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EL PEGASO Y EL ÁNGEL

Hice un Pegaso de papel metal
le di su forma en mis horas ociosas,
sus alas amplias
simulaban planear con el alambre
que para tal efecto puse oculto
en las frondosas plumas.
La gracia del corcel brioso, impaciente
invitaba a volar a algún jinete
fuera de lo normal.
Motor de liga le daba la ilusión
de su aleteo.
Fueron tres días, minucioso trabajo de artesano
e ingeniería aeronáutica.
 
Fue innoble la intención que motivara
tal desplante de esmero inusitado.
Listo el modelo
me dirigí esa noche a tu ventana
donde vela aquel ángel que te cuida
cuando duermes, cumpliendo algún designio
inobjetable.
Espada al cinto
lista para blandir si algún evento
perturbara el sosiego de tu ensueño.
Mirándote y cuidando alrededor
con la prestancia que sólo un ser divino
desempeña.
 
Cansado de acechar, listo el ataque
liberé al fiel Pegaso que ataviado
de tantos oropeles engañosos
sedujo al ángel
con su eficiente vuelo desbocado.
El celestial custodio de tu sueño
montó a pelo con singular destreza
al potro alado
yéndose a cabalgar al horizonte
mientras la cuerda elástica rindiera.
 
Breve tiempo, preciso
para robar un beso de esos labios
que con sensual desdén me has denegado.
 
Confiada al sueño
y a la activa vigilia de tu guardia,
reposabas en tu mullido lecho
habitando en plácido sopor
aquellos mundos
que ni el ángel conoce,
tan sólo Dios y tú y tu amiga almohada.
 
Tan indefensa,
lograste conmoverme unos instantes
que quise desistir.
Pero tus labios con su tibia humedad
que enajenaba
y la atmósfera impune
le dieron cumplimiento a mi pasión,
te robé un beso.
Eterno instante de fusión hurtada
delicia
que clandestina degusté en tu boca
narcotizada por tu sueño intenso.
Sentí correspondencia de tus labios,
ignoro a quién besaste apasionada
en tu onírico mundo.
 
El ósculo robado dejó impronta
de mi pasión desesperada y loca.
Al despertar lo sentirás dudando
de la virtud subliminal del sueño
que invade realidad..
 
Salí a hurtadillas
por el mágico umbral de tu ventana
y todavía alcancé a mirar a tu ángel,
centauro alado,
volando en su sagaz corcel de luna.
Piaciuto o affrontato da...
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