de Algunas obras, libro que contiene 91 composiciones desglosadas de la siguiente manera: 78 sonetos, 7 elegías, 5 odas y una égloga. A estas obras hay que añadir poemas sueltos escritos para los preliminares de libros de amigos suyos, y un gran número de composiciones que se han conservado en manuscritos dispersos en distintas bibliotecas. De las obras perdidas tenemos noticias gracias a las citas que de ellas hacen el propio Herrera, Pacheco, Francisco Rioja o el Licenciado Duarte. Pacheco, en la semblanza biográfica que acompaña a su Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones, cita varias de estas obras: un poema trágico de los "Amores de Lausino y Corona", varias églogas, la Gigantomachia, la traducción del Rapto de Proserpina de Claudiano, y, por último, una historia general del mundo hasta el reinado de Carlos V; a este catálogo, Francisco Rioja añadió un Amadís. Algunas de estas obras nunca llegaron a terminarse y algunas quizás ni siquiera a escribirse. Ninguno de sus amigos y biógrafos nos da noticias de lo que sucedió con estos textos herrerianos, aunque Pacheco y el Licenciado Duarte hablan de una usurpación, pero sin especificar el autor o autores de semejante robo o destrucción. La parte más importante de su producción literaria es, sin lugar a dudas, la poesía; es gracias a ella que Herrera ocupa un lugar destacado en la literatura española. Tal y como correspondía a un poeta de su época, el vate sevillano transitó diversos temas: poesía amorosa, poesía heroico-patriótica y poesía laudatoria. La tradición poética en la que se inserta la poesía amorosa de Herrera participa del petrarquismo, del neoplatonismo y de los tratados filográficos, como los Diálogos de amor de León Hebreo. Las tres corrientes de pensamiento aparecen recogidas en el Canzoniere de Petrarca, poeta cuya influencia en la poesía española del Siglo de Oro es fundamental; Herrera es quizás el poeta español más consciente de la importancia del escritor florentino. Por ello la poesía del sevillano se halla impregnada de conceptos y temas petrarquistas, que en ocasiones coinciden con los planteamientos neoplatónicos, e incluso con la tradición cortés iniciada en Provenza en el siglo XII. Uno de los rasgos petrarquistas que penetró en la práctica herreriana, aunque ya se había dado en nuestro siglo XV y en autores posteriores (Garcilaso), es el concepto del amor por destino: el poeta ya desde su nacimiento está destinado a amar a una mujer. Herrera creía haber nacido bajo el signo del amor, y así lo manifiesta en algunos de sus versos, como se puede apreciar en los dos versos de un soneto, en el que leemos: "Nací yo por ventura destinado / al amoroso fuego". Pero este destino no presupone una vida feliz, puesto que el amor petrarquista -y aquí se aprecia la influencia cortés- significa dolor. La amada rechaza al poeta, que es consciente de que los sentimientos que siente y expresa a la mujer que ama nunca serán correspondidos; amar es sufrir. De esta forma el dolor se convierte en el sustituto del placer, el amante se entrega a la amada en espera de recibir más tormento; su libertad, su voluntad se han rendido a la libertad y a la voluntad de la mujer. Este sometimiento absoluto culmina con un deseo de total sacrificio, que va a desembocar en la muerte. A este sentimiento se llega por el estado de angustia y desesperación en que vive el poeta, que provocan en él un estado de desconcierto y confusión obsesivos; la confusión y el desconcierto los expresa así Herrera: "Sigo por un desierto no tratado, / sin luz, sin guía, en confusión perdido". Otro de los conceptos petrarquistas es el de la consideración de la amada como guía, como la luz que conduce al poeta hacia el cielo. Siguiendo esta tradición el poeta sevillano la denomina como Luz, Estrella, Lumbre, Lucero, Sirena; todos nombres que pertenecen al campo semántico de luz. Es la luz que, dentro de la filosofía neoplatónica, guía la ascensión del amante, ascensión que en Herrera es descrita con la simbología de la literatura mística: "Y la frágil corteza dejo al suelo que impide con su peso el leve vuelo; y contemplo por vos la suma alteza, el celestial espíritu y la gloria de la inmortal belleza, y a vos os debo aquesta gran victoria". Pero esta espiritualidad expresada con un lenguaje sacado de la tradición mística no supone el desechar la sensualidad. En este sentido, Herrera refleja el pensamiento de los filósofos neoplatónicos que, como Plotino, veían en el contacto sexual una aceptable forma de expresar los sentimientos amorosos. En su poesía hallamos referencia a los besos como una forma de expresar esa comunicación que debe establecerse entre los amantes. La obra que mejor refleja la compenetración herreriana con el mundo poético petrarquista es Algunas obras, poemario publicado en 1582 en Sevilla. En este libro, Herrera asimiló perfectamente el significado del Canzoniere como historia amorosa; hasta tal punto se ha producido esa asimilación que Gallego Morell lo considera como reducido "Cancionero en honor de Madonna Leonor". Varios son los puntos de contacto entre ambos cancioneros: en primer lugar, los poemas siguen una secuencia narrativa y no cronológica; en segundo lugar, se intercalan poemas laudatorios y heroico-patrióticos para definir la personalidad y el momento histórico del escritor; en tercer lugar, hay alternancia de formas métricas, y, por último, aparece una única amada, fijada en parónimos. La principal característica de este cancionero es su concepto de historia amorosa. El primer punto a destacar es la veracidad o fingimiento de la pasión herreriana hacia doña Leonor de Milán. Ya desde el Cancionero de Baena se exigía al auténtico poeta "que siempre se precie e se finja de ser enamorado". Los filógrafos neoplatónicos repitieron la misma idea; León Hebreo escribió que "en el mundo carece de ser quien carece de amor". Por tanto, el amor que Herrera manifiesta hacia su Luz es un amor literario, vivido en la poesía. El poeta sevillano, para seguir la tradición literaria petrarquista, continuada en España por Garcilaso, necesitaba crear una amada que compitiese con la Laura de Petrarca o la Isabel garcilasiana. Por ello surgió Luz, alter ego literario de doña Leonor de Milán, como centro del universo poético herreriano. Esta historia de amor se inicia, de acuerdo al canon petrarquista, con un soneto-prólogo escrito desde la madurez sentimental y humana y con conciencia de haber errado en su pasión. Pero a diferencia de Petrarca, que escribe su poema desde una pasión ya superada y con una intención moralizante, Herrera se halla inmerso en la suya y no demuestra ningún deseo de claudicación: "Sigo al fin mi furor, porque mudarme / no es honra ya, ni justo que s’estime / tan mal de quien tan bien rindió su pecho". Este primer poema muestra ya las dos pasiones que van a convivir a lo largo del poemario: la audacia y el temor. Lo que falta en esta primera etapa de la historia amorosa es la referencia a las circunstancias en que se produjo el primer encuentro entre el poeta y su amada; poema que debía recordar al "Era il giorno ch’al sol si scoloraro" petrarquista. Eso sí, Herrera se sirve de los tópicos del florentino para narrar su rendición: el hielo, es vencido por el fuego que desprende la amada, y el poeta arde en él mísero y engañado, sin esperanza. La primera parte del libro aparece dominada por una actitud de súplica; Herrera implora a la amada su atención, su mirada, como medio de aliviar su tormento: "Vuelve tu luz a mí, vuelve tus ojos, / antes que quede oscuro en ciega niebla". Pero la respuesta esperada no llega. Estos poemas constituyen un extenso monólogo; no hay comunicación entre el poeta y su amada; ésta no tiene voz, es únicamente receptora de las amargas quejas de su amante. El silencio se rompe sólo en la elegía III, momento culminante de la narración amorosa, cuando Luz le declara su amor y los tormentos que por él está sufriendo. Es el momento de la euforia, de la victoria del poeta que ve de esta manera recompensados sus tormentos. Para destacar más esa sensación de triunfo, el poeta la hace coincidir con el momento en que la armada de don Juan de Austria, vencedora en Lepanto, se halla fondeada en el puerto sevillano. A partir de este momento, se da una tensión amorosa entre la esperanza y el desengaño. Este proceso culmina en el soneto XXXIII, "Ardientes hebras, do s’ilustra el oro", en el que se produce la exaltación de la belleza de la amada, con alusiones al cabello, a los ojos, a las mejillas, a los dientes, al cuello y, por último, a su "angélica armonía". Pero esta tensión se rompe pronto y desparece la esperanza, quedándole sólo al amante el recuerdo del placer pasajero. Al recuerdo de la gloria le acompañan el dolor y el desengaño ante la crueldad de la amada. Recurre entonces, para demostrar la grandeza de su tormento, al mito de Prometeo (soneto XLVI), aunque su suplicio es más doloroso que el de este héroe mitológico, puesto que es su corazón el que es comido y no existe ningún Hércules que pueda liberarle. A partir de aquí el poeta, que pretende recuperar su libertad, se halla inmerso en una lucha entre la razón y la pasión, que provoca una gran confusión de la que sólo se libera en el soneto final. En él Herrera narra la ruptura de su yo poético con el amor: "No más; baste, cruel, ya en tantos años rendido haber al yugo el cuello yerto, y haber visto en el fin tu desvarío. Abra la luz la niebla a tus engaños, antes que el lazo rompa el tiempo, y muerto sea el fuego del tardo hielo mío". Esta composición cierra el cancionero herreriano. Pero faltan en él los poemas in morte. No sabemos la razón de esta ausencia; quizás nunca fueran escritos o sí lo fueron, pero al tratarse de una antología representativa de su producción poética pudieron quedar fuera. Otra corriente poética que trató el amor fue el de la poesía cancioneril castellana del siglo XV, cuyo mejor ejemplo es el Cancionero general de Hernando del Castillo, impreso por primera vez en 1511, pero que pervivió en la tradición poética castellana del siglo XVI. Las razones que movieron a Herrera a continuar esta tradición fueron dos: por una parte, la idea renacentista de continuar una tradición nacional; por otra, el deseo de demostrar su perfecto dominio de la técnica poética, necesaria para desarrollar este tipo de lírica en la que se buscaba el virtuosismo formal. Las dos vertientes, la petrarquista y la cancioneril, no representan dos polos opuestos, sino que son complementarias; cada una de ellas influirá en la otra, aunque ambas conservan sus características distintivas. La diferencia que separa ambas tendencias se halla en el sentimiento que el poeta es capaz de comunicar a través de ellas. En su obra petrarquista hay una pasión vivida, aunque ésta sea literaria, elemento que falta en su poesía en metros castellanos. El lector no siente la autenticidad vital en estos poemas; todo parece quedarse en un mero juego poético, en la búsqueda de la perfección formal. Herrera incorpora a esta poesía su saber humanístico y su extenso conocimiento de la labor de los poetas del siglo XV, pero no penetra en la poesía, no deja su huella personal, sus propias emociones. Refleja, en cambio, de manera obediente las normas del amor cortés. Así, conceptos como el amor considerado como servicio del amante hacia la amada, el secreto, la dama presentada como la "belle dame sans merci", la lucha entre la razón y la pasión que termina con el triunfo de la segunda, son rescatados por Herrera en estas poesías. Otra de las vertientes poéticas que transitó fue la de la poesía heroico-patriótica. Las razones que le hicieron abordar este tipo fueron dos: en primer lugar, por la tradición del canzoniere petrarquista, que se servía de ella para fijar la temporalidad histórica de la peripecia amorosa; en segundo lugar, porque la poesía épica, ya desde la Poética de Aristóteles, era considerada como el género más prestigioso. El propio Herrera se refiere a esta última causa en uno de sus poemas, en el que reconoce la superioridad de la obra épica de Homero o Virgilio sobre la poesía amorosa de Tíbulo, aunque en el poema reconoce la imposibilidad de apartar su inspiración de su amada. Por otra parte, en sus poemas nos encontramos con una mezcla de elementos heroicos en la poesía amatoria y líricos en la heroica, como símbolo de una concepción que señalaba ambos procesos como igualmente gloriosos. Herrera era consciente del concepto pindárico de la poesía como inmortalizadora de las gestas heroicas, y por ello emprendió, dentro del fervor nacionalista del Renacimiento, la labor de rescatar del olvido las hazañas de algunos héroes medievales españoles: Pelayo, Fernán González, el Cid, Gonzalo Fernández de Córdoba. Pero la enumeración y la exaltación no se detienen en el pasado, sino que entre todos los héroes emerge la figura de don Juan de Austria, el vencedor de Lepanto. También escribió encendidos elogios de Carlos V y de Felipe II, a los que exalta por sus luchas contra los enemigos de Dios, dentro del concepto de la época que veía en España la cabeza de la Cristiandad. Los estudiosos de la obra de Herrera han apreciado en este género poético una progresión gradual desde la predominante aparición de motivos mitológicos hasta una completa cristianización, representada por el uso exclusivo de temas y motivos bíblicos. Esta progresión no es lineal, puesto que el hito intermedio ("Canción al Santo Rey don Fernando"), en el que los elementos mitológicos van desapareciendo, fue escrita casi diez años más tarde que la "Canción en alabanza de la divina magestad, por la victoria del señor don Juan", que representa el triunfo de la cristianización de esta poesía. Los dos poemas más importantes en este género son "Cantemos al Señor, que en la llanura", dedicada a la victoria de Lepanto, y "Voz de dolor y canto de gemido", que narra el desastre portugués en Alcazarquivir. Las dos composiciones reflejan el espíritu español de la Contrarreforma, en el que se unen un fuerte sentimiento patriótico y una severa religiosidad. En ambas aparece dominando la narración la figura magnífica de Dios; de un Dios guerrero que imparte justicia contra los enemigos de la fe: "Tú, Dios de las batallas, tú eres diestra, / salud y gloria nuestra". Sin embargo, este Dios guerrero e implacable no sólo castiga a los enemigos de la fe, sino que también lo hace con los malos cristianos; de esta manera explica la derrota del rey portugués don Sebastián frente a los moros en el Norte de África, aunque el poema termina con un aviso para los árabes vencedores: "que si el justo dolor mueve a venganza / alguna vez el español coraje, / despedazada con aguda lanza, / compensarás, muriendo, el hecho ultraje". La misma tradición poética que obligaba a Herrera a componer poesías de tema heroico le obligaba también a escribir poemas laudatorios. Los teóricos de la literatura de los siglos XVI y XVII respaldaban esta práctica, pues consideraban que la alabanza era una de las funciones básicas del arte poético. También se basaba en una tradición que hundía sus raíces en la literatura greco-latina, que había sido continuada en la Edad Media y estaba dotada de un nuevo significado por el Renacimiento. Este nuevo significado se hallaba en la revitalización renacentista de la idea de la fama, que contribuyó al auge de la literatura panegírica. Según esta tradición, el poeta debía inmortalizar a sus amigos y a los héroes contemporáneos. El problema con el que nos enfrentamos al analizar la poesía laudatoria de Herrera es el de establecer unos límites precisos entre ésta y la heroica; los poemas en que se realzan los méritos de los generales o de los soldados españoles reflejan ideas que pueden encuadrarse en cualquiera de las dos categorías poéticas: por una parte, hay en ellos una alabanza a las virtudes individuales del personaje celebrado; por otra, esos valores representan la encarnación de los ideales políticos y religiosos de la colectividad. La retórica clásica codificó los hechos y personajes que merecían ser elogiados por los poetas con la característica común de su imagen ilustre. Muchos son los tipos encuadrados en esta poesía laudatoria, aunque un corto número de ellos se encuentra en la obra de Herrera: epitalámicos, propémpticos, consolatorios y encomiásticos. En su poesía, el grupo más importante lo constituyen aquellos en que se alaban las virtudes de sus amigos o protectores; es decir, los encomiásticos, con los que el poeta pretende enumerar las virtudes del personaje y, al mismo tiempo, intenta mover a los lectores. Así, los poemas dedicados a doña Francisca de Córdoba, marquesa de Gibraleón, o a don Melchor Maldonado, caballero de la Orden de Santiago se hallan en el grupo de los encomiásticos. Otro de los tipos que cultivó es el consolatorio (elegías, trenos, endechas, epicedios). Aquí se unen la descripción de las cualidades del amigo muerto, la concepción del mundo como un valle de lágrimas y la consolatio; ejemplos representativos de este grupo son: la elegía a la muerte de don Pedro de Zúñiga, la dedicada a Luis Ponce de León o la composición en la que llora la muerte de su maestro y amigo Juan de Mal Lara, en la que deja constancia de los lazos que los unían: "de mi alma murió la mayor parte". El último de los grupos que abordó es el de la poesía epitalámica, que se destinaba a la celebración de las nupcias con el elogio de los esposos, de sus familias, de las virtudes de los contrayentes, etc; el ejemplo más interesante de Herrera es el poema que compuso con motivo del matrimonio del marqués de Tarifa, en el que la alabanza al novio incluye la referencia a sus gloriosos antepasados y a sus virtudes, y en el caso de la novia se la presenta, siguiendo la filosofía neoplatónica, como luz que guía al amante a las esferas del cielo, ayudándole a levantarse sobre la oscuridad. Fernando de Herrera no se limitó a escribir poesía, sino que además se dedicó a estudiar la poesía. De esta preocupación teórica nos ha dejado importantes ejemplos: las Anotaciones, la Respuesta al prete Jacopín, y comentarios desperdigados en elgunos de sus poemas. A estas obras habría que añadir esa Arte poética que se quedó en proyecto. Herrera expone en estas obras sus ideas acerca de las teorías literarias, del lenguaje poético, de los distintos géneros, de las formas métricas, de los poetas clásicos y de los contemporáneos. Pero no hallamos entre sus ideas, entre sus comentarios conceptos originales; él resume distintas tradiciones literarias filtradas a través de Julio César Escalígero y recurre a la terminología de la retórica, como ya sucedía desde la antigüedad clásica. El proceso de creación poética herreriano se debate entre la manía o inspiración platónica y la reflexión aristotélica. En varios pasajes de sus obras parece abrazar la doctrina platónica de la inspiración divina como causa eficiente de la poesía, pero acaba por imponerse en su concepción su intelectualismo y la obra de arte se convierte en un objeto elaborado. Son las reglas del arte las que se imponen en su concepto poético de acuerdo a la norma manierista. El arte es el guía del artista; es el triunfo de la mímesis aristotélica. Sigue así Herrera la tradición de la imitación que había surgido ya en Horacio, que defendía la imitación múltiple o la famosa frase de Séneca: "Apes, ut aiunt, debemus imitari". Pero también sigue el concepto humanista que reconocía el valor artístico de la imitación como una muestra de sabiduría poética y de respeto a la tradición culta. En Herrera se manifiesta una insatisfacción ante la tradición recibida, lo que le lanza a la búsqueda de nuevos conceptos y elementos poéticos, tal y como lo manifiesta en sus Anotaciones: "no todos los pensamientos y consideraciones de amor, y de las más cosas que toca la poesía cayeron en la mente del Petrarca y del Bembo y de los antiguos". Por tanto, la propuesta del sevillano consiste en una voz personal que combina la recepción de los logros poéticos de los escritores anteriores -la mimesis- con sus propios hallazgos. Una vía para alcanzar esta voz personal la constituye la erudición. Para Herrera, el poeta debe poseer extensos conocimientos en las más diversas ciencias. De esta forma, se explica la abundancia de datos eruditos en sus Anotaciones, perfecto vehículo para demostrar su talla intelectual. En su obra poética también se encuentran múltiples referencias a la mitología clásica, a la geografía, filosofía, medicina, historia, astrología, etc. A ellos hay que unir sus amplios conocimientos de Retórica y Poética, así como de las literaturas clásicas y modernas, sobre todo de la italiana. Dentro de este contexto erudito podemos situar la creación de su propio sistema ortográfico. Para Herrera, como buen manierista, el cometido esencial de la poesía es reflejar la belleza, que es trasunto de la divina. Por lo tanto, un concepto importante es el de la admiración; por ello el campo de la poesía queda limitado a lo que produce un sentimiento de maravilla en el poeta: la belleza de una mujer, la grandiosidad de una batalla, las hazañas de un héroe. Para despertar esta admiración Herrera escoge con mucho cuidado las palabras con las que va a describir lo bello; es decir, debe existir una perfecta adecuación entre el lenguaje y el tema. Él rechaza la máxima de Juan Valdés del "escribo como hablo": para Herrera, el lenguaje literario es autónomo y perfectamente diferenciado del habla común. Pero eso no implica complicación; el lenguaje no ha de oscurecer las ideas, sino que, por el contrario, ha de esclarecerlas. Para él, el español ha alcanzado la madurez y la flexibilidad necesarias para transmitir los conceptos poéticos: siguiendo el camino iniciado por Nebrija, se enorgullece de la lengua heredada, aunque no rechaza la incorporación de vocablos extranjeros siempre que se haga con una intención enriquecedora. La poética herreriana tenía como finalidades la búsqueda de la belleza y el deseo de mover al lector. Ambas son conseguidas mediante una gran preocupación estilística, propia de un poeta para quien la poesía no es sólo sentimiento, sino también placer estético. Su obra poética se debate entre la creación de una poesía de formas puras, a través del uso de "palabras graves, que no se apartan del uso común", y el oscurecimiento producido en la expresión por las referencias a ideas filosóficas, a hechos históricos o a lugares geográficos, que la hacen imposible para el vulgo. El estilo herreriano refleja una búsqueda de un nuevo lenguaje poético, que sigue la herencia de Garcilaso y que culminará en el culteranismo de don Luis de Góngora. Uno de los rasgos sobresalientes de este nuevo lenguaje poético es la abundancia de metáforas, hasta tal punto que se ha llegado a hablar de que su poesía "semeja una verbena metafórica". La utilización de este tropo se encuadra dentro del estilo manierista. La metáfora herreriana apela, sobre todo, a la vista, el órgano que sirve para captar mejor el mundo de belleza que traslada la figura. Otras dos características del uso metafórico del poeta son: la ausencia de cualquier tipo de partícula comparativa, y su sencillez. Los adjetivos contribuyen a intensificar el mundo sensorial creado por las metáforas. Garcilaso había mantenido el equilibrio entre lo sustantivo y lo adjetivo, Herrera lo rompe en favor de este último. Aparecen en sus poesía los tipos tradicionales de epítetos: los típicos ("rojo sol", "luciente cielo"); selectos, matizados y antitéticos ("los fuertes y belígeros varones", "del mar cerúleo"); enfáticos ("pura estrella", "beldad serena"); epítetos en metáforas y perífrasis ("de las crespas lazadas d’oro ardiente"), y, por último, aquellos casos en que los sustantivos y nominales llevan varios adjetivos; tal es el caso del tipo, que ya aparece en Garcilaso, epíteto + y + epíteto ("con el claro español y belicoso"). El repertorio de figuras usadas por Herrera es muy variado. En la poesía en metros castellanos continúa la tradición conceptista de la poesía cancioneril que se complace en los juegos de ingenio lingüístico. Abundan las antítesis, las paradojas, y los opósitos que sirven al poeta para mostrar el estado de confusión en que se halla. Otras figuras que aparecen en estas poesías son: los políptotos y los paralelismos. La poesía de tradición italianizante también abunda en figuras retóricas. Hay que destacar el uso de aquellas que le permiten, por una parte, manifestar su dolor amoroso y su confusión, y, por otra, enfatizan sus versos. Las dos funciones las cumplen: la prosopopeya, el apóstrofe y la invocación, la exclamación y la interrogación retóricas; así como determinados recursos formales: sinéresis, diéresis, sinalefa, dialefa y anáfora. También concede especial atención a los valores de los sonidos, buscando la adecuación entre la palabra y su significado a través del valor simbólico de las letras, de las secuencias antirrítmicas y a la aliteración. También tiene gran importancia en su obra el encabalgamiento, por la libertad de expresión que concede a los poetas. Con gran profusión aparecen en sus versos los hipérbatos de distintas clases: separación de sustantivo y adjetivo; anteposición del genitivo, o de cualquier otra palabra precedida por de, al vocablo del que depende, y, por último, un sustantivo con dos adjetivos atributos, uno de los cuales se antepone y el otro se pospone. También se incluye en este grupo el acusativo griego. Otras figuras son: la perífrasis, las alusiones cultas y las citas mitológicas. El carácter de artífice con el que Herrera trabaja las figuras retóricas se refleja también en el campo léxico. Aquí intenta unir tradición y novedad: abrir la lengua a las influencias exteriores (cultismos y neologismos) y recuperar aquellos vocablos desechados por el uso común (arcaísmos). La aparición de los cultismos en Herrera tiene dos causas: la primera, el concepto erudito de su poética, por el que debía buscar vocablos nuevos con un origen clásico; la segunda, su nacionalismo, que le llevaba a acercar el español al latín, la lengua universal de la cultura. Algunos de los cultismos introducidos por Herrera forman parte hoy de nuestro vocabulario: "abundancia", "aceptar", "ameno", "elocuente", "espacioso", "hábito", etc. Las mismas causas le impulsaron a introducir multitud de neologismos. Los arcaísmos fueron usados por dos causas: le dan una patena de antigüedad a los versos, y, para el lector culto, denotan erudición y novedad. Los más usados son: "ardor", "crespo", "yerto", "ledo", "ufano", "ufanía". El aspecto de la poesía de Herrera que más controversia ha despertado es, sin duda alguna, el grado de intervención de Francisco Pacheco en la edición de los Versos de Fernando de Herrera, que vio la luz en las prensas sevillanas de Gabriel Ramos Vejarano en 1619, aunque la aprobación y el privilegio están datados en 1617; es lo que se ha denominado como el "drama textual". A la muerte del poeta, mucho de sus papeles se perdieron o estaban dispersos. Por ello, Pacheco hubo de servirse para su edición de los manuscritos y papeles sueltos que pudo rescatar entre los amigos del poeta y los coleccionistas. Esta edición presenta variantes en el lenguaje, el estilo y la estructura de algunos poemas, que la alejan bastante de Algunas obras e, incluso, de poemas anteriores a esta antología, conservados en manuscritos. El problema que se plantea es saber si Pacheco se limitó a copiar los poemas tal y como aparecían en los manuscritos que utilizó o, por el contrario, los alteró. La mayor parte de la crítica defiende la última opción: Pacheco retocó los poemas que editó. A esta conclusión se ha llegado por una serie de importantes detalles: la arcaización del lenguaje, con la aparición de palabras como "conhortar", "conquerir", "cuitoso" o "yusano", de las que no existe ningún ejemplo en Algunas obras; la división en tres libros, que, según los contemporáneos de Pacheco, es del editor y no del poeta; el hecho de que seis sonetos aparezcan copiados dos veces y que se omitan tres de los que aparecen en Algunas obras; la autoría dudosa del "prefación" que abre la edición de Pacheco; el hecho de que un verso de la elegía VIII del libro I de Versos muestre influencias de uno del Polifemo de Luis de Góngora; y las supresiones de los nombres propios en algunas poesías y la de estrofas en otras. Las Obras de Garci-Lasso de la Vega con anotaciones de Fernando de Herrera fueron publicadas en 1580, aunque parece ser que ya trabajaba en ella antes de 1571. Este comentario y edición de las obras de Garcilaso no fue el primero en ser publicado, honor que corresponde al Brocense, que había sacado el suyo en Salamanca en 1577, bajo el título de Obras del excelente poeta Garci-Lasso de la Vega. Con anotaciones y enmiendas del maestro Francisco Sánchez. Sin embargo, Herrera nunca menciona en sus Anotaciones la obra del catedrático salmantino. La labor del poeta sevillano no se limita al comentario erudito de los poemas de Garcilaso, sino que su primera función es la depuración y corrección de los textos, hecho del que se vanagloria, afirmando ser el primero que ha llevado a cabo tal tarea. Su interés difiere del manifestado por el Brocense, que había fijado las fuentes clásicas de las que se había servido Garcilaso, mientras que Herrera se interesa más por la demostración de la gran calidad de la poesía garcilasiana que compara con la de los mejores poetas de la antigüedad, y por el establecimiento de una poética que es la suya. Traza además, gracias a su erudición, un amplio panorama de los géneros poéticos y su historia, del valor de las formas métricas (y aquí hay que destacar las palabras que dedica al soneto), de las preceptivas clásicas y de las italianas de su época, y aporta juicios críticos sobre escritores españoles e italianos. Referencias UAM - www.lllf.uam.es/~fmarcos/informes/BNArgentina/catalogo/herreraf.htm

