En un rincón del jardín
tocaba el gato el violín.
Todo el mundo se paraba
para escuchar su balada.
Se decía de este gato
que era ladrón y atorrante.
Se vestía con esmoquin,
sombrero, bastón y guante.
La gente lo ovacionaba
a este gato pendenciero,
que por las tardes era un señor
y por las noches un ratero