Todo seguirá igual, como la vida
al desplegar su curso, que imparable,
solo guarde mi imagen conmovida
o un recuerdo fugaz e imperturbable.
Cuando ya yo no esté, vendrá el otoño
y al caer de las hojas, se enternece
mi ausencia, como rama del madroño
que desvanece al viento o languidece.
Y cantarán las aves dulcemente,
suavizando en silencio mi dolencia,
por desear soñar con lo vivido.
Cuando ya yo no esté y muy tristemente
sienta ese gran vacío en mi existencia,
con tan oscuro mundo, ¡enrarecido!