Febrero /02/2015
#Pensamiento
Y esa hoja verde, solitaria y endeble, vaga en el agua.
Cae la tarde y me sorprendo contemplando el ocaso del día, cuando una brisa fría y húmeda me estremece.
El silencio habla y también ensordece cual vulgar ruido. Podemos escucharlo si aprendemos a oír.
¡Pasan los días! Lentos, implacables con esa letanía que se convierte
Noche de insomnio, gotas de agua que caen. ¡Quiero dormir!
Cuando sonríes, crece lo más sublime y...nacen rosas.
Te di la vida y te amo como nadie. Quiero tenerte, saberte cada día, darte siempre mi abrazo.
El miedo late, golpea por doquier, escuece y arde. Irrita los sentidos, desvanece la vida.
Enlazadas nuestras tristes manos atravesamos la gran ciudad, sería nuestro último verano para enfrentar la realidad. Llegaste a tu morada final
Y yo aún aquí, mientras canta la alondra y nace el día.
Es como el tiempo, que plasmado en la piel, ¡se paraliza!
Cuando yo sea niebla, polvo, o simplemente “nada”
El dolor es inevitable, pero, ¿y el sufrimiento? ¿Debemos aprender a convivir con él?
Hay cosas malas que mucho desconciertan. Mas, lo peor, solo es inevitable cuando ya ha sucedido.
Habla el silencio; tala mi soledad, y... siento frío!