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REVELACIONES

REVELACIONES
«Revelaciones es más que un poemario, es la transcripción de los mensajes que le fueron transmitidos a su autor por alguien a quien no puede precisar»
(Joan Sebastián ARAUJO ARENA/Mayo, 2016)
«Las mujeres y hombres debemos ofrendar a la Humanidad razonamientos que excedan las inquisiciones urdidas en conciliábulos»
(A. J. U.)
Por Alberto JIMÉNEZ URE

PÓRTICO

Yo, un «hacedor de ficciones», me siento impelido a redactar un introito que despeje dudas a perspicaces frente al nacimiento de un libro como éste. Revelaciones compila los mensajes que, bajo extrema depresión, capté de alguien al cual no puedo precisar ni dibujar encima de ninguna superficie. Soy un «clariaudiente», instrumento para la misteriosa formulación de antítesis. Un metapsíquico quizá, perceptor del «más allá» de las cosas ordinarias.  En su curso, nuestra especie ha aceptado la existencia de fenómenos  inexplicables y fuerzas todavía científicamente no tenidas por verosímiles.
Ex profeso, enuncio lo que captan mis sentidos en la penumbra de una alcoba mínimamente dotada. Por ello, advierto: desde el Principio del Tiempo, los intelectuales hemos sido réplicas de una entidad pocas veces codificable: de la Palabra Misteriosa y predecesora. Pese a los sobresaltos que dieron origen a una obra de estas características, mi vida transcurre conforme a estatutos sociales: no tengo membrecía en «satánicas sectas», ni bogo por algo distinto al Librepensamiento en materia de Literatura y Filosofía.
Que no se cuiden de mí aquellos para quienes la existencia está circunscrita a la superstición, iniquidad y concupiscencia tras adoptar las posturas de los vicarios de un Dios abolido ulterior a los avances científicos. No soy culpable de haber cometido nada que no sean ficciones y paradigmas, por ello jamás seré penitente. Las mujeres y hombres debemos ofrendar a la Humanidad razonamientos que excedan las inquisiciones urdidas en conciliábulos.

(Alberto JIMÉNEZ URE/Mérida, Venezuela, Marzo 25 de 1996)

(I)

Cuando fui niño y católico,
Ante mi docilidad,
El Episcopado lo señalaba
Como «El Maligno»

(II)

Mis familiares, sus amistades
Y mis indeseables maestros
Confesaban temer a quien
Todavía muchos nombran
«El Todopoderoso»
Empero, admito que yo no.
Quizá aquellos remotos días,
Ingenuamente, lo hice:
Sería imposible que ahora
Yo experimentara miedo hacia Él,
O le atribuyese trascendentalismo.

(III)

¿Por qué me asustaría quien perdió su poder
Frente a su Hijo Pródigo,
Feliz e intelectualmente parricida?
O, acaso, no reina el Demonio
Por encima de los hipócritas mandamientos
De su espurio progenitor?

(IV)

Quien tenga inteligencia y razonamientos
Lea y recuerde el ritual de mi iniciación:
«Oh, Iluminador, definitivamente, te invoco.
Designándome Primer Príncipe,
Lograrás que los caminos de tu antítesis y caído padre
No continúen obscuros ni empedrados»

(V)

Dame poder para, en tu nombre.
Ejecutar el Bien Auténtico:
Ese que procede de la Razón e Incineración,
Del anhelo de extinción de una especie
Sin lógica formulada e invadida
Por seres que desoyen tus mensajes.
Luzbel: te imploro y declaro,
En la santidad de mi habitáculo,
Mi adhesión incondicional
A tu Supremo Proyecto de Extinción.

(VI)

Quien tenga inteligencia
Y razonamientos
Predique las palabras
Que [en representación de Lucifer] enuncio:
El «Mal» que suple al «Bien»
Geminará en tu psique y trascenderá,
Excepto cuando Ecto dicte la eliminación
De todo lo diseñado por el Arbitrario Creador.

(VII)

El Mal es la justa vindicación del desarraigado,
El desenmascaramiento de quienes pretenden
[Mediante el empleo de artificios o fuerzas fortuitas]
Abatir a Iluminador
Por virtud de su acertado
E individual desacato.