Mauricio Bacarisse

Mauricio Bacarisse. fue un poeta, narrador, novelista, ensayista, traductor y colaborador de medios de prensa de España. Pertenece cronológicamente a la generación del 27. Mauricio Bacarisse. Nace en Madrid el 20 de agosto de 1895. Estudió en la capital de España y desempeñó la cátedra de filosofía en los institutos de Mahón, Lugo y Ávila. Fundó junto a su amigo Ramón Gómez de la Serna las tertulias del café de Pombo. Se le considera un poeta de transición entre el modernismo y el ultraísmo, movimientos de los que se separa para componer una poesía pura, al estilo de la cultivada por Juan Ramón Jiménez, aunque con la influencia de los poetas expresionistas alemanes, fue compañero de varios de los miembros de la Generación del 27, como Lorca, Aleixandre, Guillén, Alberti, Gerardo Diego y Dámaso Alonso. Su trabajo como corredor de seguros no le impidió dedicarse a la literatura. Su obra inicial se situó en el modernismo, posteriormente experimentó el influjo del ultraísmo de Rafael Cansinos Asséns. Etapas importantes Recorrió las provincias españolas, comisionado por una compañía de seguros. El poema Mujeres muertas le costó un juicio por injurias a la guardia civil. En 1927 publica la novela Las tinieblas floridas. En sus poemas El Madrid de las rondas y Manifestación del hombre se aprecia la influencia de la poesía social. Asiduo a las reuniones del café Pombo, en la madrileña calle de Carretas, aparece en el cuadro de Gutiérrez Solana La tertulia del Pombo 1930 Bacarisse colaboró en la revista Nueva España, dirigida por Antonio Espina, Adolfo Salazar y José Díaz Fernández, que apareció el 30 de enero de 1930, el mismo día en que caía la dictadura de Primo de Rivera. También colaboró en la Revista de Occidente, fundada por José Ortega y Gasset. En 1930 obtiene el premio nacional de literatura con su novela Los terribles amores de Agliberto y Celedonia obra de técnica y contenidos típicamente vanguardistas, considerada una de las más inteligentes e irónicas de la época Muerte Mauricio Bacarisse muere en Madrid el 4 de febrero de 1931, al mismo tiempo que se hacía público el premio nacional de literatura que se le otorgaba por su novela Los terribles amores de Agliberto y Celedonia Principales Obras * El esfuerzo (1917) * Las tinieblas floridas (1927) * El paraíso desdeñado (1928) * Mitos (1930) * Los terribles amores de Agliverto y Celedonia Obras traducidas * Los poetas malditos y Antaño y ayer * Edipo, rey, de Sófocles Referencias http://www.ecured.cu/index.php/Mauricio_Bacarisse

Hernando de Acuña

Diego Hernando de Acuña (Valladolid, 1520 - Granada, 22 de junio de 1580) fue un poeta español petrarquista del Renacimiento. De origen noble, se dedicó a las armas y combatió como soldado en Italia bajo las órdenes del marqués del Vasto con quien participó en la guerra del Piamonte cubriendo la plaza dejada por su difunto hermano Pedro, y en Alemania. Cantó a dos damas, las Silvia y Galatea de sus versos durante su estancia hacia 1543 en Tesino. Detenido por los franceses es rescatado por el emperador, quien le nombró gobernador de Querasco. Finalmente participó en la famosa batalla de San Quintín. Sobre 1560 deja la vida militar y se traslada a España, casándose con una prima suya llamada Juana de Zúñiga e instalándose en Granada, donde junto a don Diego Hurtado de Mendoza ejerció su influencia sobre los poetas jóvenes. Obras Pertenece a la primera generación de poetas españoles petrarquistas del Renacimiento. Mantuvo amistad con Garcilaso de la Vega, quien le dedicó un epigrama en latín poco antes de morir que fue impreso en la primera edición de El caballero determinado. Traductor de obras clásicas de grandes escritores latinos e italianos (el Orlando de Boyardo). Es conocido por sus sonetos, sus églogas y elegías, algunas de ellas dedicadas al Emperador Carlos I de España, tema de su famoso soneto "Ya se acerca, señor, o ya es llegada", que se hizo famoso por uno de sus versos, que resume el ideal político de Carlos I: "Un monarca, un imperio y una espada". También puso en quintillas dobles El caballero determinado de Olivier de la Marche, obra traducida en prosa por su amigo, el propio emperador Carlos I. Su viuda publicó en Madrid a su muerte sus Varias poesías en 1591, un cancionero petrarquista afín a los publicados por poetas de su generación como Garcilaso de la Vega o Juan Boscán. Referencias http://es.wikipedia.org/wiki/Hernando_de_Acu%C3%B1a

