por: Christian Alexander Arreola Jacinto
El que cree ser poeta es porque en sus venas corre el veneno del desencanto, y en su cabeza crece la flor de la… juega a cultivar malvas
En el lumbral de la silueta como encontrar el beso prófugo? Aquel que mira el tiempo perdido el corazón obscuro, el veneno
la sombra giro y no tenia nada el odio no esta en mi, la sombra tembló como araña colgante.
no te entiendo, no me entiendes, corrientes contrarias buscando un… lengua bifurcada de la serpiente.. quieres, quiero. siluetas trémulas de las rosas
Me veo reflejado por completo en el cristal del vas… en esta noche liquida/dorada. y mujer soy un ser capaz de morir por tu s…
.......Te miro en estos ojos que no son tuyos y que mañana cuando el polvo en te… atrape el olvido, tampoco serán sus ojos,
El frenético respirar bajo el pie… en esta cuya caja de marfil no es mas que la trampa para este… espeso, pesado, casi liquido. Los espejos últimos muestran
me muerde las ansias, el suplicio de la realidad que cae sobre las yemas de mis ded… como miles de temblorosas agujas, mi cuerpo tendido en potro
“La luz atraviesa el humo. palabras como gotas afiladas atraviesan los dedos que escriben todo cuyo único sentido es el de ser la manecilla descompu…
Giró la tenue escama que descubre… bebo y escucho poco a poco el soni… el lejano berrido de seres vencido… que se arrastran en el asfalto cal… un deja vu arremolinado en mis pu…
buscando en el humo de los recue… quien fuera la huella en la arena… efímera y perdida. Quemábamos la ciudad y sobre sus… jugábamos en la noche y nada nos h…
Algo de mi se perdió en ti en las horas muertas las horas que estuvimos, la noche nos cobijo en secreto,
Serás sombra, ceniza de cigarrillo que cae desde el precipicio de mis dedos, serás alcohol, cuento del fondo del vaso,
la mañana nos alcanza donde nace el final, trompetas tristes suenan como ecos de mar hirviendo. fumo como un condenado
Debajo del manto de los ojos esta la desnudez más pura, aquella donde las obsidianas se despojan de sus trajes de esmer… la luna que brillaba