(VIIII)

Piensa en quienes no adhieren
A nuestras posiciones
Cual si se tratasen de molestosos
Y descartables insectos;
Combate al Bien Falaz
Con el Mal Auténtico, purificador,
Y que del Diablo procede.

(IX)

A quien cruz quiera dale sobre la cruz muerte,
Porque nada negarás a cada arlequín
Que pretenda revivir el calvario
Que mereció el enviado del Falso Señor
O Arbitrario Creador.

(X)

Persuade a los líderes de repúblicas
Para que inicien conflagraciones
Y la Tierra culmine bajo las llamas,
Porque Luxfero te cobijará en tu regazo.

(XI)

Quien haya nacido con el «Don del Entendimiento»
Que lea mis siguientes y en verso aseveraciones:
Todo cuanto de nuestra volición no dependa
Irremediablemente nos enajenará.
No temas imaginar al planeta y los hombres
Morir consumidos por el fuego,
Porque el Universo de él surgió.
De su decantación y temporal calma.

(XII)

Antes del advenimiento que esperas ya hubo otros,
Pero, los «seres humanos» creemos
Que la palabra nació con nosotros.
Ella antecedió la aparición de las criaturas pensantes,
Al Falaz y Arbitrario Creador de lo que,
Infortunadamente, existe para su perverso disfrute.

(XIII)

No te aferres a un «Ser Físico»
Signado por la transitoriedad
Y propenso heder:
Muchas muertes han precedido
A esa que te aguarda
E infinitas sobrevendrán.

(XIV)

Ecto no está en la cruz
Y porta la Espada de Llamas, recuérdalo:
La misma que ilumina tu camino podría enceguecerte.
Por ello debes mantenerte atento
Y no admitir una verdad o autoridad ilícita.
Necesitas percepciones extramuros y ello excede,
Discípulo, las pretensiones del Torturador Bíblico.

(XV)

Si eres corajudo,
Ejecuta los designios de nuestro capitán:
Bogarás por los execrados
Y abandonados de las sociedades,
Impartirás el Conocimiento del Mal
Que desplazará definitivamente al Bien:
Aboliéndonos para dar el paso a la «incandescencia»,
Al estadio último, donde nadie sufrirá ni resucitará.

(XVI)

No presumas de «bíblico»
Ni aun durante la práctica de las «Artes Escénicas»:
Porque a quien cruz quiera darás sobre ella muerte.

(XVII)

Instigarás la Rebelión Luxferiana, discípulo,
Para que tu cerebro segregue la dopamina
Que te hará feliz en el combate.

(XVIII)

Ve y falotra cuerpos
De muchas mujeres:
Derrámate en ellos,
Para que los esterilices
Con tu «pócima aniquiladora»
Y frenes la procreación bastarda
De criaturas que abominamos por inhumanas.

(XIX)

No escuches a esperpentos
Que profieren bíblicas amenazas a los feligreses:
Porque, aun cuando no creyeren en tus mensajes,
Igual serán liberados de una vida cuya procedencia infama.

(XX)

Conviértete en un «indivisible»
Que, sin descanso ni piedad,
Azote al Vulgo hasta verlo reaccionar
Contra el Arbitrario Creador
Que lo sacó de «La Nada».

(XXI)

Ve, diligente,
A todos los confines del planeta.
Denuncia  malnacidos
Que a Mefistófeles contienden:
Y, si un cristiano se interpone en tu camino,
Dale sobre la cruz muerte.

(XXII)

Busca poderes:
Financiero, militar, político o eclesiástico.
Te harán infalible y servirán a tus propósitos
Frente a «histriónicos de la benevolencia»,
Esos que enganchan o imprimen fetiches
En las superficies de sus vestimentas.

(XXIII)

No hay razones para ejecutar el Bien
Cuando del Mal viven los pueblos.

(XXIV)

Si piensas que me equivoco o infiero falacias,
Mira cómo, económicamente,
Se conforma el Mundo donde eres testigo.

