Loading...

Pitalito, 23 de noviembre
12:08 am

No es habitual que te escriba de esta forma pero he venido presentando un latido en el pecho que me ha impulsado a hacerlo. Y no hablo de un latido guiado por un impulso con un velo en los ojos, sino más bien de un latido sabio pero ingobernable, con brazos gigantescos que se incrustan en mí
– como un abrazo de esos que a veces nos damos–,  para crear recuerdos. Logras pasearte y bailar por las sendas de mi co(razón)  abriéndote camino para habitar conmigo,  el mundo de los pensamientos.
Creo que a veces se piensa a una persona de a poco en poco  que si haces el ejercicio de contarlas, suman mucho, muchísimo.  Ya ves, por eso estoy aquí...  Paseando contigo por las esquinas de mi mente, mientras  la ‘realidad’ nos corretea,  nos  busca, nos acecha y nosotros la confundimos sonriéndole en unísono, haciendo que ella se vuelva ‘loca’ al perdernos de  vista.
Quiero confesarte que el beso que me diste en  medio de septiembre en aquella  salita de cine, ha enmarcado  una de las mejores noches  que he tenido en este feo y  trastornado  año. No tanto por su forma sino por su contexto, ¿me hago entender? Yo no podía negarme a tu picardía, desde ahí he sido voluntariamente  tu cómplice. Por esto,  me doy cuenta de que quienes  tenemos el honor de enamorarnos  de ti, jamás seremos sinónimo de sufrimiento.
Porque pensar en ti, es igual a acariciar la libertad. Porque pensar en ti, es por fin sacar a la tristeza de su silla e invitarla a bailar dieciséis veces con la paz.
En definitiva,
tus ojos son el pabellón donde se han venido nacionalizando mis orgasmos veinteañeros  y ni hablar de tus labios, porque son la puerta al mar de mis deseos.

Liked or faved by...
Other works by Alexandra Betancourth...



Top