Soñaba con conocerles
les sentía muy hermosos,
con anhelo de tenerles
entre mis brazos ansiosos.
Mi vientre oscuro y silente
les enseñó a respirar,
con el deseo inocente
que me empezaran a amar.
El haz de luz de mis ojos
les hizo ver con colores,
tenían muchos antojos
y también grandes temores.
Crecieron con mi calor
y les llené de caricias,
también con frases de amor
salpicadas de delicias.
Un gran día el que llegaron,
el amor les abrazó,
niño y niña se enlazaron
y la vida comenzó.
Pero, ahí estaban mis niños
como había imaginado
haciéndome lindos guiños
que tanto había anhelado.
Gracias hijos por tenerles,
la dulzura me rebosa
y quisiera comprenderles
de una forma silenciosa.
Fui niña junto a ustedes
alegre, con juventud,
tuve miedo de perderles;
¡Ser madre, mi gran virtud!