(XXV)

Observa tu propia necesidad
De enriquecimiento material
Y escruta tus semejantes:
Siempre están dispuestos iniciar querellas
Por «próceres impresos»
(XXVI)

Cuanto ves luce distorsionado
Porque nuestra irrupción
(Animales, plántulas, aire, agua, et.)
Ocurrió para divertimento
De un hacedor perverso:
Ese a quien evocan como Dios.

(XXVII)

Mira los vehículos, el smog,
Los aparatos y máquinas multiformes
Para el disfrute de confort pueril;
Analiza la despersonalizada, prolija,
Comunicación Multimedia que anula tus capacidades:
Te inflige e inspiran estupor.
Nada escapa de la noción hedonista
Que del nacimiento, «Existencia»,
Tuvo el Arbitrario Creador para convocarnos.

(XXVIIII)

Mira la súper concentración de habitantes
Alrededor del Imán o Fuerza Centrípeta:
Todos anhelan emanciparse de Existencia.

(XXIX)

Si tienes entendimiento, analiza:
Armagedón redimirá
A todos los habitantes de la Tierra:
Porque sólo el fuego
Es capaz de librarnos de la pestilencia.

(XXX)

Nunca un «bíblico» a otro invitará
A compartir, auténticamente, su dicha:
Querrá merecer una fatua y pública aprobación.

(XXXI)

Por decisión de quien el Bien declara diseminar,
Estás en el Universo y purgas condenas sin ser culpable.

(XXXII)

Quien ha nacido con el «Don del Entendimiento»
Se sabe irremediablemente guerrero del Demonio:
Bienfamado Capitán de las Llamas,
Que, por intentar rescatarnos
Frente a la maldición del Ser
O «fatuapercepción»,
Ha sido blasfemado y sin acierto descripto
Por quienes se autodefinen «bíblicos»

(XXXIII)

Tampoco adorarás a Erguido y Rebelde
Porque tu objetivo no es permanecer
Al mando de nadie:
Tras apagarse,
El firmamento con nosotros partirá.

(XXXIV)

El Diablo ganó el pugilato
Contra el Arbitrario Creador
E instaura el Bien Auténtico.
Nos ordena que:
A quien cruz quiera hay que darle sobre ella muerte.

(XXXV)

No puede un hombre asumir la defensa de otro
Tras transfundirle su sangre y ser,
Al mismo tiempo,
Un bárbaro sin filiación divina:
Vicario psíquicamente afectado de «oscurantismo»

(XXXVI)

Admite a mi dador de alegrías
Cual Iluminador de las Tinieblas
Propulsadas por el Falso Bienhechor.
No tuvo y descendió para redimir, con luces,
A los castigados de quien los creó para vejarlos.

(XXXVII)

En «El Principio»,
Un engendrado de la «Palabra Misteriosa»
Se erigió en Dios Creador;
Luego, sin vacilar,
Se atrevió inventar el Cosmos
Y aparecimos para absurdamente sufrir.

(XXXVIII)

Aquí está el conocimiento;
Quien tenga inteligencia,
Admita los resultados de la creación arbitraria:
Propagación de enfermedades, dolor e ilimitada discordia.

(XXXIX)

Recuerda que cuando el rostro de la Muerte indagues
No te empeñes en velar el tuyo, discípulo.

(XL)

Un día se presentará ante ti,
Y su faz no te parecerá desconocida.
No tardará en coronarte Príncipe de Legión.

(XLI)

Contribuirás encender el gigantesco crematorio
En cuyo centro nuestra especia la paz hallará, discípulo.

(XLII)

Sólo merecerás la principesca distinción
Tras acatar la Palabra del Diablo:
Al cual no desafiarás ni objetarás
Cuando por Él hayas sido ungido.

(XLIII)

Todo, de acuerdo con la Palabra Misteriosa,
Se habrá consumado a favor de «La Nada»:
Estadio del cual nunca debimos salir
Para experimentar dolores, tragedias,
Desigualdad, humillaciones, odio u oprobio.

