Cuando hay niebla siempre...
se me olvidan las tragedias
se me encienden las sirenas
[y me echo a caminar.
En vertiginoso ritmo emprendo
la recta carrera hacia la nada
que me anuncia a su llegada
la oculta estrada del silencio.
Cuando hay niebla siempre...
en la bruma, estrecha, yo me interno
porque al blanco silencio
mis tragedias, mis inventos y mis sueños
[yo le confío.
Él me escucha, asiente y me recita
la muda música del azar
que [en sus mil horas] ve pasar
numerosas caravanas de magos persas.
Cuando hay niebla siempre
me acuesto sobre el aire
y me pisan, me sienten y me arrollan
mis tragedias, mil delicias y dos gorriones.