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Melifluo

¿Alguna vez has probado el café endulzado con miel?

Sabe muy raro, como cuando eras un adolescente y diste el primer beso, bueno no tan raro, pero no es el mejor sabor que un domingo de lluvia por la tarde quisieras sentir, ese oleaje de cafeína y miel volcándose sobre las paredes de la boca haciendo mella en la lengua, agrietando el paladar dejándote un mal sabor en el alma,  mientras afuera llueve y solo buscas sentir que eres parte de la tarde, que eres una extensión más de la lluvia,  y quisieras adueñarte por completo de esa nostálgica sensación que sienten por ejemplo; los aviones cuando despegan de alguna ciudad gris a pleno inicio de otoño o esa misma  sensación de nostalgia que siento ahora al saber que  afuera los arboles están mojados,  los pájaros están mojados, que tus zapatos están mojados y empiezas a sentir que eres una rama, un nido de golondrinas, un hilo de agua colándose entre las tejas, en el lomo de los caballos o en la lengua de una rana que se pega a una mosca que casi vuela con las alas mojadas, consiente del fin que le espera.

No siempre es grato ver a los gatos huyendo de alguna lluvia torrencial o ver a los perros escondiéndose bajo las escaleras o bajo las mesas cuando estallan los truenos en el cielo y nos bañan con su luz azul, a mí  solo me asusta los espacios en blanco, la rutina y la gente que no canta bajo la regadera.

¿Alguna vez te has quedado dormida escuchando la novena sinfonía de Beethoven mientras en tus sueños se inunda tu habitación y sientes que te ahogas y te despiertas asustada?
A  mí no me ha pasado, en realidad suena ridículo, quizás solo le ocurriría a Alexander delarge, pero yo creo que la lluvia es alguna sinfonía misteriosa que solo la entienden los locos, los poetas y alguno que otro meteorólogo, aunque tendré que confesar que no soy poeta ni meteorólogo pero a veces escucho cantar al viento cuando cae una llovizna breve, los gritos fuertes cuando cae un aguacero, pero lo que más me gusta, debes saber, es el silencio cuando cae una tormenta y estoy contigo, es cual aleteo de mil mariposas queriendo entrar por la ventana cerrada.

Me pregunto que sentirán las abejas cuando les llueve y sus colmenas están expuestas a la intemperie y dejan de hacer miel porque es prioridad acabar con las goteras, ¿te las imaginas?
volando de un lado a otro, estrellándose entre ellas, furiosas.

Es curioso que el cielo nublado nos ponga triste.

¿Alguna vez has hablado demasiado de cualquier tontería, por ejemplo, de la lluvia o de caballos después de hacer el amor un domingo por la tarde mientras afuera llueve?
Bueno mejor  cierra la ventana que mi café ya se terminó  de enfriar y ya estoy mojado por completo.

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