Jerry
Qué gringo para ser amargado, el viejo Jerry.
Recuerdo bien tu sermón desde el balcón de la cabaña.
Con acento de erres acentuadas aullabas de repente,
devorando la magia salada que traen las caracuchas.
Jamás conocí una sonrisa de esos dientes afilados,
tengo claro que son afilados pues lo dice la gente,
pero tus ojos recamados de sal sí que me miraron,
ojos pequeños que al ladrar parecían los de un pitbull.
Qué gringo para ser amargado, el viejo Jerry.
Estás arrugado ahora, perro anciano.
Ahora huyes del silencio amargo de la soledad senil,
y los niños que jugaban ruidosos te ven desde la cabaña.
(2011)
Piaciuto o affrontato da...