Luis Antonio de Villena

Luis Antonio de Villena (Madrid, 31 de octubre de 1951)6 es un poeta, narrador, ensayista, crítico literario y traductor español, habitualmente clasificado en el grupo conocido como novísimos o venecianos dentro de las corrientes —generación del 70— de la poesía española contemporánea. Su lírica y prosa, sensible al pasado cultural y a la contemporaneidad, su postura estética, cercana al movimiento dandi, se resume en un epicureísmo homoerótico que asume tradiciones culturalistasn. y decadentes; se percibe una cierta tendencia en su obra, centrada cada vez más en el fracaso y la marginación, aunque en su abundante obra lírica son abundantes los cambios de perspectiva —por ejemplo desde los varios sonetos de «Desequilibrios» a los renovados poemas en prosa de «La prosa del mundo»—. Es uno de los autores más reconocidos de la literatura homosexual en España, asunto que aborda tanto en su obra poética como narrativa. La primera tendencia será la de los continuadores de la estética novísima, que ya en los 80 comienza su declive, y que afecta en especial a los que más defienden el decadentismo y el culturalismo. Serán los llamados posnovísimos de Luis Antonio de Villena. Sus temas versarán en torno a la juventud perdida, al cuerpo, la homosexualidad, el Mediterráneo como espacio de aventura y placer, el tono jubiloso o elegíaco para sus poemas, y los maestros Cavafis, Cernuda, Gil-Albert y Brines {Primero escribí ensayos porque quería ser sabio y luego poesía después de leer a los modernistas y los simbolistas (Manuel Machado, Verlaine, Baudelaire…). A los quince o dieciséis años ya tenía escrito algún libro. Creo que el primero se llamaba «Aromas de ensueño». Luego lo rompí. Posteriormente, en segundo de carrera, ya en la Universidad, tuve un profesor que me empujó a la literatura en vivo, al mundo editorial. Mi primer libro publicado es de cuando yo tenía 19 años, pero ya era mi octavo libro. Luis Antonio de Villena Fue alumno del Colegio del Pilar de Madrid. En su formación influyeron los clásicos grecolatinos y, sobre todo, algunos poetas de la modernidad como Pound o Cernuda. Es licenciado en filología románica y estudió además lenguas clásicas y orientales. Su obra creativa en verso o prosa ha sido traducida a varias lenguas —entre ellas, alemán, japonés, italiano, francés, inglés, portugués o húngaro—. Recibió los premios Nacional de la Crítica en poesía (1981), el Azorín de novela (1995), el internacional Ciudad de Melilla de poesía (1997), el Sonrisa Vertical de narrativa erótica (1999) y el premio de poesía «Generación del 27» (2004). En 2007 obtuvo el II Premio Internacional de Poesía El Viaje del Parnaso, por un libro titulado «La prosa del mundo». Es doctor honoris causa por la Universidad de Lille (Francia) desde noviembre de 2004 y ha realizado traducciones de William Beckford (la Excursión a Batalha y Alcobaça), de los sonetos de Miguel Ángel, del poeta inglés Ted Hughes (ex-marido de Sylvia Plath), del francés Du Bellay, del latino Catulo, de la poesía goliárdica medieval y de la parte de la Antología Palatina denominada «Musa de los muchachos» y compilada por Estratón de Sardes, que reúne poemas homoeróticos de varios autores. Ha escrito numerosos ensayos de crítica literaria y colabora habitualmente en la prensa con artículos de opinión; también ha sido antólogo de poesía joven y ha realizado diversas ediciones críticas. Es, asimismo, un habitual conferenciante y contertulio en radio y televisión. Desde octubre de 2008 a julio de 2010 dirigió y presentó el programa Las aceras de enfrente, en Radio 5 de RNE, dirigido al colectivo LGTB. Actualmente habla de libros en el programa de RNE «El ojo crítico». Obra poética * 1971 Sublime Solarium. Ed. Bezoar, Madrid El título de este libro, proviene del Memoriale sanctorum de Eulogio de Córdoba, escrito hacia el 850 de nuestra era. * 1975 Hymnica. Ed. Ángel Caffarena, Málaga Es una pequeña antología de dos libros aún inéditos entonces, «Syrtes» y «El viaje a Bizancio». * 1976 El viaje a Bizancio. Ed. Diputación Provincial, Málaga El poeta anglo irlandés William B. Yeats, levantó en dos de sus mejores poemas una ciudad-símbolo. Bizancio como enclave de eternidad. * 1978 El viaje a Bizancio. Colección Provincia, León Edición definitiva del libro homónimo. * 1979 Hymnica. Ed. Hiperión, Madrid Recoge poemas escritos por el autor entre junio de *1974 y abril de 1978. * 1981 Huir del Invierno. Ed. Hiperión, Madrid (Premio de la Crítica) La búsqueda de todo lo que la luz y el meridiano representan. * 1981 Un paganismo nuevo (antología). Ed. Olifante, Zaragoza Antología de la obra lírica de Luis Antonio de Villena hasta 1981. * 1983 Poesía 1970-1982 (con prólogo de José Olivio Jiménez), Ed. Visor, Madrid Esta es la primera vez que Villena reunió su poesía completa hasta «Huir del Invierno» inclusive. * 1984 La muerte únicamente. Ed. Visor, Madrid Canto a la belleza y profesión del deseo. * 1986 Marginados (antología). Ed. La pluma del águila, Valencia Conjunto de poemas inéditos; no guarda relación con la obra homónima de 1993. * 1989 Poesía 1970-1984. Ed. Visor, Madrid Ampliación de la anterior obra completa. * 1990 Como a lugar extraño. Ed. Visor, Madrid Lleva la poesía de Villena a dos puntos opuestos y complementarios: metafísica y sensibilidad, sexo y renuncia, lenguaje literario y directo. * 1993 Marginados. Ed. Visor, Madrid Es poesía social: de la pena, la rabia, la pasión y el desprecio. * 1995 La belleza impura (Poesía 1970-1989). Ed. Visor, Madrid En este volumen se recoge la obra del autor hasta 1989, ampliando la anterior edición publicada bajo el título «Poesía * 1970-1982». * 1996 Asuntos de delirio. Ed. Visor, Madrid Una posible influencia la deja entrever Villena al mencionar una entrevista, fechada en Turín en 1951 hecha a Montale: «Habiendo sentido desde que nací una total desarmonía con la realidad que me rodeaba… Quizá yo sea un enamorado de todas las realidades por disgusto. Detesto la normalidad. Y detesto a quienes han levantado el ominoso monumento a esa Normalidad, que nos lleva a todos a la grisalla y a la muerte». * 1998 Celebración del libertino. Ed. Visor, Madrid (XIX Premio Ciudad de Melilla) En el francés del siglo XVII, libertin pasó a ser quien no se sometía a las creencias o prácticas de la religión. Y, como consecuencia, quien buscaba una vida distinta, desarreglada, respecto a la moralidad al uso. * 1998 Afrodita mercenaria. Ed. Árgoma, Santander. Antología temática que recoge, hasta el año de su publicación, una serie de poemas sobre el «amor mercenario». * 2000 Syrtes. Ed. DVD Barcelona Se trata del segundo libro de poemas de Villena, escrito en 1972, que por no encontrar editorial en su momento permaneció inédito hasta el año 2000. * 2001 Las herejías privadas. Ed. Tusquets, Barcelona Un libro contra la culpa y contra el daño. * 2003 10 sonetos impuros. Ed. Renacimiento, Sevilla. Anticipo de Desequilibrios. * 2004 Desequilibrios. Ed. Visor, Madrid Colección de 51 sonetos, la mayoría de ellos irregulares en pos de sonoridades y modos nuevos, pero todos se atienen a la estructura del soneto (dos cuartetos y dos tercetos, en algunas ocasiones con estrambote).1 * 2004 Alejandrías (Antología). Ed. Renacimiento, Sevilla. En palabras de Juan Antonio González Iglesias: «Para la presente antología, Luis Antonio de Villena ha elegido un título en plural, Alejandrías. […] Es, en fin, la ciudad de las antologías y de los comentarios que unos poetas hicieron a la obra de otros». * 2005 Los gatos príncipes. Ed. Visor, Madrid (VII Premio Generación del 27) Recopilación de poemas escritos entre la primavera de 1998 y la primavera final de 2001. * 2006 Países de luna. Ediciones Centro Generación del 27. Málaga. Adelanto de nuevos poemas. * 2007 La prosa del mundo Visor, Madrid. Poemas en prosa: o sea, poemas con ritmos nuevos y un punto de narratividad. * 2008 Honor de los vencidos. Fondo de Cultura Económica. México. Antología de su obra poética a cargo de Martín Rodríguez-Gaona que reúne textos de todos sus libros de poesía publicados desde 1972 a 2006. * 2009 La prosa del mundo Visor, Madrid. (2ª edición) Añadidos 40 poemas de fines de 2007. * 2011 Caída de Imperios. Renacimiento, Sevilla. Se trata de un recopilación de poemas en prosa inéditos. * 2012 Proyecto para excavar una villa romana en el páramo. Visor, Madrid. Un libro elegíaco sobre el tiempo, su tránsito y sus bellezas. Obra narrativa * 1980 Para los dioses turcos (relatos). Ed. Laertes, Barcelona. Libro de relatos, es la primera obra de narrativa de Luis Antonio de Villena; fue reeditado en Ed. Planeta, Barcelona dentro de La fascinante moda de la vida. * 1982 Ante el espejo. Ed. Argos-Vergara, reeditado en Ed. Mondadori. Fue la primera novela publicada por el autor. Es la historia de un adolescente solitario, enfrentado a la promesa de un mundo que le fascina y teme, y al ámbito cerrado de una familia aristocrática y en decadencia. * 1983 Amor Pasión. Ed. Laertes, Barcelona, reeditado en Espasa-Calpe. Un relato de amor sobre los sucesos que irrumpen en la vida de un joven profesor universitario. * 1986 En el invierno romano. Ed. Plaza-Janés, (reeditado en Ed. Planeta dentro de La fascinante moda de la vida). Fue el segundo libro de relatos publicado por Luis Antonio de Villena. * 1989 Chicos. Ed. Mondadori, reeditado en Ed. Planeta, Barcelona (también en bolsillo). Una novela coral, compuesta de 8 relatos. * 1992 Fuera del mundo. Ed. Planeta, Barcelona (reeditado en 2011 por Cabaret Voltaire, Barcelona). Novela lírica, aventurera, romántica. * 1994 Divino. Ed. Planeta, Barcelona. Novela escrita en diferentes voces y planos, sobre los estetas y novelistas galantes de los años veinte. * 1994 El tártaro de las estrellas Ed. Pretextos (también en edición de kiosco). Recopilación de cuentos escritos entre 1985 y 1992. Para el autor, el cuento «es la poesía de la prosa. Debe tener intensidad dentro de la narratividad. Ofrece sólo un fragmento, pero lo exalta». * 1995 El burdel de Lord Byron. Ed. Planeta, Barcelona (Premio Azorín). Novela donde se establece una relación fictia entre una moza llamada Lily y Lord Byron. * 1996 Fácil. Ed. Planeta, Barcelona (también en bolsillo). Novela donde «un joven de aire perdido se acerca a un escritor, que gusta de los ambientes turbulentos, y le propone contarle su vida: una vida oscura». * 1997 El charlatán crepuscular. Ed. Planeta, Barcelona. Novela que relata el último encuentro entre Oscar Wilde y su antiguo amante Lord Alfred Douglas, que tiene lugar en 1898 en un viejo café parisino. * 1998 Oro y locura sobre Baviera. Ed. Planeta, Barcelona. Novela que ahonda en la figura del rey Luis II de Wittelsbach. * 1999 La fascinante moda de la vida. Ed. Planeta, Barcelona. Reúne dos libros de cuentos y un relato inédito. * 1999 Madrid ha muerto. Ed. Planeta, Barcelona (varias ediciones en Planeta, reeditado en 2006 por El Aleph, Barcelona) Novela coral donde el narrador, Rafa Antúnez, quiso ser escritor y es guionista de cine.2 El autor ha confesado que la inspiración principal de ésta obra se halla en su participación como «espectador» en la movida, en compañía de Fernando Savater. * 1999 El mal mundo. Ed. Tusquets, Barcelona (XXI Premio La Sonrisa Vertical). Recopilación de dos relatos líricos y complementarios. * 2000 Pensamientos mortales de una dama. Ed. Planeta, Barcelona. Novela lírica donde de Villena traza un retrato femenino. * 2003 La nave de los muchachos griegos. Ed. Alfaguara, Madrid. Novela que narra la vida y últimos años de Petronio, autor de El Satiricón; además de otras historias sobre: Edward Carpenter, Maurice Sachs, William Burroughs, Oscar Wilde, Julián del Casal y William Beckford. * 2004 El bello tenebroso. Ed. La esfera de los libros, Madrid. Relato sobre la necesidad de la rebeldía como contraposición a una vida «normal». * 2004 Huesos de Sodoma. Ed. La Odisea Editorial S., Madrid. Novela sobre la posibilidad de un mañana en el que los homosexuales de todo el mundo se dividen en dos facciones a raíz del descubrimiento de los restos de Sodoma. * 2004 Patria y sexo. Ed. Seix Barral, Barcelona. Dos segmentos de autobiografía: el adolescente parafascista de la OJE (Organización Juvenil Española) y la pausa o intervalo del servicio militar. * 2005 Los días de la noche. Ed. Seix Barral, Barcelona. En palabras del autor: «Son unas memorias parciales. Porque no hablan de mi vida toda en aquellos años (1974-1978) sino sólo de los momentos o historias que circularon con notable intensidad alrededor del momento poemático. A veces pienso que aquéllos fueron los días más felices de mi vida». * 2006 Retratos (con flash) de Jaime Gil de Biedma. Ed. Seix Barral, Barcelona. Aproximación biográfica sobre Jaime Gil de Biedma que incluye la reproducción facsimilar de la presentación inédita de Gil de Biedma pronunciada por Villena en 1976. * 2006 Mi colegio Ed. Península, Barcelona Libro de memorias, escrito mediante escenas o estampas sin sucesión cronológica. * 2007 El sol de la decadencia. Ed. El Aleph, Barcelona (también en libro electrónico). Novela donde un joven estudiante de literatura acepta un peculiar trabajo: escribir las memorias de Alfred Taylor, anciano caballero inglés afincado en California y retirado del mundo del cine. * 2010 Malditos Ed, Bruguera, Barcelona. Novela que se enfoca en la repercusión de Emilo Jordán en grupos juveniles. * 2012 Majestad caída Ed, Alianza, Madrid. Aproximación biográfica sobre Anibal Turena, poeta y pintor de origen francés. Ensayo * 1974 El dandismo. Ed. Felmar. Incluye traducciones de Baudelaire, Barbey y Balzac. * 1975 La revolución cultural (Desafío de una juventud). Ed. RTV Planeta, Barcelona. Testimonio de una época en la que tuvieron lugar importantes cambios sociales y culturales. * 1976 Antología general e introducción a la obra de Manuel Mújica Lainez. Ed. Felmar, Madrid. * 1978 Dados, amor y clérigos (Los goliardos en la Edad Media europea). Ed. Cupsa, Madrid (reeditado en 2010 por Renacimiento, Sevilla). Estudio sobre la poesía y los clérigos medievales. * 1979 Catulo. Ed. Júcar. * 1979 Oscar Wilde, reeditada en Planeta en 2001 (corregido y aumentado) bajo el título de «Wilde Total». * 1982 Heterodoxias y contracultura (con Fernando Savater). Ed. Montesinos, Barcelona. * 1983 Corsarios de guante amarillo. Ed. Tusquets, Barcelona (reeditado por la editorial Valdemar, 2003). Aproximación a los los dandis británicos William Beckford, Lord Byron, Oscar Wilde y los hispánicos Antonio de Hoyos y Vinent y Luis Cernuda. * 1984 El razonamiento inagotable de Juan Gil-Albert. Ed. Anjana, Madrid. * 1986 José Emilio Pacheco. Ed. Júcar, Madrid. Ensayo sobre José Emilio Pacheco (México, * 1939), autor de obras poéticas en el ámbito hispánico. * 1986 La tentación de Ícaro. Ed. Lumen. * 1988 Máscaras y formas del Fin de Siglo. Ed. Libros del dragón (reeditado en 2002 en Ed. Valdemar, Madrid). Recopilación de una serie de textos sobre escritores, pintores y sus obras, emparentados con la corriente estética de finales del siglo XIX. * 1989 A la contra. Ed. Regional de Extremadura. Colección de artículos compilados por la Editora Regional de Extremadura. * 1991 Yo, Miguel Ángel Buonarotti. Ed. Planeta, Barcelona (reeditado como Miguel Angel Buonarrotti, el genio nocturno Booket, 2005). Aproximación biográfica sobre el pintor renacentista. * 1992 El libro de las perversiones. Ed. Planeta, Barcelona. Ensayo donde se realiza una indagación sobre los límites de la conducta humana y sobre las fronteras admisibles de su sexualidad. * 1993 Leonardo Da Vinci (una biografía). Ed. Planeta, Barcelona. Aproximación biográfica sobre el pintor renacentista. * 1994 Antibárbaros. Ed. Renacimiento, Sevilla (artículos). Serie de artículos sobre temas diversos cuyo denominador común es la anti-barbaridad. * 1995 Carne y tiempo (lecturas e inquisiciones sobre Constantino Kavafis). Ed. Planeta, Barcelona. Ensayo sobre la poesía de Constantino Kavafis. * 1997 Lecciones de estética disidente. Ed. Pre-Textos, Valencia. * 1997 Biografía del fracaso. Ed. Planeta, Barcelona . Como de Villena dice: «…se podría trazar una tipología razonada del perdedor: el que no pudo, el que no quiso, el que cayó más lejos. El cobarde, el excesivo, el aceptador, el comprado. El que asume una cierta mediocridad, el que se rebela, el que se destruye a sí mismo. Perdedores todos, se comportan de manera muy distinta». * 1998 El ángel de la frivolidad y su máscara oscura (Mundo y literatura de Álvaro Retana). Ed. Pre-Textos. Ensayo sobre la vida y la literatura de Álvaro Retana. * 2000 Teorías y poetas. Ed. Pre-Textos, Valencia. Ensayos genéricos sobre los poetas de la «generación del 80». * 2000 Caravaggio, exquisito y violento. Ed. Planeta, Barcelona. Aproximación biográfica sobre el pintor: «Este libro procede de una obsesión y una fascinación por la obra y la figura de Caravaggio, genio mayor de la pintura y hombre turbulento». * 2000 Diccionario esencial del fin de siglo. Ed. Valdemar, Madrid. Recoge los términos fundamentales que configuran, caracterizan y marcan la crisis del fin de siglo. * 2001 Wilde total. Ed. Planeta, Barcelona. Aproximación biográfica ampliada sobre el escritor, el tomo se cierra con una bibliografía esencial y una cronología. * 2001 Los andróginos del lenguaje. Ed. Valdemar, Madrid (artículos). Recopilación de artículos escritos entre 1987 y el 2000. * 2002 Mitomanías. Ed. Planeta, Barcelona. Aproximación biográfica sobre 37 personajes españoles. * 2002 Luis Cernuda, poeta, mundo, demonio. Ed. Omega, Barcelona. Aproximación biográfica sobre el escritor que incluye una antología de poemas en verso y en prosa del retratado (seleccionados por el propio Villena). * 2002 Rebeldía, Clasicismo y Crisis (Luis Cernuda, asedios plurales a un poeta príncipe). Ed. Pre-Textos, Valencia (artículos). Una colección de estudios sobre el personaje en el centenario de su nacimiento. * 2004 Madrid. Ed. Península, Barcelona. En palabras de su autor: «No, este libro no es ni ha querido ser una Guía de Madrid. Hay muchas. Tampoco un diccionario de madrileños o vecinos ilustres de la Villa. También existe tal diccionario. Nada, pues, de enciclopedias ni de sistema. Este es mi libro sobre Madrid». * 2007 La felicidad y el suicidio. Ed. Bruguera, Barcelona. Ensayo sobre la felicidad y el suicidio. * 2007 Parejas de sexo igual. Ed. Littera. Recopilación de artículos publicados en el diario El Mundo durante el verano de 2005. * 2008 Héroes, atletas, amantes. Historia esencial del desnudo masculino. Ed. Península, Barcelona. Aproximación a un tema esencial del arte. * 2008 Decadencias. Prólogo de David Pujante, Universidad de Valladolid. Conjunto de artículos varios; en palabras de su autor: «Nunca me he considerado periodista, pero sí un escritor que ha sido gozosamente tentado por el periodismo». * 2008 Biblioteca de clásicos para uso de modernos. Diccionario personal de griegos y latinos. Gredos, Barcelona-Madrid Diccionario personal que se sustenta en la afición personal del autor con los clásicos grecolatinos. * 2009 El Gatopardo. (La transformación y el abismo). Gedisa Editorial, Barcelona. Ensayo sobre la película de Luchino Visconti. * 2010 Nuevas semblanzas y generaciones Pre-Textos, Valencia. Aproximación biográfica a escritores que Luis Antonio de Villena conoció y trató personalmente. * 2011 Diccionario de mitos clásicos para uso de modernos. Gredos, Madrid. Diccionario personal que se sustenta en la afición personal del autor con los clásicos grecolatinos. * 2011 Mártires de la Belleza. Cabaret-Voltaire, Barcelona. Según la descripción oficial: «Bellos y bellas, muy a menudo, cuando sólo es belleza su equipaje (o nadie sabe ver más) terminan sus efímeras carreras en la sordidez, el olvido o el lodo, y en cualquier caso completamente olvidados de ese mundo que los aplaudió y deseó cuando eran hermosos». * 2013 André Gide (La evolución del intelectual moderno). Cabaret-Voltaire, Barcelona. Ensayo literario sobre André Gide, recorrido por su evolución intelectual. =Referencias Wikipedia – http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Antonio_de_Villena

Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco

Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco (Granada, 1503 o 1504 - Madrid, 14 de agosto de 1575) fue un poeta y diplomático español, embajador de España en Italia. Desde el siglo XVII hay teorías que apuntan a que fue el autor del Lazarillo de Tormes. Hijo del conde de Tendilla, estudió en Granada y Salamanca. Don Diego tuvo una privilegiada infancia muy influida por la figura paterna. Su padre, Íñigo López de Mendoza y Quiñones, más conocido por el Gran Tendilla, era Capitán General del reino de Granada al tiempo del nacimiento de Diego y tenía su residencia fijada en La Alhambra. Además, siguiendo la tradición familiar de los Mendoza de unir las armas con las letras, quiso dar a sus hijos una educación esmerada, contando con los mejores preceptores de la época y se trajo desde Italia a Granada a Pedro Mártir de Anglería. Así el entorno morisco, por un lado, y el espíritu cultivado y renacentista, por otro, marcaron de por vida al joven. Marchó como embajador a la corte de Enrique VIII, rey de Inglaterra en 1537, que acababa de quedar viudo y donde se le encomendó negociar unas bodas reales que se frustraron. Tras ello fue nombrado embajador en Venecia (1539 - 1547) para representar además a Carlos I en el Concilio de Trento. Embajador en Roma (1547), fue luego gobernador de Siena, donde sofocó una sublevación. Se le acusó de irregularidades financieras, y el proceso que solicitó para demostrar su inocencia se falló treinta años después con su absolución (1578). De regreso a España, fue proveedor de la Armada de Laredo y en 1556 recibió el hábito de la Orden de Alcántara. Tres años después está en Bruselas; durante la agonía del príncipe Don Carlos (1568), tuvo una disputa violenta con un caballero que desembocó en su destierro a Medina del Campo por orden de Felipe II, destierro que meses después se le desplazó a Granada, donde su sobrino el marqués de Mondéjar le puso al frente del ejército que tuvo que combatir la sublevación de los moriscos. En Granada estuvo hasta 1574, año en que se le permitió el acceso a la Corte, si bien no a Palacio. Fue amigo de Santa Teresa de Jesús, con la que mantenía conversaciones piadosas. Obra literaria Diego Hurtado de Mendoza representa al aristócrata militar y humanista del siglo XVI, compaginador de las armas y las letras a la misma altura. Conocía el latín, el griego, el hebreo y el árabe, además de varias lenguas europeas. Reunió una nutrida biblioteca a lo largo de sus múltiples viajes por toda Europa, que legó a Felipe II y fue a parar al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Junto a Garcilaso de la Vega y Juan Boscán introdujo los nuevos temas, metros y estrofas de la lírica italiana, si bien, al contrario que estos autores, se inclinó más bien por la sátira maliciosa y picante (la Fábula del cangrejo, por ejemplo), y fue el primero en cultivar el burlesco tema del "soneto del soneto". De todas formas, no dejó de emplear el arte menor y en sus versos líricos trasluce una fina melancolía. Destaca su Epístola a Boscán y el poema mitológico Fábula de Hipómenes y Atalanta. Varios autores del siglo XVII atribuyeron a este escritor la autoría del Lazarillo de Tormes, la primera novela moderna española, teoría que alcanzó cierta fama sobre todo en el siglo XIX. En marzo de 2010 la prestigiosa paleógrafa Mercedes Agulló y Cobo descubrió en un inventario de los papeles de Juan López de Velasco (autor de las correcciones de la edición conjunta censurada del Lazarillo y la Propalladia de Torres Naharro titulada Propaladia de Bartolomé de Torres Naharro, y Lazarillo de Tormes)2 que aludían, según esta investigadora, a las cajas de documentación perteneciente a Diego Hurtado de Mendoza, la frase «Un legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo y Propaladia», lo cual la llevó a escribir el libro titulado A vueltas con el autor del Lazarillo en el que postula «una hipótesis seria sobre la autoría del Lazarillo, que fortalecida por otros hechos y circunstancias apunta sólidamente en la dirección de don Diego». Lope de Vega lo elogia en su frase «¿Qué cosa aventaja a una redondilla de don Diego Hurtado de Mendoza?». Es autor, asimismo, de una reconocida historia de la Guerra de las Alpujarras basada en sus experiencias militares y políticas durante la sublevación de los moriscos en 1568-1570, que se publicó póstumamente en 1627 por Luis Tribaldos de Toledo bajo el título Guerra de Granada hecha por el rei de España don Philipe II, nuestro señor contra los Moriscos de aquel reino, sus rebeldes. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Diego_Hurtado_de_Mendoza_(poeta_y_diplomático)

Gaspar Melchor de Jovellanos “Jovino"

Gaspar Melchor de Jovellanos "Jovino" (Gijón, España, 1744-Vega, id., 1811) Político y escritor español. Hijo de una familia de la pequeña nobleza, estudió en Oviedo, Ávila y Alcalá, en cuyo colegio de San Ildefonso se doctoró en cánones a los veintiún años de edad. Tras finalizar los estudios, ingresó en la Administración, y en 1767 fue trasladado a Sevilla para desempeñar el cargo de alcalde del Crimen. Ya en fecha muy temprana empezó a compatibilizar sus tareas laborales con su afición por el estudio y la escritura, influido siempre por las corrientes ilustradas. En 1787 presentó el drama El delincuente honrado, escrito en 1773, y por las mismas fechas se aproximó a la poesía con las epístolas Jovino a sus amigos de Salamanca, de tono moralizante y neoclásico, y A sus amigos de Sevilla, de contenido sentimental. En 1797, tras un breve período como embajador en Rusia, fue nombrado secretario de Gracia y Justicia, pero sólo pudo ocupar el cargo durante un año debido a las presiones ejercidas por Godoy para lograr su destitución. Durante este breve período destacó por su voluntad reformista y por su lucha contra la Inquisición y las propiedades de la Iglesia. Tras ser relevado del cargo regresó a Gijón, donde ejerció como consejero de Estado, aunque también por poco tiempo, puesto que se vio afectado por la oleada de conservadurismo antiilustrado de la época. Se le acusó de haber introducido en España una copia del Contrato social de Rousseau, libro prohibido en aquel momento, y por ello fue encarcelado y deportado a Mallorca (marzo de 1801). Hasta mayo de 1802 residió en la cartuja de Valldemosa, en la cual escribió Memoria sobre educación pública, obra en la que defendía la necesidad de establecer la enseñanza del catalán en Mallorca, al tiempo que proponía la creación de un centro educativo en la isla. Posteriormente fue confinado en el castillo de Bellver, en donde sufrió un período de incomunicación forzosa que aprovechó para redactar varias obras, entre las cuales destacan las Memorias históricas sobre el castillo de Bellver, publicadas póstumamente, y un Tratado teoricopráctico de la enseñanza. Sólo fue liberado tras el motín de Aranjuez, en marzo de 1808, tres años antes de su muerte. Referencias http://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/jovellanos.htm

Bartolomé Leonardo de Argensola

Bartolomé Juan Leonardo de Argensola (Barbastro (Huesca), 26 de agosto de 1562 - Zaragoza, 4 de febrero de 1631) fue un poeta e historiador español del Siglo de Oro. Tras un primer aprendizaje en Barbastro, en 1574 fue a Huesca para cursar estudios de Filosofía y Jurisprudencia, y más tarde estudio Griego, Retórica e Historia Antigua en Zaragoza bajo la dirección de Andrés Scoto. Posteriormente, marcha a Salamanca, donde estudió Derecho Canónico y Teología entre 1581 y 1584. Durante este periodo tuvo ocasión de conocer a Fray Luis de León con quien compartía la afición por los clásicos. Sus primeras composiciones poéticas datan de esta época. Ese mismo año es ordenado sacerdote gracias a una dispensa papal, pues con veintidós años aún no estaba en edad canónica de recibir el ministerio. Entre 1584 y 1586 Bartolomé y su hermano Lupercio fueron protegidos de Fernando de Aragón y Gurrea, quinto duque de Villahermosa. Ejerció como rector parroquial de los estados del duque hasta la muerte de este en 1592, de donde le vino el apelativo de «rector de Villahermosa». En 1601 fue nombrado capellán de la emperatriz María de Austria y, a su muerte en 1603, recaló en Valladolid, adonde se trasladó la Corte, y de allí a Madrid, en 1609 y 1610, donde publicó la Conquista de las Islas Molucas, encargada por comisión del Conde de Lemos, presidente del Consejo de Indias. En estos años conoce a Cervantes y a Lope de Vega y hace esporádicos viajes a Zaragoza donde era fiscal de la Academia Imitatoria, el más conocido de los cenáculos literarios aragoneses del barroco. En 1613 acompaña en el séquito de literatos al Conde de Lemos en su partida a tomar posesión del Virreinato de Nápoles, donde participaría de las actividades de la Academia de los Ociosos. A la muerte de su hermano ese mismo año, solicitó el cargo que dejaba vacante como cronista de la Diputación del Reino de Aragón, siéndole concedido en 1615. Este mismo año obtuvo una canongía en la Catedral del Salvador de Zaragoza y en 1618 fue nombrado Cronista Mayor de la Corona de Aragón. Fue coetáneo de Miguel de Cervantes (quien le elogió en el «Canto de Calíope» de La Galatea), de Luis de Góngora y de Lope de Vega. En su obra poética, que tuvo difusión manuscrita hasta ser publicada junto con la de su hermano en 1634, destaca su clasicismo, que entronca con la poesía latina, sin seguir las corrientes conceptistas ni gongoristas de la época. También se opuso, junto con su hermano, a las novedades de la dramaturgia de Lope de Vega. Su modelo más imitado es Horacio, traducido impecablemente por los dos hermanos, de quien toman la dicción elegante y la claridad de pensamiento, transmitido por un verso fluido y depurado tras un paciente trabajo de lima y revisión. También admiraron a su coterráneo Marcial, de quien aprendieron el gusto por el epigrama y la sátira, pero siempre huyendo de lo vulgar, así como de la afectación gongorina y el latinismo crudo. Este estilo se refleja en la epístola de Bartolomé que comienza "Don Juan, ya se me ha puesto en el cerbelo”: Al discernir palabras, bien sería no entretejer las lóbregas y ajenas con las que España favorece y cría; porque si con astucia las ordenas en frase viva, sonarán trabadas mejor que las de Roma y las de Atenas. Con tal juntura, no te persüadas que por humildes te saldrán vulgares, ni, por muy escogidas, afectadas. Tenderá, pues, a un estilo diáfano, que no abusa de la metáfora audaz ni de la imagen rebuscada. De su obra poética destacan los sonetos "Por verte, Inés, ¿qué avaras celosías", "Firmio, en tu edad ningún peligro hay leve", "Dime, Padre común, pues eres justo" o el satírico "A una mujer que se afeitaba y estaba hermosa" (muy conocido, aunque su autoría está disputada entre los dos hermanos), y las epístolas morales, composiciones de corte clásico que se caracterizan por la gravedad de su tono y un predominio del espíritu reflexivo. Compuso también canciones, epigramas, sátiras, epístolas y tradujo salmos y odas de Horacio. Sus obras poéticas fueron recopiladas por su sobrino junto con las de Lupercio, y publicadas bajo el título: Rimas de Lupercio y del doctor Bartolomé Leonardo de Argensola en 1634. Como cronista diversificó su interés entre varios temas: prosiguió los Anales de la Corona de Aragón de Jerónimo Zurita, escribió Alteraciones populares de Zaragoza en 1591 (revueltas de las que fue testigo junto con su hermano Lupercio) y la Historia de las islas Malucas (1609), a raíz de la conquista de la isla de Ternate. Obras Poesía * Rimas de Lupercio y del doctor Bartolomé Leonardo de Argensola, Zaragoza, s. d., 1634. Se editó posteriormente en Madrid, en 1786, en 4º. * Octavas en alabanza de Orden de la Merced. * Sátira del Incógnito (manuscrito). Prosa * Discurso historial, s. d., 1590. Publicado en la Memoria dirigida a los Diputados del Reino de Aragón donde solicitaba la plaza de su Cronista. * Aforismos políticos. * Alteraciones populares de Zaragoza, año 1591 * Apología, Madrid, s. d., 1609. Escrita en defensa de un soneto suyo de que 1604 contra el arte de la esgrima. * Comentarios a una carta del rey Fernando el Católico. Escrita al Conde de Ribagorza, Virrey de Nápoles, en defensa de la Real jurisdicción. * Comentarios para la Historia de Aragón. Manuscrito. Abarca de los años 1625 a 1627. * Conquista de las islas Molucas Madrid, Alonso Martín, 1609. 409 págs. en folio. * Menipo litigante, Demócrito, Dédalo (c. 1585-1598). Tres diálogos más lucianescos que platónicos; el primero es sátira de jueces y abogados, el segundo contra diversos modos de locura de los hombres y el tercero aborda las Alteraciones de Aragón, el caso de Antonio Pérez, la legitimidad de la razón de estado y el desengaño, con alusiones al Somnium Scipionis. * Primera parte de los Anales de Aragon, que prosigue los del Secretario Gerónimo Zurita desde el año MDXVI del Nacimiento de Nuestro Redentor, Zaragoza, Juan de Lanaja, 1630, en folio. Comprenden desde 1516 hasta 1520. Se conservan también varias cartas, en latín y castellano, una de ellas dirigida a Juan Briz Martínez, abad del Monasterio de San Juan de la Peña con observaciones sobre un proyecto de Historia de Navarra. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Bartolom%C3%A9_Leonardo_de_Argensola

