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No quiero creer, quiero saber

Un pensamiento metafísico confesado por un amigo querido,
Me perturbó tanto, y me di cuenta esta noche, muy húmeda, muy inquieta. Se puede decir que no era una noche para dormir precisamente.
Me tapé, y dejé un pie afuera, destapado, para sentir la presencia del coco. Sentí un miedo infundado pero real al menos desde mi experiencia.
Puede ser descrito como el romper la bolsa amniótica y sentir un nuevo mundo, es decir el hermoso dolor de la vida.
Vértigo vital, porque prepara al organismo para sobrevivir.
No me confunda con un pesimista, no le temo ya ni a la muerte ni a lo que vendrá después de ella, en el sentido católico del término, es decir, a la adoración constante al Absoluto. Hubo momentos que esta idea me atormentaba sin cesar, en el fondo. Siendo un niño, entrando a la adolescencia no podía darme cuenta que mi deseo no tenía nada que ver con ser eterno. Mi deseo estaba aún latente. Con Borges pude apaciguar este temor de la tragedia germinada por la educación católica, los griegos etc, y aferrarme a la mejor opción: La nada. Ser absorbido por un agujero negro supermasivo. Gracias a la iglesia sin embargo, quedó latente en mí esta curiosidad por las infinitas alternativas como modo de escape a una resignación pasiva del destino: La segunda venida de Cristo etc.
Hasta que este amigo me dijo entonces, puede que no haya nada, como vos decis, aunque también puede que exista ese tal Dios y el infierno. O puede que haya algo que sea mucho peor, algo realmente horrible y que sea igualmente eterno. Algo peor que el infierno que imaginabas de niño, que el purgatorio porque para mal o bien ahí estarías acompañado por otras almas.
Me acordé específicamente de la indiferencia que tiene la Argentina en el desarrollo de la  astrofísica y un estudio reciente sobre la posibilidad de que el universo sea curvo, como un globo que se infla cada vez más, y no plano con masas diferenciadas, como se creía. En el artículo ponen el ejemplo de un átomo que viaja en paralelo con otro átomo por el universo como sistema cerrado y que eventualmente se encontrarán juntos tal como al principio. No deje de pensar en las segundas oportunidades que esto produciría y el pánico apareció nuevamente, lo imaginable de lo peor. Desesperanza. Volver a cometer los mismos errores dentro de quién sabe cuánto tiempo. También pasar por las mismas alegrías pero, ¿serian lo mismo? El problema del tiempo me apremia no solo a mí, sino también a muchos otros. Volver a cruzarse viejos amores que han quedado a la vera del camino y con un sabor amargo. La experiencia consciente no se merece a mi entender este suplicio. Aunque quiero saber, no quiero creer. En la oscuridad que toca por segunda vez a la puerta y me llama al encuentro de la nada una vez más, me encuentro esta noche, para no decir todas, solitario. Me convencí por ahora del mecanismo macabro e incómodo que solo puede ser creado por la imaginación y espero sea una hipótesis totalmente imposible de que suceda. Sea como sea, soy parte del universo, y no se me permite cambiar de juego o sus reglas.. Prefiero, como decía, suponer en lo desconocido que aferrarme a lo concreto pero perecedero. No soy el único, Dostoievski dijo: “El hombre se complace en enumerar sus pesares, pero no enumera sus alegrías”. La contemplación del arte me distrae y auxilia nuevamente del tedio existencial, son los pájaros que cantan anunciando el amanecer. Comienza un nuevo día con nuevas sospechas y  esperanzas. Es hora de tomar parte.

Piaciuto o affrontato da...
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