(XLIV)

En el hospicio que Torturador nos dio por morada
Te aflige ignorar qué destino aguarda a las cosas.
Escucha mi aseveración, aspirante a «Príncipe»:
La Nada espera a Materia
Porque Existencia
Es una fosa incolora que,
En el «Espacio Infinito»,
Se absorbe constantemente
A sí misma y cuanto contiene.

(XLV)

Si eres una persona creativa y pensante, lee:
La mayor tragedia que puede un hacedor experimentar
Es la de ser gobernado por alguien intelectualmente inferior:
Y, por ello, falaz, mezquino, estúpido e irremediablemente soberbio.
«El que la Luz Lleva» es superior y no te someterá: no te excede.

(XLVI)

Esparce mi doctrina y verás,
En el final de los tiempos,
Al Capitán de las Llamas
Honrándote con la muerte sin purgatorio.

(XLVII)

Si por tu principesca condición
Te calificaren sombrío e infeliz,
Replicarás con tu enaltecimiento de Belcebú:
Porque, discípulo, a quien cruz quiera darás sobre ella muerte.

(XLVIII)

Nuestros enemigos resucitar sueñan,
Para prolongar sufrimientos;
Tú, emancipado, promoverás
La escisión y paz última:
Nada continuará atándote
A la idea de permanencia,
Al Torturador Bíblico.

(XLIX)

Alíate a quienes mandan sobre regimientos;
Si no conocieran lo que tú, los instruirás.
Para luego, sin prisa, persuadirlos
Que desaten exterminios por doquier.

(L)

Cuando hayas acumulado fortunas y bienes,
Rechazarás las adhesiones
Que pulularán en tu derredor:
Serán las de [lastres] «instrumentos humanos»
Para el cumplimiento de la «Santa Tarea»
O Supremo Proyecto de Extinción.

(LI)

El salvador no distingue entre razas:
Estamos contaminados del Arbitrario Creador
Y padecemos de presencia en el Universo
Almacenador de iniquidades.

(LII)

No difundas las canalladas de los «bíblicos»:
Iluminador no instiga a nadie a, ridículamente,
Sacrificar, en el centro de un círculo de fuego,
Cualquier criatura monstruosa o no.

(LIII)

Discernirás lo que jamás será rebasado
Por los vicarios de la imbecilidad:
Y, cuando el rostro de la muerte indagues,
No te empeñes en velar el tuyo.

(LIV)

Con el Bien Auténtico,
Identificable en la «Doctrina de Lucifer»,
Extirparás el tumor alegóricamente representado
Por padecimientos de humanos e irracionales.

(LV)

Si en tu período infante fuiste por cristianos formado,
No prosigas penitente en un Mundo cuya irrupción es ajena
A tu naturaleza intelectual de aventajado y misericordioso.

(LVI)

No adoctrinarás a niños, discapacitados o ancianos:
Los primeros no son aptos para contiendas devastadoras
Ni ejecutan acciones que no sean divertidas;
Los segundos están obviamente paralizados;
Terceros aquellos agotados de culpas y años.

(LVII)

Basta que las tres cuartas partes de la población del planeta
Estén adoctrinadas para que anunciemos el amanecer
De la Conflagración Última y Universal:
Porque ninguna acción prospera, sin cualidad ni masificación,
Ante el adversario que no da tregua a quienes somos príncipes.

(LVIII)

Antes de la Incineración,
No importará que los «no conversos»
Quieran elegir entre La Nada y Transmigración:
Igual la «Hecatombe» los dignificará.

(LIX)

Discípulo:
«Resurrección» significa
Perpetuidad en el purgatorio:
Lo que hoy experimentas
O crees aprender es reminiscencia.

(LX)

No elijas a los pirómanos por sus discursos;
Escruta si sus cerebros ocultan partículas metálicas:
Sólo serán confiables si tales emanan luces y resisten tu mirada.

(LXI)

Hoy he culminado de redactar
Lo que me ha sido revelado:
La Palabra que nos redimirá.
No prodigo mi antojo,
Mi naturaleza más profunda,
Porque no me pertenezco en esta Escritura:
Fui un instrumento del que ya comienza
A mostrar su extraordinario poder y triunfos.

—FIN—

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