Nicolás Fernández Moratín

Nicolás Fernández de Moratín, entre los Arcades conocido por el nombre poético de Flumisbo, (Madrid, 20 de julio de 1737 – Ibid., 11 de mayo de 1780) fue un poeta, prosista y dramaturgo español, padre del también dramaturgo Leandro Fernández de Moratín. Nació en Madrid, en el seno de una familia de origen asturiano. Estudió en el colegio de los jesuitas en Calatayud y posteriormente en la Universidad de Valladolid. Ejerció la abogacía en Madrid. Fue miembro de la tertulia de la Fonda de San Sebastián, a la que también asistían José Cadalso, Tomás de Iriarte e Ignacio López de Ayala. Fue socio también de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid, y de la Academia Romana de los Árcades. Desde 1773 desempeñó la cátedra de Poética del Colegio Imperial de Madrid. En 1764, para dar a conocer sus versos, publicó el periódico El poeta. Al año siguiente publicó un extenso poema didáctico, de tema cinegético, titulado La Diana o arte de la caza. Fue probablemente a principios de la década siguiente cuando compuso otro poema didáctico, de tono burlesco, el Arte de las putas o Arte de putear, que circuló manuscrito, y fue publicado por primera vez en 1898, más de cien años después de su muerte. Su obra teatral comprende una comedia, La petimetra (1762), y tres tragedias: Lucrecia (1763), Hormesinda (1770) y Guzmán el Bueno (1777). Concebía el teatro, dentro de los ideales del neoclasicismo, como escuela de formación ética, y participó en las controversias que en la época tuvieron lugar sobre el teatro clásico español en sus tres folletos Desengaños al teatro español (1762–3). Fue uno de los pocos intelectuales del siglo XVIII interesados en la tauromaquia. Uno de sus poemas más conocidos es el titulado «Fiesta de toros en Madrid», escrito en quintillas. Dedicó una oda pindárica al torero Pedro Romero. Sobre el tema taurino escribió también, en prosa, el folleto Carta histórica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en España (1777). Cultivó, entre otros géneros líricos de raigambre clásica, el epigrama. Es muy citado el titulado «Saber sin estudiar»: Admiróse un portugués de ver que en su tierna infancia todos los niños en Francia supiesen hablar francés. «Arte diabólica es», dijo, torciendo el mostacho, «que para hablar en gabacho un fidalgo en Portugal llega a viejo y lo habla mal; y aquí lo parla un muchacho». Referencia Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Nicolás_Fernández_de_Moratín

Rafael Montesinos

Rafael Montesinos Martínez (Sevilla, 30 de septiembre de 1920 - Madrid, 4 de marzo de 2005), poeta español. Aunque nacido en Andalucía, Montesinos vivió en Madrid desde 1941, donde publicaría sus primeros poemas dos años después, en las revistas «Garcilaso», «Espadaña» e «Ínsula», antes de empezar a escribir para revistas extranjeras. Ganó el Premio Ateneo de Madrid de 1943, el Premio Ciudad de Sevilla de 1957 y el Premio Nacional de Ensayo de 1977 por Bécquer, biografía e imagen. Montesinos es Hijo Predilecto de Andalucía. La Tertulia Literaria Hispanoamericana (desde 2005 "Rafael Montesinos”) El nombre de Rafael Montesinos es inseparable de la Tertulia Literaria Hispanoamericana que dirigió desde 1952 hasta muy pocos días antes de morir en marzo de 2005. A pesar de la denominación de "tertulia" es, por lo general, un poeta el encargado de ofrecer una lectura de su obra. Cabe destacar, que desde sus origenes y a lo largo de su evolución bajo el patrocinio de distintas instituciones tanto del Régimen anterior como de la Democracia (Cultura Hispánica, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Coopeeración, en la actualidad), Rafael Montesinos supo dotarla de un carácter independiente desde el punto de vista estético, literario y político, sin otra orientación que la sola exigencia de calidad literaria, más allá de tendencias, reconocimientos o modas literarias. Este "espíritu" de Rafael Montesinos ha convertido la Tertulia Literaria Hispanoamericana en un lugar de referencia para la Historia de la poesía en lengua española de la segunda mitad del siglo XX. Con motivo del 40 Aniversario el propio Rafael Montesinos escribió una pequeña recapitulación titulada La memoria y el martes. En 2007 y con motivo de su 55 Aniversario se publicó en edición no venal 55 Años de la Tertulia Literaria Hispanoamericana Rafael Montesinos (1952-2007) (Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación/ Editorial Mar Futura, Madrid, 2007) donde se recoge un "censo" de todos los autores tanto españoles como de hispanoamérica que participaron en la terulia desde sus orígenes. Tras la ausencia de su fundador sigue celebrándose, en 2010 ha cumplido su curso número 58. Su sede actual es el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe (Avd. de Séneca, 4. Madrid) y tiene lugar cada martes. Obra poética * Balada del amor primero, Garcilaso, Madrid, 1944 * Canciones perversas para una niña tonta, Garcilaso, Madrid, 1946 * El libro de las cosas perdidas, colección Halcón, Valladolid, 1946 * Las incredulidades, Ediciones Rialp, colección Adonais, Madrid, 1948 * Cuaderno de las últimas nostalgias, Neblí, Madrid, 1994 * País de la esperanza, colección Cantalapiedra, Santander, 1955 * La soledad y los días (Primera Antología de Poesía), Afrodisio Aguado, Madrid, 1956 * El tiempo en nuestros brazos, Ágora, Madrid, 1958 (Premio Ciudad de Sevilla y Premio Nacional de Literatura) * Breve antología poética, La Muestra, Sevilla, 1962 * La verdad y otras dudas (seguido de la 3.ª antología poética), Cultura Hispánica, Madrid, 1967 * Cancionerillo de tipo tradicional, Pliegos Sueltos de la Estafeta, La Estafeta Literaria, Madrid, 1971 * Poesía 1944-1979 (4.ª antología poética), Plaza & Janés, Barcelona, 1979 * Último cuerpo de campanas, Calle del Aire, Sevilla, 1980 * De la niebla y sus nombres, Ediciones Hiperión, Madrid, 1985 * Antología poética 1944-1995. Notas de Rafael de Cózar. Edición Especial de la XVIII Feria del Libro de Sevilla, Diputación Provincial, 1995 * Con la pena cabal de la alegría, Libertarias-Prodhufi, Madrid 1996 (Premio Andalucía de la Crítica) * Madrugada de Dios. Ed. Mundo Cofrade y Art & Press, Sevilla, 1998 * Antología poética, edición de José María Delgado y Carmelo Guillén Acosta, Ediciones Rialp, colección Adonáis, números 566-567, Madrid, 2003 * La vanidad de la ceniza, Ediciones Vitruvio, Madrid, 2005 Prosa * Los años irreparables (prosas en memoria de la niñez). Ínsula, Madrid, 1952. * Cuaderno de Alájar, Diputación Provincial, Huelva, 1988. * La memoria y el martes (Cuarenta años de Tertulia Literaria Hispanoamericana) Edición no venal, Madrid, 1993. * Amor a Carmona. Verso y Prosa. Edición no venal, Diputación Provincial, 1997. Ensayo * Bécquer. Biografía e imagen Editorial RM, Barcelona, 1977 (Premio Nacional de Literatura 1977 y Premio Fastenrath 1979 de la Real Academia Española). * La semana pasada murió Bécquer. Reflexiones en torno al "Libro de los gorriones", Ediciones 2000, Madrid, 1982 (vendido por suscripción). * La semana pasada murió Bécquer, Edición aumentada respecto a la 1ª, Editorial El Museo Universal, Madrid, 1992. Ediciones preparadas por el autor * Poesía taurina contemporánea, Editorial RM, Barcelona, 1960. * Suma taurina de Rafael Alberti. Editorial RM, Barcelona, 1963 (primer libro publicado de Alberti en España tras la guerra civil). * Antonio Zarco, Col. Artistas Contemporáneos, Madrid, 1976. * Primera antología poética de Aristides Pongilioni 1853-1865. Selección, introducción y notas de Rafael Montesinos, Col Dendrónoma, Sevilla, 1980. * Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer, edición, prólogo y notas de Rafael Montesinos, Cátedra, Madrid, 1995. Referencias Wikipedia – http://es.wikipedia.org/wiki/Rafael_Montesinos

Victoriano Crémer

Victoriano Crémer Alonso (Burgos, 18 de diciembre de 1906 - León, 27 de junio de 2009) fue un poeta, novelista y ensayista español. Hijo de un trabajador de la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España, su infancia transcurrió en Burgos, Bilbao y León. En esta última ciudad estudió con los Hermanos Maristas. Publicó su primer poema con 16 años, en el semanario Crónica de León. Trabajó en su juventud como vendedor de periódicos, mancebo de botica, 'amanuense para ilustres jubilados', tipógrafo, locutor y periodista clandestino mientras se involucraba en las actividades de los anarcosindicalistas de León, donde residió prácticamente toda su vida y donde fue una figura muy querida y respetada. Durante la República fue secretario del Ateneo Obrero Leonés. En 1933, publicó en el periódico madrileño La Tierra 'Vía Crucis (Romance obrero)', un texto en prosa poética en el que glosaba la represión que siguió a la revuelta anarcosindicalista de Casas Viejas. El escrito le valió un premio literario dotado con 300 pesetas, pero también la apertura de un expediente militar. El capitán Juan Rodríguez Lozano, abuelo de José Luis Rodríguez Zapatero y mentor de Crémer, defendió al poeta ante el tribunal militar y logró que el expediente fuera declarado nulo. Durante la Guerra Civil Española, se libró de la muerte en varias ocasiones y tras salir de la cárcel fue uno de los fundadores, junto con Antonio González de Lama, Luis López Santos, José Castro Ovejero, Anglada, Antonio Pereira y el también poeta Eugenio G. de Nora, de la revista 'Espadaña', que sirvió de medio de expresión para muchos autores de la corriente llamada poesía desarraigada de posguerra, que tuvo no pocos enfrentamientos con el régimen franquista y canalizó la lucha de toda una generación de poetas que encontraron en ella su medio de expresión. Su obra abarca desde el existencialismo hasta las preocupaciones sociales, moviéndose entre la denuncia de la injusticia y el afán de solidaridad. También cultivó la narrativa, siempre con tintes sociales, en obras como Libro de Caín (1958) e Historias de Chu-Ma-Chuco (1970). En 2007 celebró su centésimo cumpleaños y recibió la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Consagrado al periodismo, en 1938 comenzó su andadura en el periódico falangista Proa al día siguiente de salir de la cárcel y más tarde colaboró en Pueblo, ABC, Informaciones y la cadena SER. Pese a su más de 100 años de edad, publicaba una columna diaria en El Diario de León, titulada Crémer contra Crémer. Su poemario El último jinete obtuvo el premio Gil de Biedma en 2008.1 Asimismo, en febrero de 2009 el escritor recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2008. Este galardón reconocía su trayectoria en el mundo de las artes, que inició con su primera obra, Tendiendo el vuelo, publicada en 1928. Falleció el 27 de junio de 2009, habiendo cumplido 102 años, como el poeta más longevo de España. Obra Narrativa * Libro de Caín (1958). Novela. * Historias de Chu-Ma-Chuco (1971). Novela. * Libro de San Marcos (1981). Biografía y novela. * Los trenes no dejan huella. Historia secreta de una ciudad (1986). Novela. * Los extraños terroristas de la Sábana Santa (marionetas, títeres y otros volatines) (1994). * La casona (2001). Libros de Poemas * Tendiendo el vuelo (1928). * Tacto sonoro. Puestos de tierra adentro (1944). * Fábula de B. D. (1945). * Caminos de mi sangre 1947. * Las horas perdidas (1949). * La espada y la pared' (1949). * Nuevos cantos de vida y esperanza (1951). * Nuevos cantos de vida y esperanza II (1952). * Libro de Santiago (1954). * Furia y paloma (1956). * Con la paz al hombro (1959). * Tiempo de soledad (1962). * Diálogo para un hombre solo (1963). * El amor y la sangre (1966). * Poesía total (1944-1966) (1967). * Nuevas canciones para Elisa (1972). * Lejos de esta lluvia tan amarga (1974). * Los cercos (1976). * Poesía (1944-1984) (1984). * El mundo de José Jesús (1987). * El cálido bullicio de la ceniza (1990). * Ciudad de los poetas (1990). (Varios poetas) * La escondida senda (1993). * El fulgor de la memoria (1996). * Parábola de Amalia "La Petarda" (1997). * La resistencia de la espiga (1997). * La paloma coja (la encrucijada) (2002). * Cualquier tiempo pasado (2003). * El palomar del sordo: poesía en llamas (2005). * Relámpagos tardíos (2007). * Antología poética (2007). * El último jinete (2008). Otros * "Prólogo y pauta" a Carreño, José Víctor, Alba de ayer (1949). * El trabajo y la poesía (1960). Ensayo. * "Prólogo" a Paniagua, Eleuterio, Los hombres se matan así (1961). León (1961). Burgos (1965). * León y la tragedia de don Pedro Balanzategui Altuna (1969). En colaboración con José Eguiagaray Pallarés. * Libro de Vela Zanetti (1974). * Artistas en la galería de Maese Nicolás (1977). Autor principal, León Maese Nicolás; textos de Antonio Gamoneda y Victoriano Crémer. * El libro de los derechos del niño (1978). En colaboración con Gloria Fuertes y Carmen Conde. * León inevitable (1978). * Victoriano Crémer: ante el espejo. León 1920-1940 (1978). Biografía. * León insólito, ayer y hoy (1981). * Vela Síller (1981). Exposición, catálogo. Textos de Victoriano Crémer et alii. * "Prólogo" a Serrano y Hernández, José Alberto, Filosofía del sentimiento de Jean Jacques Rousseau (1982). * Tabla de varones ilustres, indinos y malbaratados de la ciudad de León y su circunstancia (1983). * El viajero sospechoso (1987). * La cueva del minotauro: recuerdo y presencia de la Unión General de Trabajadores en León (1988). * Arte Lancia (1989). * Victoriano Crémer y los niños (1989). * "Discurso sin destino" (1992) Discurso pronunciado con ocasión de su nombramiento como * Doctor Honoris Causa en la Universidad de León el 18 de octubre de 1991. * Libro de Castilla y León (1992). En colaboración con otros autores. * León en el Camino (1994). En colaboración con Javier García-Prieto Gómez. * León (notas para una antología leonesa) (1995). * León a la vista (1995). * La Galicia de Villaamil. Exposición homenaxe: Carlos Villaamil: 1932-1989 (1995). * Camino de Santiago (1995). Catálogo exposición del 30 de mayo al 25 de junio en la Casa de Galicia en Madrid; imágenes de José Arias y textos de Victoriano Crémer, publicado como * libro por la Xunta de Galicia. * León: ayer y hoy (1997). * Arte Lancia. 15 años - 15 pintores (2000). Catálogo de la Galería de Arte Lancia con textos de Victoriano Crémer. * Numerosos artículos publicados en El Diario de León. Premios * Premio Boscán del Instituto de Cultura Hispánica (1951) * Premio Ondas de Radio (1959) * Obtiene el Premio Nacional de Poesía Leopoldo Panero (1963) * Beca March de Literatura (1966) * Premio Punta Europa (Madrid) (1965) * Premio Ciudad de Palma de Teatro. * Premio Nueva España, de México (novela). * Premio Ciudad de Barcelona de Poesía castellana. * Premio de la Junta de Castilla y León de las Letras. * Doctor Honoris Causa de la Universidad de León (1991) * Académico de Honor de la Institución "Fernán González" Burgos. * Presidente de Honor del Instituto de Estudios Cidianos de Burgos. * Miembro de la Academia Castellano-Leonesa de Poesía. * Medalla de Oro de la Cámara Oficial de Comercio de León. * Medalla de oro de Arte (Santander). * Cronista Oficial de la Ciudad de León. * Hijo adoptivo de León y de Villafranca del Bierzo. * Leonés del año (1992) * Juglar de Honor de Fontiveros. * Premio Castilla León de las Letras (1994) * Premio León Felipe de Poesía (junto a Eugenio de Nora) (1998) * Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (2007) * Premio Gil de Biedma de Poesía, de la Diputacion Provincial de Segovia (2008) * Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2008) Bibliografía * Martínez Fernández, José Enrique. Victoriano Crémer. El hombre y el escritor. León: Ayuntamiento de León, 1991. Referencias http://es.wikipedia.org/wiki/Victoriano_Cr%C3%A9mer

