por: Christian Alexander Arreola Jacinto
Te veo como quien ve por primera v… una palabra hecha verbo, como una música quemada como este viento que me llega del… débil y majestuoso como mariposa l…
Nos abrazo la noche y nos fuimos en ella hasta un amanecer en distintos lug… la noche se paso en susurros
de ti una mirada espontanea detrás… las mentiras y demás son pájaros sin alas, entre tu y yo la cortina cruel de la distancia y el tiempo,
Debajo del manto de los ojos esta la desnudez más pura, aquella donde las obsidianas se despojan de sus trajes de esmer… la luna que brillaba
Somos seres tan débiles y las estrellas nos lo restriegan… recordar lo que dijimos y lo que prometimos es solo fulgor.
“La luz atraviesa el humo. palabras como gotas afiladas atraviesan los dedos que escriben todo cuyo único sentido es el de ser la manecilla descompu…
Caminamos sin saber sobre los talo… en aquel entonces desconocidas, jugueteamos con las flores aun sin… El manto luminoso de la serendipia nos trajo ese tacto penoso y anhel…
Como aguja entrando en algodón que… como nieve delgada cayendo en mi r… como niebla cruzando mis ojos en el umbral de la nada, débil, entra tu ausencia
Serpenteando en el sí o el no jugando con el brillo de las sombr… la noche tan larga, las horas tan… baba de caracol de mis ojos resbalando a las mejillas.
buscando en el humo de los recue… quien fuera la huella en la arena… efímera y perdida. Quemábamos la ciudad y sobre sus… jugábamos en la noche y nada nos h…
El frenético respirar bajo el pie… en esta cuya caja de marfil no es mas que la trampa para este… espeso, pesado, casi liquido. Los espejos últimos muestran
la mañana nos alcanza donde nace el final, trompetas tristes suenan como ecos de mar hirviendo. fumo como un condenado
los roses, la mirada confusa, los tragos, las risas, la nada... muero por su rose divino de noche que jamas sentí.
Y estas loca y destruyes con conjuros, quitas los pétalos dejando solo espinas, muerdes con rabia
me muerde las ansias, el suplicio de la realidad que cae sobre las yemas de mis ded… como miles de temblorosas agujas, mi cuerpo tendido en potro