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“Al doblar una esquina”

Recordando a la poeta española Concha Lago por haber experimentado alguna vez la misma sensación.
Y a mi familia, que tan cerca sentí.

Últimamente, o quizás desde hace bastante tiempo, me imagino cosas un tanto extrañas. Por ejemplo pienso, que “al doblar una esquina”
todo puede cambiar.

Es esa sensación de enfrentarme a lo desconocido de manera brusca e inconsciente, aunque sea de esta forma tan sencilla e inusual.

Seguramente nunca pasará nada, y mi vida seguirá siempre lineal. Soy como los folios centrales de un libro que no tiene comienzo ni final, por eso, solo el imaginar que pudiese suceder algo diferente, me estimula.

“Es como atrapar lo inesperado”

Quiero creer que lo que tenga que ocurrir sin dudas ocurrirá, y seguramente
en el momento preciso, pero la duda me condiciona.

Algunos dicen que librarse de las tentaciones es caer en ellas. Otros por el contrario, creen que es mejor sustituirlas por otras más tentadoras.

Pienso que la segunda opción es la más efectiva.

Y yo, casi sin proponérmelo, me creo retos que me hagan saltar de una vez, de esas páginas centrales, en donde se desarrolla mi día a día.

Tengo en contra “el tiempo”

Cada vez lo siento más pequeño.

Es la sensación de enfrentarme a un camino siempre más corto, y esto me hace frágil y vulnerable, además de insegura.

Es por ello, que me propongo de forma inconsciente (o no), dejar mi huella para un futuro...sin mí.

También creo que las cosas que dejan de esconderse ya no pueden dar miedo y enfrentarme a ellas, aunque sea de esta forma un tanto personal, bien vale la pena.

¡Cuántas cosas perdemos por “miedo” a perder!

Siempre, detrás de las ideas deben de haber acciones y voluntades y yo trato que así sea, aunque pocas veces lo consigo.

Cuando pensamos que estamos “demasiado lejos” o “demasiado cerca”, nos quedamos en el mismo lugar. La verdadera distancia solo la puede marcar el corazón y de esto, la vida me ha dado demasiada experiencia.

En estos momentos, mientras escribo estos renglones, tengo a una parte
muy importante de mi familia próxima, tanto, que casi siento los latidos de sus corazones.

La distancia es muy relativa y sé que en pocos días, esta sensación la habré perdido totalmente.

No puedo evitar un sobresalto lleno de soledad que duele.

Es aquello que me corre por las venas y sin embargo no puedo alcanzar.

Es increíble como la proximidad la podemos sentir, al tener el mismo horario, o estar en el mismo continente (aunque sea en otro país).

En mi caso, europa es mi casa y ahora mi familia está aquí, respirando el mismo aire
y viendo todos el mismo cielo.

Esto me llena de sentimientos encontrados, unos de cercanía y otros de un pronto adiós.

Quiero creer en lo imposible, en esas ilusiones tan grandes, que muchas veces nos hacen sentir muy pequeños, como si fuésemos niños dando palmadas al aire para atraparlo.

Por eso, he deseado que “Al doblar una esquina”, me dé de bruces con ellos y pueda surgir  un recuerdo eterno en el tiempo, aunque sea fugaz en el instante.

No pido más.

Posiblemente, este sentimiento tan deseado, me haya hecho expresarme ahora, y no antes o después, no sé...

Me angustia que mi vida transcurra esperando siempre a que “algo” suceda, pero no puedo evitarlo.

El día que todo me dé igual, estaré hundida y sin vuelta atrás.

Hay dos palabras que me llenan totalmente:
—Mamá
—Abuela
¡Al oírlas soy muy, muy feliz!

Esas personitas me han hecho crecer desde que era aún muy joven, y hoy al pasar de los años, colman mi vida de esa ternura dulce que tanto necesito.

Estos pensamientos un poco inesperados, nunca se los he contado a nadie y ahora, sin embargo, los escribo aquí, en estas memorias que tantos pueden leer.

Son reflexiones alocadas y desordenadas, pero están llenas de mí.

Yo me muevo al ritmo del mar y del tiempo, a veces cambiante, a veces subjetivo.

¡Qué extraño comportamiento el mío!

08/14/2018

#Prosa

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