Diego de Torres y Villarroel

Diego de Torres Villarroel (Salamanca, 1693 - id., 1770). Escritor y poeta español cuya obra desarrolló el género autobiográfico como forma novelística. Hijo de un librero, estudió gramática latina con el humanista don Juan González de Dios. Hacia los quince años obtuvo en un concurso público una beca para el Colegio Trilingüe, donde permaneció de 1709 a 1713, con muy poco provecho intelectual, y entregado más bien a la satisfacción de sus instintos anárquicos. Abandonados los estudios, que hubieran resultado fundamentales para su formación humanística, se dedicó a lecturas de todo género, sin plan determinado alguno; mientras tanto, continuaba su vida de ocio y desorden. Deseoso de libertad, huyó en 1713 a Portugal, y después de haberse hecho pasar por médico en Coimbra, actuó, sucesivamente, como bailarín, guitarrista, titiritero y militar. Desertor, ingresó en una cuadrilla de toreros, y volvió con ellos a la patria. De nuevo en el seno de la familia, se dedicó al estudio de las matemáticas y la física, siquiera todavía sin un método ordenado, y compuso pronósticos o almanaques, publicados anualmente bajo el seudónimo de "El Gran Piscator Salmantino”. En 1715, y para disfrutar de los beneficios de una capellanía, recibió el subdiaconado. Luego trabajó como bordador en Madrid; más tarde actuó en calidad de exorcista de espíritus y brujas, y complicó en sus embrollos, entre otros, a la condesa de Arcos, que le tuvo en su casa durante dos años. Participó en concursos públicos, fue encarcelado, absuelto y nombrado vicerrector. Y, finalmente, obtuvo en 1726 la cátedra de matemáticas de la Universidad salmantina. En 1745, a los cincuenta y dos años, fue ordenado sacerdote. Vivió de preferencia en Salamanca y Madrid, y estuvo protegido por los duques de Alba, de quienes llegó a ser administrador, y bajo cuyo amparo permaneció hasta el fin de sus días. Su admiración por Francisco de Quevedo fue un hecho de gran relevancia que influyó en su obra literaria y en la visión crítica y satírica de la sociedad de su tiempo. Si bien en Ocios políticos en poesías de varios metros (1726) ya dio muestras de su talento para la burla, en Sueños morales (1727 y 1728), basada en los Sueños de Quevedo y subtitulada Visiones y visitas de Torres con Francisco de Quevedo, satirizó con crudeza a sus contemporáneos. En esta obra, que algunos consideran su creación más importante, asumió el protagonismo personal y, valiéndose de un estilo expresionista brillante y hasta excesivo en la descripción de los personajes, trascendió el mero retrato humorístico para mostrar la repugnancia que le producían ciertas costumbres y comportamientos. No había en él intención de ser fiel a la realidad en tales descripciones, sino de configurar una visión del mundo a partir de la forma distorsionada del sujeto que tomaba como referencia. Sin mayores novedades estilísticas ni conceptuales publicó en 1743 La barca de Aqueronte, una sátira contra médicos, abogados, jueces, mujeres, nobles, académicos, etc., que escribió en 1731. Todos los elementos y propósitos trazados en sus Sueños morales se desarrollaron con maestría en Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor Diego de Torres Villarroel (1743-1758). En esta obra el "famosísimo tunante" enlazó con la tradición picaresca para hacer del género autobiográfico, a diferencia de muchos de sus contemporáneos que lo practicaron, una biografía, o acaso deba decirse una radiografía, de una clase social emergente en el siglo XVIII, la burguesía, a la que, en cierto modo, él pertenecía. Al menos su mentalidad era burguesa en la medida en que, coincidiendo con los burgueses, daba a su producción literaria un sentido utilitario, publicando sus obras "con el beneficio de la suscripción". Incluso en el prólogo no dudaba en reconocer con cierto cinismo que el propósito último de escribir y publicar libros era económico: "Tú dirás que Torres ha hecho negocio en burlarse de sí mismo y yo diré que tienes razón como soy cristiano". Es desde esta perspectiva burguesa y merced a un cuidadoso estilo y novedosos recursos técnicos que la autobiografía deviene género novelesco en Torres Villarroel. Dividida en seis partes o "trozos", correspondientes a otros tantos decenios de la vida del escritor, la Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor Diego de Torres Villarroel pone de manifiesto una personalidad original y extravagante que, aunque refleje su vida en los espejos deformantes de la novela picaresca, tiene en parte una base real más allá de modas o tradiciones literarias. Investigaciones de documentos atestiguan que, en efecto, la obra es una auténtica biografía encajada dentro de la pauta de las novelas picarescas. Los tres primeros libros narran especialmente las aventuras de un típico "pícaro" que, tras una infancia turbulenta e inquieta y empujado por un indomable temperamento aventurero, abandona hogar y estudios y huye a Portugal para vivir una vida de vagabundo, como criado de un ermitaño, bailarín, tocador de guitarra, soldado, médico y torero. Los libros siguientes refieren sus desordenados estudios de autodidacta, la vida errante del estudiante ingenioso, sus éxitos como autor de almanaques astrológicos y, finalmente, la carrera de profesor de matemáticas en la Universidad y su vida de sacerdote. Aunque el autor muestre su gusto por la exageración y la sátira, y por las diatribas contra la cultura o, mejor dicho, contra la incultura de la época, adquieren notable relieve las bufonerías de la desvergüenza, un sarcasmo a lo Quevedo que no sólo se hace patente en el violento hipérbaton y en el placer por lo crudo y lo grotesco, sino también en la misma creación de las palabras, y que acusa el influjo de la prosa barroca de los Sueños de Quevedo. El último libro más bien tiene el carácter de un conjunto de rápidos apuntes que de una ordenada autobiografía. A pesar de su deformación grotesca, la Vida de Diego de Torres Villarroel es una obra sincera y, aparte ser un documento vivo sobre una personalidad y sobre una época, es una de las manifestaciones más significativas de la literatura española del siglo XVIII, en cuanto sella, con la extinción de la picaresca, toda una tradición narrativa y moral. La moderna revalorización de la obra de Torres Villarroel dio lugar a un análisis más atento de su producción poética, en la que, como en la casi desconocida Conquista de Nápoles, asumió con naturalidad las influencias conceptistas y las culteranas para definir su personal estilo. Entre las numerosas obras restantes que escribió en los intervalos de sus aventuras cabe mencionar Sacudimiento de mentecatos habidos y por haber (1726), Los desahuciados del mundo y de la gloria (1736-1737), Juguetes de Talía (1738), Anatomía de lo visible y de lo invisible en ambas esferas (1738), Vida natural y católica (1743), El ermitaño y Torres (1752), Recetas de Torres, añadidas a los remedios de cualquier fortuna, El gallo español, Vida de la venerable madre Gregoria de Santa Teresa y numerosos tomos de Pronósticos, en los cuales predijo la muerte de Luis I, el motín madrileño contra Esquilache o la Revolución francesa. Referencias Biografías y Vidas - www.biografiasyvidas.com/biografia/t/torres_y_villarroel.htm

Bernardo de Balbuena

Bernardo de Balbuena (Valdepeñas (Toledo), 20 de noviembre de 1562 - San Juan de Puerto Rico, 11 de octubre de 1627) fue un eclesiástico y poeta español, que en 1619 ocupó la cátedra de Puerto Rico. Nació en Valdepeñas —actualmente provincia de Ciudad Real— como hijo ilegítimo o bastardo de un indiano (emigrante español en América). Su padre, con propiedades en Nueva Galicia, regresó allá en 1564. Balbuena se quedó en España con su madre y en 1584 pidió licencia para viajar a México, donde llega con 22 años, vive con su padre algún tiempo y se ordena sacerdote. Esta larga separación de su padre se trasparenta en el tema de la orfandad, principal hilo narrativo de la leyenda de Bernardo del Carpio que habrá de narrar años más tarde en su gran poema de épica culta El Bernardo del Carpio o Victoria de Roncesvalles. En 1585 gana un concurso poético y se instala en Guadalajara; vuelve a ganar otro concurso en 1590, y en 1592 es nombrado capellán de la Real Audiencia de Guadalajara, donde empieza su gran poema El Bernardo, terminado diez años después. Balbuena vive largo tiempo en el reino de Nueva Galicia (lo que ahora serían los estados mexicanos de Jalisco y Nayarit), y reside en un pequeño y aislado pueblo cercano a Compostela, San Pedro Lagunillas. Ya de España traía Balbuena un buen bagaje cultural y, como señala José Rojas Garcidueñas, había preparado con mucha antelación y muy ambiciosamente su carrera eclesiástica. En 1593 escribe la Grandeza mexicana, amplio poema en tercetos encadenados en elogio de la capital del virreinato. El libro aparece en 1604, dedicado a Doña Isabel de Tobar y Guzmán. Pero Balbuena tiene ambiciones y viaja en 1606 a Madrid para ya no volver a México, aunque siempre tendrá recuerdos para la tierra donde pasó largos años. Así, aunque vive brevemente en Madrid y se doctora en teología por la universidad menor de Sigüenza en 1607, publica en 1608 su novela pastoril Siglo de Oro en las Selvas de Erífile, en la figura un pequeño elogio de México, y que sale en dos ediciones, una de ellas con prólogo del dramaturgo Antonio Mira de Amescua, que, aparte de elogiar la obra, aprovecha para hacer un profundo análisis del género. El libro está escrito en una prosa poética excelente, salpicada de églogas y sonetos que no desmerecerían al mismo Garcilaso y que el poeta había compuesto antes; sin embargo, apenas tiene excusa argumental y supone una vuelta a los modelos italianos del género, cuando ya la novela pastoril se había castellanizado merced a la obra de Gaspar Gil Polo. Empieza a verse en esta obra que el talento descriptivo (ut pictura poesis) es el fuerte como poeta de Balbuena, quien recurre con frecuencia a la hipotiposis y a la écfrasis. En 1608 logra Balbuena que lo nombren abad de Jamaica, donde llega en 1610. Su intento por convertir Jamaica en obispado fracasa, pero en 1623 es nombrado obispo de Puerto Rico. a donde llega en 1626. Escribe un informe sobre la isla, donde entre otras cosas se escandaliza por el grado de incesto que encuentra en ella; antes había sido durante dos años provincial de Santo Domingo. El Bernardo, escrito como ya se ha visto entre 1592 y 1602, y que intentó publicar en España con anterioridad, aparece al fin en Madrid en 1624. Una incursión del pirata holandés Balduino Enrico destruye su casa y biblioteca en la capital de la isla, San Juan, con lo cual se perdió gran parte de sus obras, por ejemplo, La alteza de Laura y otro poema épico, El divino Cristiados. Muere Balbuena en San Juan en 1627, el mismo año que Luis de Góngora. Su idea de la poesía se conoce a través de la Introducción del Bernardo y el Compendio apologético en alabanza de la poesía, un erúdito tratado de poética que sostiene una concepción casi parnasiana de la belleza formal. El Bernardo o Victoria de Roncesvalles Largo y complejísimo poema de épica culta, especie de libro de caballerías en verso, El Bernardo o Victoria de Roncesvalles consta de 24 libros. Consiste en 40.000 versos de pulida factura en octavas reales, inundados de una imaginación exuberante, sobre todo hacia el principio de la obra. Se inspira sólo en parte en la leyenda del héroe épico medieval Bernardo del Carpio (es en el libro XXIV donde narra la batalla de Roncesvalles), y la contamina con todo tipo de materiales aledaños: alegorías (al final de cada uno de los libros), moralidades, historia, religión, cronologías, genealogías reales e inventadas y episodios mitológicos, fantásticos y maravillosos, en medio de una imaginería deslumbrante y un aunténtico frenesí descriptivo. El verso está tallado en busca de una suma perfección, como el mismo autor declara en su prólogo, y como tal hay que considerarlo el culmen de la épica culta barroca española, de la misma manera que La Araucana es el culmen de la épica culta renacentista, si bien es verdad que también se advierte la influencia de este estilo. Fue alabado por Voltaire y Chateaubriand. Referencias Wikipedia—https://es.wikipedia.org/wiki/Bernardo_de_Balbuena

Carlos Marzal

Carlos Marzal, llamado en realidad Carlos Navarro Marzal (Valencia, 1961) es uno de los principales representantes de la poesía de la experiencia, que dominó la lírica española en los años 80 y 90. Numerosos críticos incluyen también en este grupo la obra de autores como Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes o Vicente Gallego. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia, durante sus diez años de existencia codirigió Quites, revista de literatura y toros. La obra poética de Marzal alcanza su punto de mayor éxito con la publicación de Metales pesados, poemario que tras su publicación consigue los premios Nacional de Poesía y de la Crítica. El año 2003 obtuvo el Premio Antonio Machado de Poesía y en 2004 el XVI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe por su obra Fuera de mí. Ha debutado en la narrativa con la novela Los reinos de la casualidad (Tusquets, 2005), considerada como la mejor novela del año por el suplemento El Cultural del periódico El Mundo. Ha traducido del valenciano la obra poética de Enric Sòria Andén de cercanías (Pre-Textos, 1995). Publicaciones Poesía * El último de la fiesta (Renacimiento, 1987) * La vida de frontera (Renacimiento, 1991) * Los países nocturnos (Tusquets, 1996) * Poemas, Universidad de las Islas Baleares, 1997 * Metales pesados (Tusquets, 2001). * Poesía a contratiempo (antología a cargo de Andrés Neuman; Maillot Amarillo, 2002). * Sin porqué ni adónde (antología a cargo de Francisco Díaz de Castro; Renacimiento, 2003). * Fuera de mí (XVI Premio de Poesía Fundación Loewe; Visor, 2004). * El corazón perplejo (poesía completa; Tusquets, 2005). * Ánima mía, Barcelona, Tusquets, 2009 * Los otros de uno mismo, Universidad de Valladolid, 2009 Narrativa * Los reinos de la casualidad (Tusquets, 2005). * Con un poco de suerte, Diputación Provincial de Málaga, 2006 * Los pobres desgraciados hijos de perra , Tusquets, 2011 (finalista del premio Setenil). Ensayo * con Fernando Manso, Manso: fenomenología de la niebla, Mecenazgo Interartístico Arte Veintiuno, 2006 * El cuaderno del polizón, Pre-Textos, 2007. * Electrones (aforismos), Granada, Cuadernos del Vigía, 2007 * Heptálogo para jóvenes poetas, Centro de Profesores y Recursos de Cuenca, 2009 * Sebastián Nicolau: de lo tangible y lo intangible, Valencia, Fundación Bancaja, 2010 Premios * Premio de la Crítica de poesía castellana (2001) * Premio Nacional de Poesía (España) (2002) * Premio de Poesía Antonio Machado (2003) * XVI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe (2004) Referencias Wikipedia—https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Marzal

