Canta el Jilguero en su vuelo ondulado. Son sus gorjeos tan dulces y animados que deleitan la vida.

Bajo la luna, las gotas de rocío, ¿turban mi sueño?

Mi querida maestra: Eras una y única nuestra, latía en nuestro corazón, la fe de volverte a ver, sin nosotras poder saber,

Hay cosas malas que mucho desconciertan. Mas, lo peor, solo es inevitable cuando ya ha sucedido.

Y yo aún aquí, mientras canta la alondra y nace el día.

El silencio habla y también ensordece cual vulgar ruido. Podemos escucharlo si aprendemos a oír.

La mentira y la verdad, suelen ser o no creíbles. Todo depende del momento en que se digan.

Cuando hablamos con el corazón, la voz acaricia el silencio...

Hoy ¡al fin!, he secado una lágrim… “ la mía”

¡Qué no te mientan...! ¡Qué no todo son rosas! Tampoco espinas.

Los dos jamás podrán brillar unidos. El sol no sabe que para que haya luna, debe irse con la noche.

Enlazadas nuestras tristes manos atravesamos la gran ciudad, sería nuestro último verano para enfrentar la realidad. Llegaste a tu morada final

Marqué en la arena los instantes vividos con añoranza. Y fue el viento travieso quien guardó mis memorias.

¿Noche de estrellas, luciérnagas y luna? ¡Todas me alumbran!

La cigüeña se aferra a su alto nido y mira airosa. Son sus potentes alas amparo de su prole.