Si...
Si estuvieses a mi lado,
si tu cuerpo se desperezase tímidamente
rozando deliberadamente mi costado;
me ruborizaría y le ofrecería la mejor de mis sonrisas.
Probablemente, en ese instante,
no habría miedos ni obstáculos.
Mucho menos, responsabilidades.
Sólo tus ojos devorando los míos,
penetrando hasta donde tan sólo
un sentimiento sincero puede hacerlo.
Si estuvieses a mi lado,
si percibiese la cercanía de tu cuerpo,
probablemente, en ese instante,
te besaría; sin prisa ni reparo.
Si estuvieses a mi lado y te besase,
no habría un antes, ni tampoco un después.
Sólo nuestros labios, húmedos y asustados.
Sólo nuestras manos, curiosas e impacientes.
Sólo nuestros gemidos, entrecortados por los nervios de estar viviendo el tan ansiado momento.
Sólo nuestros ojos, diciendo todo lo que con palabras no se puede expresar.
Sólo nosotros, tan seguros del momento y,
al mismo tiempo, huidizos del sentimiento
por el miedo a la certeza de saber
que estamos más vivos de lo que jamás
hubiésemos sido capaces de imaginar.
Tan cerca en este instante.
Tan lejos mañana, cuando todo acabe.
Bésame, tócame.
Siénteme ahora que todo es real,
ahora que, físicamente, estamos el uno junto al otro.
Porque, tal vez al despertar,
todo esto sólo sea un sueño que no podemos recordar.
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