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D E (S) H A C (E) (R)

A quien puso la Bomba del Zar en mi alma.

No consigo deshacerte. En el intento,
sólo logro arrancarme el alma.
Me deshago.
Sufro, quemo, lloro, reviento.
Te recuerdo
me rearmo,
intento deshacerte y,
vuelvo a la segunda línea nuclear,
de este poema.
 
Todos los días... Le sigo arrancando,
los últimos fragmentos que yacen de alma,
a este cuerpo estropeado y ulcerado
por el  afán de desvanecerte.
 
Porque, aquel estruendo de tu voz, al decir adiós,
me aniquiló el interior.
 
Y así voy por la vida,
desvalida, mutilada, corta, rota.
Fingiendo difuminar tu recuerdo entre sombras,
para no quedar sin ser, intentando deshacer.
 
¿Cómo puedo hacerme ésto?
 
¿Dónde destrocé el amor que me tenía?
 
¿A qué pseudo-poeta le regalé mi vida?
 
¿A quién le vendí mi ser, en forma de balas y granadas,
que se andan disparando despiadadamente
en el campo de batalla del amor?
Y que hoy, ellos, si logran deshacerme.
 
 
Ni un auxilio, ni una cura,
quiero ya.
Sólo,  ¡no deseo volverme a enamorar,
de la guerra que produce
un amar!
 
¡Renuncio!
 
Cansado ya mi ser,intentando deshacer,
saco mi bandera de la paz.
Prefiero lo óbito y las sombras de mi soledad,
a convertirme en esclava de la Bomba del Zar.

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