Julio Alonso Llamazares

«La poesía de Julio Llamazares es naturaleza, sueño y recuerdo» Julio Alonso Llamazares es un escritor y periodista español que nació en el desaparecido pueblo leonés de Vegamián el 28 de marzo de 1955, donde su padre Nemesio Alonso trabajaba como maestro nacional poco antes de que la localidad quedase inundada por el embalse del Porma. Aunque nació accidentalmente en Vegamián, su familia procede del pueblo leonés de Mata de la Bérbula (también llamada La Matica), ubicado en la cuenca del río Curueño y cuya descripción está recogida en su libro de viajes El río del olvido. Tras la destrucción del pueblo de Vegamián se muda con su familia al pueblo de Olleros de Sabero, en la cuenca carbonífera de Sabero. La infancia en ambos pueblos marca, en adelante, parte de su obra. Licenciado en Derecho, abandonó el ejercicio de la profesión para dedicarse al periodismo escrito, radiofónico y televisivo en Madrid, donde reside actualmente. En 1983 comenzó a escribir Luna de lobos, su primera novela (1985), y en 1988 publicó La lluvia amarilla. Ambas fueron finalistas al Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa. Otra obra suya es Escenas de cine mudo, de 1994. Géneros en su obra: La literatura de viajes: El río del olvido (1990. Es la narración del viaje que había realizado a pie por la ribera del Curueño durante el verano de 1981), Trás-os-montes (1998) y Cuaderno del Duero (1999. Crónica del viaje a lo largo de las provincias que recorre el río y que nunca concluyó). El ensayo: El entierro de Genarín (1981) y Los viajeros de Madrid, (1998) El artículo periodístico: algunos recogidos en libros como En Babia (1991) y Nadie escucha (1993), donde ha demostrado que “el periodismo es otra faceta de la literatura, también forma parte del afán de contar”. La obra de Julio Llamazares se caracteriza por su intimismo, el uso de un lenguaje preciso y el exquisito cuidado en las descripciones. Un claro ejemplo es su obra El cielo de Madrid, publicada en el año 2005. Julio Llamazares afirma que su visión de la realidad es poética. Su forma de escribir está muy pegada a la tierra, podríamos decir que es un escritor romántico en el sentido original, que es el de la conciencia de escisión del hombre con la naturaleza, de la pérdida de una edad de oro ficticia porque nunca ha existido. OBRAS Narrativa * Luna de lobos (1985), novela * La lluvia amarilla (1988), novela * Escenas de cine mudo (1994), novela * En mitad de ninguna parte (1995), relatos * Tres historias verdaderas (1998), relatos * El cielo de Madrid (2005), novela * Tanta pasión para nada (2011), relatos * Las lágrimas de San Lorenzo (2013), novela. Finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León. Poesía * La lentitud de los bueyes (1979) * Memoria de la nieve (1982) Ensayo * El entierro de Genarín: Evangelio apócrifo del último heterodoxo español (1981). * En Babia (1991), artículos de prensa * En mitad de ninguna parte (1995), artículos de prensa * Nadie escucha (1997), artículos de prensa * Los viajeros de Madrid (1998), artículos de prensa * Modernos y elegantes (2006), artículos de prensa * Entre perro y lobo (2008), artículos de prensa * Viajes * El río del olvido (1990) * Trás-os-montes (1998) * Cuaderno del Duero (1999) * Las rosas de piedra (2008) * Guiones cinematográficos * Retrato de un bañista (1984) * Luna de lobos (1987) * El techo del mundo (1995) * Flores de otro mundo (1999) Antologías * Antología y voz: El búho viajero (2007) Premios * 1978: Premio Antonio González de Lama. * 1982: Premio Jorge Guillén. * 1983: Premio Ícaro. * 1986: Finalista Premio Nacional de Literatura. * 1988: Libro de Oro de la CEGAL. * 1989: Finalista Premio Nacional de Literatura. * 1992: Premio de Periodismo El Correo Español-El pueblo vasco. * 1993: Premio Nonino. * 1994: Premio Cardo D´Oro. * 1999: Premio de la Semana Internacional de la Crítica en el Festival Internacional de Cannes. Referencias Wikipedia—http://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Llamazares

Vicente García de la Huerta

Vicente Antonio García de la Huerta (* Zafra, provincia de Badajoz, España, 9 de marzo de 1734 - † Madrid, España, 12 de marzo de 1787) fue un poeta y dramaturgo español, hermano del sacerdote y también escritor Pedro García de la Huerta. En Madrid, pronto llamó la atención por su arrogancia y su belleza y al final de su vida dirigió la Biblioteca Nacional, pero lo despidieron porque sus enemigos levantaron sospechas sobre él. La publicación de colección insatisfactoria de ensayos titulada Theatro Hespañol (1785-1786) le supuso severas críticas, que afectaron a su raciocinio. Murió en Madrid, sin llevar a cabo su afán de reavivar el drama nacional. Su Agamemnon vengado proviene de Sófocles, traducido de Voltaire, y su Raquel, es clásica en formato. Su niñez transcurrió en Zamora; inició sus estudios en la Universidad de Salamanca, en ¿1747?. En 1757 se instaló en Madrid como archivero del Duque de Alba; este le consiguió además el puesto de oficial primero de la Real Biblioteca. Se casó con Gertrudis Carrera y Larrea. Bajo la protección del duque de Alba, ingresó en la Academia Española, de la Historia y en la de San Fernando. Con motivo de la entrada en Madrid de Carlos III, le encomendaron la redacción de los epitafios e inscripciones de los arcos triunfales. Después del Motín de Madrid de 1766, conocido también como Motín de esquilache, huyó a París donde fue espiado por miembros de la embajada española y su correspondencia interceptada. En París estuvo desde la primavera de 1766. Y al volver a España fue sospechoso de actuar contra el gobierno y fue desterrado al peñón de Vélez de la Gomera; conmutado el destierro por otro en Granada. Resentido por el ostracismo, regresa a Madrid en 1777, pero el ambiente literario y social de la corte estaba muy cambiado. Sin embargo pudo ver representada su obra más conocida la tragedia Raquel, considerada por algunos como la mejor muestra de tragedia neoclásica española. Por otra parte, editó una antología del teatro clásico español barroco en 16 volúmenes, Theatro Hespañol (sic) (1785-1786), en la cual no incluyó la obra de Lope de Vega, fundador de ese teatro, y de todos sus discípulos, Tirso de Molina, Juan Ruiz de Alarcón, Guillén de Castro, Antonio Mira de Amescua, Luis Vélez de Guevara y Juan Pérez de Montalbán, mientras que privilegia, coincidiendo con el gusto popular, a Pedro Calderón de la Barca y a toda su escuela. Dicha exclusión al igual que la actitud despreciativa hacia Cervantes, a quien motejó de envidioso, supuso al autor que los diez últimos años de su vida fueran amargados por polémicas con otros escritores: Tomás de Iriarte (una décima y un epitafio), Samaniego (Continuación a las memorias críticas de Cosme Damián), Juan Pablo Forner (Reflexiones sobre la lección crítica, Fe de erratas al prólogo del Theatro Hespañol y soneto El ídolo del vulgo), Leandro Fernández de Moratín con su poema de épica burlesca Huerteida e incluso Melchor Gaspar de Jovellanos, que llegó a escribir la Relación del caballero Antioro de Arcadia, una sátira contra él. El poeta reaccionó de manera típicamente airada y orgullosa, contra Samaniego y Forner sobre todo. Su poesía está recogida fundamentalmente en dos publicaciones: Obras poéticas, en dos tomos (1778-1779) y Poesías (Segunda edición aumentada, 1786). Es autor, también, de varios poemas que se publicaron sueltos, como el Endimión (1755). La calidad de su obra poética ha sido reivindicada recientemente por el crítico Miguel-Angel Lama. Escribió también una Biblioteca Militar Española (1760 y reeditada en 2001 visible en librosalcana.com). Obras dramáticas menores Tres tragedias y una comedia pastoril forman la totalidad de la obra dramática conservada de Vicente García de la Huerta. La comedia pastoril Lisi desdeñosa, aún inédita, fue descubierta por Juan Antonio Ríos Carratalá. Las tragedias forman la parte más importante de la producción dramática de Huerta. Raquel fue publicada por vez primera en el tomo I de las Obras poéticas de 1778, y Agamenón vengado en el tomo II de esa misma colección en 1779. La fe triunfante del amor y cetro» apareció suelta, precedida de un prólogo de su autor, en Madrid, el año 1784. La fe triunfante del amor y cetro o Xaira es simplemente mencionada por la crítica como la traducción de Zaïre (1732) de Voltaire, pero Huerta, como él mismo apunta en el prólogo a su edición, reelabora una traducción anterior publicada anónima en Barcelona y reimpresa en esa misma ciudad en 1782. Agamenón vengado es una reelaboración de la versión de la Electra de Sófocles realizada en el siglo XVI por Fernán Pérez de Oliva con el título de La venganza de Agamenón. Huerta conoció el original de Pérez de Oliva incluido por José López Sedano en el tomo sexto de su Parnaso español. Colección de poesías escogidas de los más célebres poetas castellanos (Madrid: Sancha, 1772). Raquel En el año 1778 se sitúa el estreno en Madrid de Raquel. Su composición puede ser anterior, quizá en 1776, y se representó durante el exilio del autor en Orán. Es la primera de las tragedias salidas de la pluma de Vicente García de la Huerta. Aparece en el momento de consolidación de la tragedia neoclásica española como género. Es una de las obras que contribuye decisivamente a esa consolidación. En la capital de España, Raquel obtuvo un éxito absoluto, se escenificó en el Teatro del Príncipe durante cinco días. Fue un texto de gran aceptación, como lo prueba el hecho de que poco antes de imprimirse ya circulasen muchas copias manuscritas de ella. La obra relata los amores del rey Alfonso VIII con una judía de Toledo, Raquel, famosa por su hermosura y por su ambición de poder, que provocan el desorden político y, consiguientemente, el disgusto y malestar de todos por la pérdida de autoridad del monarca. Asistimos a la sublevación popular ante el catastrófico estado en que se ve sumido el reino. Los nobles y el pueblo se unen en contra de Raquel y en defensa de su soberano. El final se resuelve con la muerte de la hermosa judía durante la ausencia del rey a manos de su consejero Rubén, consejero que es ajusticiado por el monarca cuando se produce su regreso a la corte. Se escenifica en Raquel una historia que había tenido ya amplio tratamiento en el teatro español precedente desde Lope de Vega, en su obra Las paces de los reyes y judía de Toledo, de 1617. El asunto fue retomado por Antonio Mira de Amescua en su obra La desgraciada Raquel (1625); por Juan Bautista Diamante en La judía de Toledo, publicada en 1667 (según algunos críticos, esta obra no es sino la pieza de Mira de Amescua, cambiada de título, que sufre unas correcciones debidas a la censura y que fue indebidamente atribuida en la impresión a un autor incorrecto); por Pedro Francisco Lanini Sagrado en El rey don Alfonso el Bueno (1675), y en La batalla de las Navas y rey don Alfonso el Bueno (1675). Vicente García de la Huerta toma en particular consideración el texto atribuido a Juan Bautista Diamante, muy representado en la última parte del siglo XVII y durante todo el XVIII, especialmente en su primera mitad, y el poema de Luis Ulloa de Pereira titulado Raquel, para componer su propia creación. Otorga un carácter político a su tragedia, al ponerla en relación con los sucesos acaecidos en marzo de 1766, con el motín de Esquilache. Los principios básicos defendidos en las poéticas y preceptivas neoclásicas son escrupulosamente respetados. Así, la norma de las unidades, lugar, tiempo y acción. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Vicente_Antonio_García_de_la_Huerta

Lupercio Leonardo de Argensola

Lupercio Leonardo de Argensola (Barbastro (Huesca), 14 de diciembre de 1559 - Nápoles, 1613) fue un poeta, historiador y dramaturgo español. Destaca por su obra poética, de corte clasicista, y por ser uno de los iniciadores del teatro clásico español, adscribiéndose a la escuela renacentista de fines del siglo XVI, con sus dos tragedias conservadas Isabela y Alejandra, escritas en su juventud. Su poesía fue reunida y publicada por su hijo Gabriel junto con las de su hermano, el también poeta, Bartolomé, con el título de Rimas. Cronista del Reino de Aragón, publicó obras sobre las Alteraciones de Zaragoza y continuó la labor de los Anales de la Corona de Aragón, con adiciones a dicha obra, escrita por Jerónimo Zurita. Cursó estudios de Filosofía y de Jurisprudencia en Huesca y de Retórica e Historia en Zaragoza con Andrés Scoto y, finalizados éstos, se trasladó a Madrid, donde concurrió a academias poéticas y adoptó el seudónimo de «Bárbaro», jugando con el nombre de Mariana Bárbara de Albión, con quien se casó en 1587. Durante su estancia en Madrid, ocupó diversos cargos públicos, entre ellos, la secretaría de Fernando de Aragón y Gurrea, quinto duque de Villahermosa y a la muerte de este, la de la emperatriz María de Austria. Fue nombrado Cronista mayor del Reino de Aragón en 1599, cargo que ocuparía hasta su muerte. A la muerte de la emperatriz en 1603, abandona la corte para marchar a residir a su quinta de Monzalbarba, un pueblo de los alrededores de Zaragoza. En 1610, al ser nombrado el conde de Lemos virrey de Nápoles, marchó con él como secretario, cargo en el que fue sucedido por su hijo Gabriel. Allí fue uno de los principales impulsores de la Academia de los Ociosos; sin embargo una repentina enfermedad le provocó la muerte. Amante de los clásicos, como su hermano Bartolomé, admiró sobre todo a los poetas Horacio y Marcial. Su lírica se caracteriza por su raigambre clasicista y un carácter moralizante. Escribió sonetos, tercetos, canciones, epístolas y sátiras. Sus obras poéticas (cuyos manuscritos —según cuenta su hermano— quemó el propio Leonardo) fueron recogidas por su hijo y publicadas en 1634 junto con las de Bartolomé con el título de Rimas de Lupercio y del doctor Bartolomé Leonardo de Argensola. Compuso también las tragedias Filis (que no se ha conservado), Alejandra e Isabela, que fueron elogiadas por Cervantes (Quijote, I, XLVIII), que datan aproximadamente de 1580. Consideraba inmorales las comedias de la época. Para él la poesía debía ser vehículo de la Filosofía Moral. Como cronista escribió una Información de los sucesos de Aragón en 1590 y 1591, documento histórico basado en los disturbios ocurridos con motivo de haberse refugiado Antonio Pérez en Aragón. Obra poética Los temas de su poesía están presididos por la preocupación por la decadencia y el paso del tiempo, aunque para combatirlo recurre a un pensamiento fundamentalmente estoico que se puede observar incluso en su poesía amorosa, siempre exenta de sensualismo, como los que comienzan «Dentro quiero vivir de mi fortuna», o el titulado «AL SUEÑO», que comienza con el verso «Imagen espantosa de la muerte». Sin embargo, la tradición petrarquista del siglo XVI le lleva a tratar el amor desde un punto de vista neoplatónico o satírico a modo de ejercicios de estilo. Sin embargo, en las canciones, el tono horaciano eleva frecuentemente el tono. De gran perfección clásica es el soneto «La vida en el campo» donde se aprecia el tono neoestoico y se trata el tema del Beatus ille de Horacio. También mostró un gran dominio de la poesía satírica, teniendo entre sus modelos a Persio, Juvenal y sobre todo, al bilbilitano Marcial. La «Epístola a don Juan de Albión» (1582), es una alabanza de la aurea mediocritas que pasa revista crítica a distintos tipos de la sociedad barroca. Utiliza en su justa medida el lenguaje coloquial y el dicho popular; en sus propias declaraciones afirma escribir sátiras generales contra vicios, no contra personas. Un ejemplo de soneto satírico lo tenemos en el que comienza «Esos cabellos en tu frente enjertos», contra la engañosa juventud hipócrita, habitual entre los temas del desengaño barroco. Compuso también poesía religiosa y de circunstancias, que no albergan mayor interés, salvo los tercetos de la «Descripción de Aranjuez», que fueron admirados por Azorín. Tradujo también seis odas de Horacio de modo ejemplar. Lope de Vega dijo de los Argensola: Parece que vinieron a Aragón a reformar en nuestros poemas la lengua castellana, que padece por novedad frases horribles, con que más se confunde que se ilustra. Lope de Vega Teatro A la primera mitad de la década de 1580, Lupercio Leonardo de Argensola escribe tres tragedias, Filis, Isabela y Alejandra, de las que la primera no ha llegado a nuestros días. Se trata de tragedias cristianas, de carácter moralizador, cuyos modelos son griegos. Se hallan divididas en cuatro actos pero carecen de coro y de respeto a las unidades neoaristotélicas de tiempo, lugar y acción. Además Lupercio usa de la polimetría y, en general, remiten a la escuela dramática valenciana de fines del siglo XVI.3 La tragedia Isabela sitúa la acción en la Saraqusta del siglo XI, y dramatiza las persecuciones de los mozárabes por parte del rey moro Alboacén, que remiten, a su vez, a las de Daciano a Santa Engracia y a los «innumerables mártires» de Zaragoza del siglo IV. Se ha pensado que la obra es una denuncia del integrismo religioso y la persecución y expulsión de los moriscos de la época contemporánea a Lupercio. La Alejandra se sitúa en el antiguo Egipto, y critica la vida de la corte, en consonancia con el tópico del «menosprecio de corte». Sobre sus tragedias, Aurora Egido plantea la tesis de que Lupercio muestra cómo el mal gobierno de los reyes «conduce a su propia desgracia y a la de todos sus súbditos, incluidos los inocentes».4 Se trata de un teatro de buena factura en el lenguaje y los diálogos, que usan una variada polimetría, aunque carecen de la vigorosa acción dramática de las de Lope de Vega, anteponiendo el relato de los hechos y el debate de ideas, a las acciones. Aunque Cervantes indica que fueron admiradas por el pueblo de Madrid en su representación, siendo además modélicas en su respeto a los preceptos aristotélicos, solo se sabe con seguridad que Isabela fue representada en Zaragoza entre 1579 y 1581 con éxito de público. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Lupercio_Leonardo_de_Argensola

