Hoy he caminado descalza sobre la hierba húmeda. Lo hice, cerrando los ojos,

¡Pobre Arlequín! lloran tus ojos… aunque en tu rostro exista la sonr… sólo es tuyo el lamento de la bris… que con amor y gran ternura vistes… ¡Tú, mi Arlequín! que escasamente…

Fueron tus manos, incansables y férreas parando el tiempo. La Odisea de Ulises tu consuelo final.

Y esa hoja verde, solitaria y endeble, vaga en el agua.

Todo seguirá igual, como la vida al desplegar su curso, que imparab… solo guarde mi imagen conmovida o un recuerdo fugaz e imperturbabl… Cuando ya yo no esté, vendrá el ot…

La vieja mecedora, languidece en u… “Todos la miran y nadie la ve” Ni siquiera con el aura de recuerd… Aquella vieja mecedora arropó a mu… Fue testigo y confidente de alegrí…

¿El primer beso? fue el bello despertar de la inocencia .

El rayo abruma y al cesar la tormenta, ¡lloran los sauces!

Septiembre, octubre, miles de hojas nos cubren. ¡LLegó el otoño!

Sus risas, llantos y carantoñas son inagotables. La dicha de tenerlas enriquecen mi vida.

Ese sonido de las pisadas sobre las hojas secas. Esconde una sensible melodía que encanta.

Marqué en la arena los instantes vividos con añoranza. Y fue el viento travieso quien guardó mis memorias.

Vuela como las golondrinas, vístete de mariposa, envuélvete en la brisa y ven a mí. Déjame ver tu

Gran río azul de aguas verdes y frías. Corre tranquilo, aunque el peso de tu profundidad te agobie.

No soy perfecta, la perfección no es vida. Es obsesión, y eso, ya es un defecto. ¡Errar para vivir!