11/04/2018 Coautoría Por Ada Zoe y Alfredo Jiménez (alias Alexander de Large) ¡Gracias amigo!
#Tanka
Para mí, “el paraíso” puede ser, simplemente, apoyar la cabeza
Los sentía tan cerca, que sus corazones latían junto al mío y sus risas... sus risas
Lo irrealizable, lo imaginario o lo fantástico, es una posible utopía. Para mí,
El rayo abruma y al cesar la tormenta, ¡lloran los sauces!
Si los suspiros mueren en el oído de quien los causa, la vida fuera mucho más bella y placentera.
Saliendo el sol, corrí veloz al campo. ¡Volvió a llover!
Su rostro pálido y curtido con profundas arrugas, endurecían su semblante, poniéndole una máscara a su realidad. Cada día, reunía los céntimos recaudados para tomarse un café en el bar ...
Corro sin cesar y el rugir del viento me golpea. Los sauces implacables y desafiantes,
Cuando yo sea niebla, polvo, o simplemente “nada”
Cae la tarde y me sorprendo contemplando el ocaso del día, cuando una brisa fría y húmeda me estremece.
El dolor es inevitable, pero, ¿y el sufrimiento? ¿Debemos aprender a convivir con él?
Y yo aún aquí, mientras canta la alondra y nace el día.
Si perdonamos, liberamos el alma y nuestro ser. Pero sólo, si lo hacemos de verdad.
Habla el silencio; tala mi soledad, y... siento frío!
Canta el Jilguero en su vuelo ondulado. Son sus gorjeos tan dulces y animados que deleitan la vida.