Juan de Mena

Juan de Mena (Córdoba, 1411 - Torrelaguna (Madrid), 1456), poeta español perteneciente a la escuela alegórico-dantesca del prerrenacimiento español y conocido sobre todo por su obra Laberinto de Fortuna. Vida y obras La ausencia de documentación sobre sus padres hace sospechar que tuviera origen judeoconverso. Parece ser que fue nieto del señor de Almenara Ruy Fernández de Peñalosa e hijo de Pedrarias, regidor o jurado de Córdoba, y quedó huérfano muy pronto. Tras iniciar estudios en su ciudad natal, los continuó en la Universidad de Salamanca (1434), donde obtuvo el grado de maestro en Artes. Allí entró en contacto con el cardenal Torquemada, en cuyo séquito viajó a Florencia en 1441 y después a Roma. En 1443, de regreso a Castilla, entró al servicio de Juan II como secretario de cartas latinas, cargo que compatibilizó con su oficio de veinticuatro (regidor) de la ciudad de Córdoba. Un año más tarde el monarca le nombró cronista oficial del reino, aunque su paternidad sobre la Crónica de Juan II ha sido cuestionada. A este monarca dedicó su obra más famosa, Laberinto de Fortuna, poema alegórico cargado de erudición al estilo de Dante Alighieri, con influencias de Lucano y Virgilio, en verso dodecasílabo y casi trescientas coplas de arte mayor, caracterizado por el uso de un lenguaje latinizante e hiperculto muy influido por la retórica latina y la versificación galaicoportuguesa. El tema de este gran poema es el papel de la Providencia en la vida humana y el destino nacional de Castilla. Se cuenta allí cómo el poeta es arrebatado por el carro de Belona y depositado en una gran llanura, donde se yergue el palacio de la diosa Fortuna, en cuyo interior hay "muy grandes tres ruedas": dos quietas, que simbolizan el pasado y el futuro, y otra en continuo movimiento, que representa el presente. Cada una se divide en siete círculos, que corresponden a las órbitas de los siete planetas conocidos entonces, donde el autor ubica a diversos personajes: de la Antigüedad o contemporáneos. En 1499 se publicó Las cincuenta o Coronación del marqués de Santillana, poema muy famoso y divulgado en su época, habida cuenta de los manuscritos que se han conservado de él. Por otra parte, intentó combinar la tradición alegórico-dantesca con la lírica cancioneril en el Claroscuro, compuesto en estrofas de arte mayor y menor. En las Coplas de los siete pecados capitales Mena utiliza un lenguaje más llano, pero dejó la obra inconclusa y otros autores la continuaron. Alonso de Cartagena lo describe como pálido y enfermizo, consagrado al estudio y gran trabajador, obsesionado con la poesía: Traes magrescidas las carnes por las grandes vigilias tras el libro, el rostro pálido, gastado del estudio, mas no roto y rcosido de encuentros de lanza. Y Juan de Lucena pone en boca del poeta la gran afición u obsesión que este encontraba en su oficio: Muchas veces me juró por su fe que de tanta delectación componiendo algunas vegadas detenido goza, que, olvidados todos aferes, trascordando el yantar y aun la cena, se piensa estar en la gloria. Mantuvo una gran amistad con el condestable don Álvaro de Luna, cuyo Libro de las claras y virtuosas mujeres prologó, y también con Íñigo López de Mendoza, Marqués Santillana, con quien compartía gustos literarios. Parece asentada con firmeza la hipótesis de que Juan de Mena trabajó en la biblioteca del marqués, así como la sólida relación amistosa que los unió, ya que a la muerte de Mena fue don Íñigo el que costeó los gastos de su funeral, por hallarse el fallecido en posición poco desahogada. Su gran prestigio literario le valió pronto una fama inmensa y en el siglo XVI el Laberinto fue comentado y glosado como un clásico por el humanista Francisco Sánchez de las Brozas, el Brocense. Así, Juan de Valdés, en su Diálogo de la Lengua, afirma: "Pero, porque digamos de todo, digo que, de los que han escrito en metro, dan todos comúnmente la palma a Juan de Mena", si bien le reprocha de forma purista su lenguaje poco castizo: Puso ciertos vocablos, unos que por grosseros se debrían desechar y otros que por muy latinos no se dexan entender de todos, como son rostro jocundo, fondón del polo segundo, cinge toda la sfera, que todo esto pone en una copla, lo qual a mi ver es más scrivir mal latín que buen castellano. Escribió además en prosa el Comentario a la Coronación (1438), glosa de su propio poema en honor al marqués de Santillana, y el Homero romanceado, una versión de la traducción latina de la Iliada de Homero (1442). También se conserva un gran número de poemas de lírica cancioneril reunidos en el Cancionero general de Hernando del Castillo. Contribuyó decisivamente a la creación de un castellano culto, introduciendo numerosos neologismos procedentes del latín. Murió en Torrelaguna, según dicen unos de dolor de costado y, según Gonzalo Fernández de Oviedo en sus Batallas y quincuagenas, a resultas de haber caído y ser arrastrado por una mula. Del suntuoso sepulcro que le mandó construir el Marqués de Santillana no queda nada, aunque Antonio Ponz cuenta en su Viaje de España (1781) que en las gradas del presbiterio de Torrelaguna halló una piedra con esta inscripción en letra gótica: Patria feliz, dicha buena, / escondrijo de la muerte / aquí le cupo por suerte / el poeta Juan de Mena. El Juan de Mena más asequible se encuentra en la lírica cancioneril de tema amoroso que cultivó, compuesta de canciones, decires, juegos de presencia y asuencia y galanteos, ligera, pero llena de gracia: Vuestros ojos, que miraron / con tan discreto mirar, / firieron y no dejaron / en mí nada por matar. O Donde yago en esta cama, / la mayor pena de mí / es pensar cuando partí / de los brazos de mi dama. Sin embargo su estilo posterior se obsesiona con el simbolismo y la erudición. La Iliada en romance, compendio breve de la obra de Homero, de quien fue primer traductor en España, es un poema que está tomado de las Periochae de Ausonio y del segundo Píndaro Febano. La Coronación o Calamideos (1438) es un conjunto de 51 quintillas dobles que desarrollan alegóricamente un argumento en el que Mena es arrebatado al monte Parnaso para contemplar la coronación de su amigo y mecenas el Marqués de Santillana como excelso poeta. De este poema dijo Marcelino Menéndez Pelayo que es " un sermón romado..., seco, realista, inameno, adusto, pero muy castellano". Lo hacen oscuro las descabelladas alusiones a todo lo divino y lo humano y las rimbombancias, hasta el punto que el propio poeta tuvo que añadir un comentario en prosa "literal, alegórico y anagógico" a un poema que, según él mismo, corresponde al género "cómico y satírico". Lo claro oscuro es una composición que mezcla el conceptismo de la lírica candioneril más sutil con la oscuridad más engimática, con lo que se adelantó en siglo y medio a su coterráneo Luis de Góngora. El Laberinto de Fortuna, o Las trezientas, poema dedicado al rey Juan II es su obra maestra. Constó primitivamente de 297 estrofas, todas coplas de arte mayor en dodecasílabos escindidos en hemistiquios isométricos de seis sílabas. Se cree que el monarca deseó que fueran tantas como el número de días del año y juan de Mena, para complacerle, compuso 24 más, sin llegar al fin prometido por haber fallecido; pero el hispanista Raymond Foulché-Delbosc, editor decimonónico del poema, piensa que esas 24, que aparecen en algunas ediciones, que se sumaron a las tres que dicen faltaban a las 300 del manuscrito, constituyen un poema fragmentario independiente posterior que juzga severamente el capricho del monarca compuesto por otro ingenio; un cortesano como Juan de Mena jamás hubiera criticado la decisión de su rey. El Laberinto es un poema alegórico que se inspira en el Paraíso de Dante Alighieri; su verdadero valor no está en el simbolismo, sino en los episodios históricos vigorosamente descritos, donde se muestra un genuino patriotismo reflexivo y una visión de la unidad nacional encarnado en el rey Juan II, que asume el destino providencial de Castilla. El argumento es sencillo: Juan de Mena es arrebatado en el carro de Belona, la diosa guerrera, tirado por dragones y es conducido al palacio de Fortuna. La Providencia, que acude a recibirlo en una nube muy grande y oscura, le muestra la máquina del mundo, formada por "muy grandes tres ruedas", dos inmóviles (futuro y pasado) y una en perpetuo y vertiginoso girar, el presente. En cada rueda hay siete círculos: el de Diana, morada de los castos; el de de Mercurio, de los malvados; el de Venus, lugar donde se castiga el pecado sensual; el de Febo, retiro de los filósofos, oradores, historiadores y poetas; el de Marte, panteón de los héroes muertos por la nación; el de Júpiter, sede de los reyes y príncipes y el de Saturno, solio que ocupan los gobernantes de la república. El ritmo de cuatro acentos del dodecasílabo es poco flexible y monótono, aunque solemne; el estilo muy elaborado, lleno de hipérbaton, cultismos, italianismos, retórica, símbolos y alusiones, pero la verdadera inspiración está presente y las dotes del verdadero poeta relucen pese a todo. Junto a la influencia del Dante, se percibe la de Lucano y la de Virgilio, y hay que reconocer que nadie como juan de Mena dominó tanto el dodecasílabo. Las Coplas contra los siete pecados capitales es la última obra que llegó a componer, y quedó inacabada. Se inspira en los debates medievales sobre ese mismo tema y más remotamente en la Psicomaquia de Prudencio. Gómez Manrique las concluyó y Pero Guillén de Segovia y fray Jerónimo de Olivares añadieron además las disputas de la Gula, la Envidia y la Pereza. Estilo Es el primer poeta castellano que se plantea crear un lenguaje poéticamente elevado, distinto de la lengua vulgar. Como ha demostrado María Rosa Lida de Malkiel, principal estudiosa de los aspectos formales de la lengua y estilo del gran poeta cordobés, el castellano debe a Mena una profunda renovación, dinamizando la sintaxis por medio del hipérbaton e incorporando nuevos elementos y neologismos: para ello toma palabras directamente del latín y sustituye con ellas palabras existentes del lenguaje popular. Así, por ejemplo, vulto por "rostro", exilio por "destierro", poluto por "sucio". Gustaba también de usar esdrújulos (diáfano, sulfúreo) con lo que consigue una peculiar sonoridad. Tal acumulación de recursos expresivos da a la poesía de Mena una forma barroca y recargada, además de un gran sonoridad y fuerza expresiva. Sus innovaciones, introducidas en un idioma todavía rudo, estaban todavía lejos de la madurez que se alcanzaría durante el periodo barroco, pero Mena es sin duda un precedente imprescindible que facilitó las líneas poéticas desarrolladas posteriormente en la literatura castellana y el más destacado poeta que usó el rotundo y solemne dodecasílabo y la copla de arte mayor. Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_Mena

Pablo Picasso

Pablo Ruiz Picasso (Málaga, 25 de octubre de 1881 - Mougins, 8 de abril de 1973) fue un pintor y escultor español, creador, junto con Georges Braque y Juan Gris, del cubismo. Es considerado desde el génesis del siglo XX como uno de los mayores pintores que participaron en muchos movimientos artísticos que se propagaron por el mundo y ejercieron una gran influencia en otros grandes artistas de su tiempo. Laborioso y prolífico, pintó más de dos mil obras, presentes en museos y colecciones de toda Europa y del mundo. Además, abordó otros géneros como el dibujo, el grabado, la ilustración de libros, la escultura, la cerámica y el diseño de escenografía y vestuario para montajes teatrales. En lo político, Picasso se declaraba pacifista y comunista. Fue miembro del Partido Comunista de España y del Partido Comunista Francés hasta su muerte2 el 8 de abril de 1973 en su casa llamada «Notre-Dame-de-Vie»3 4 en Mougins (Francia) a los 91 años. Está enterrado en el parque del castillo de Vauvenargues (Bouches-du-Rhone). Infancia Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz Picasso (según su certificado de nacimiento) o Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Crispiniano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso (según su partida de bautismo),1 a fue el primer hijo de José Ruiz y Blasco y María Picasso López. Nació el 25 de octubre de 1881 en Málaga, España, en el seno de una familia burguesa. Picasso tuvo dos hermanas, Dolores (1884-1958) y Concepción (1887-1895). Su bisabuelo materno, Tommaso Picasso (nacido en 1787), era originario de la localidad de Sori en Génova, Italia, y se trasladó a España alrededor del 1807. Referencias Wikipedia—https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Picasso

Baltasar del Alcázar

Baltasar del Alcázar (Sevilla, 1530 - Ronda, 1606) fue un poeta español del Siglo de Oro. Fue el sexto hijo de don Luis del Alcázar, jurado del cabildo municipal de Sevilla. Se alistó como soldado en las galeras de don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz. Durante un tiempo fue prisionero de los franceses, que lo liberaron poco después. Sirvió en la guarnición del castillo de Jaén, época que recogió en diversos poemas. Cuando ya era un autor renombrado, se casó en 1565 y fue nombrado por el duque de Alcalá, don Fernando Enríquez de Ribera, alcaide del castillo y villa de Los Molares. En 1583 vuelve a Sevilla para convertirse en administrador del conde de Gelves. Ya mayor se fue a vivir con una hija suya a Ronda, donde enfermó del mal de piedra y de gota, muriendo en en 1606 sin haber publicado ninguna de sus poesías. Éstas se conservan gracias a las copias de un solo manuscrito, hoy perdido, que confeccionó el pintor Francisco Pacheco, quién también dibujó el único retrato que se conoce de él. Obras La poesía de Baltasar del Alcázar se distingue por su epicureísmo, cantándose en muchas de sus obras los placeres de la vida, y en especial los relativos a la buena mesa. En su mayor parte sus rimas son de tipo festivo, jocoso, epigramático y burlón. Imita, traduce y se inspira en Marco Valerio Marcial y Horacio. Este carácter alegre y desenfadado le valió el aprecio de sus contemporáneos. Pero también cultivó la lírica amorosa y la religiosa, ésta última con especial sensibilidad. Compuso numerosos sonetos, alguno incluso en la variante del soneto del soneto. Es especialmente recordado por ser el autor de Una cena jocosa. Epigramas * A un giboso de delante * A una mujer escuálida * Constanza * Dios nos guarde * Doña Valentina * El estudiante * Hiere la hermosa Elvira... * Entraron en una danza...(El baile) * Job * La capa * La nariz de Clara * Los ojos de Ana * Salir por pies * Preso de amores * Su modo de vivir en la vejez * Una cena jocosa * Yo acuerdo revelaros un secreto Sonetos * A Cristo * Al amor * Cercada está mi alma de contrarios * Di, rapaz mentiroso Otros * Diálogo entre dos perrillos * Diálogo entre un galán y el eco * Consejos a una viuda Referencias Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Baltasar_del_Alcázar




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