#EscritoresArgentinos
Ayer me diste una flor, una flor a mí, señora, que no consagré una hora ni al más poderoso amor. ¿Flores a mí? ¡si es mejor!,
Como del fondo mismo de los cielos el sol eterno rutilante se alza, como el seno turgente de una virge… al fuego de la vida se dilata: Así radiosa,
4.- No hay caridad verdadera que n… que no se manche. 5.- Para subir hasta Jesús hay qu… y para llegar hasta Dimas hay que… éter irrespirable de los inocentes…
Te argüirán, entre muecas desdeños… los nenitos, de Juan el carpintero… que sería más útil un obrero si ambas manos tuviese habilidosas… Y después de soltar tan graves cos…
Cuando se haga en ti la sombra; cuando apagues tus estrellas; cuando abismes en el fango más hed… más maligno, más innoble, más maca… más de bestia, más de carcel,—
Bajo la curva de la noche, fúnebre… sobre la arena del desierto, cálid… se conturba la mente del proscript… su pie desnudo, vacilante, marcha; y allá en la curva fúnebre del cie…
Velado por fulíginos elásticos de… con galas y atavíos y aromas turba… de ignotos lares llega con áureas… el príncipe verano, custodiado de… ¡Salud, príncipe indigno, laureola…
Yo soy flor que se marchita al sol de la adversidad, el arbolito en mitad de la llanura infinita. La paloma, pobrecita
Tú eres joven, como un lirio de lo… que recién abre su cáliz, ¡que recién! los cendales candorosos de sus pét… suelta al viento de la aurora...
Nocturno canto de amor que ondulas en mis pesares, como en los negros pinares las notas del ruiseñor. Blanco jazmín entre tules
Minarete de alabastro,— Torrecilla de alabastro cimbradora Cual pedúnculo vibrátil, —¡es tu c… Si tu cuello, Hija mía, madre mía, novia mía,
Tú tienes, para mí, todo lo bello que cielo, tierra y corazón abarca… la atracción estelar ¡de esas estr… que atraen como tus lágrimas!; La sinfonía sacra de los seres,
Humilde como el voto del creyente, bendito como el angel de mi guarda… tímido, solitario, romancesco, fe y esperanza. II
Si te postran diez veces, te levan… otras diez, otras cien, otras quin… no han de ser tus caídas tan viole… ni tampoco, por ley, han de ser ta… Con el hambre genial con que las p…
Agrupándose ligeras vienen nubes tenebrosas, y montañas espantosas en el cielo acongojado de sus senos, derramado