Como un museo particular de añejos
testimonios tangibles de momentos
que añosos ya se han vuelto amarillentos,
he vuelto a leer mis manuscritos viejos.
Juegos con el pasado y sus reflejos;
magia del tiempo congelado, eventos
atrapados en sendos documentos,
ayeres preservados a lo lejos.
Vuelta a contar la historia, tenue tinta
que como antiguo proyector revive
a los que ya no están y la distinta
casa donde escribió quien ahora escribe.
Remotas hojas, miles, de sucinta
vida que no tendrá quién, luego, archive.