Frío en La Habana al sentirse la brisa del malecón.

Algún día padre, me darás tu mano. Y yo también,

En su alma simple, cuanta veracidad encierra un Haiku.

Era una noche oscura, noche de nie… Apuré mis pasos errantes hacia don… como harían tantos amantes furtivo… Oigo una música sutil allá en la d… Todo mi ser estaba contigo.

La vieja mecedora, languidece en u… “Todos la miran y nadie la ve” Ni siquiera con el aura de recuerd… Aquella vieja mecedora arropó a mu… Fue testigo y confidente de alegrí…

¡Qué no te mientan...! ¡Qué no todo son rosas! Tampoco espinas.

Te dije adiós un día, (ya no recue… Te veía elegante, altivo, vistiend… encantaba caminar de tu mano sinti… privilegio por tenerte. Pensaba, en mi pueril inocencia, q…

Con un suspiro, libero tantas cosas, tantas, ¡que floto!

Amo a la brisa, quiero abrazarla siempre. Mis brazos sufren en el intento y caen desolados, vacíos...

Siento tu risa como ese eco distante que se aleja en la frialdad de cada invierno. Y tu voz...

Amanecer de un domingo gris, lleno ¡de abrazos! ¡de despedidas!

El pajarillo, entona su tristeza. ¡Desde la jaula!

Y... me di cuenta que soñaba, al instante de despertar.

Lo irrealizable, lo imaginario o lo fantástico, es una posible utopía. Para mí,

Y yo aún aquí, mientras canta la alondra y nace el día.