A media luz en Domingo.
La pequeña de la sonrisa torcida.
Bajo la luz de la única lámpara de la cuadra
Con mi vestido de Domingo, he pensado que amanecí enjuagada de confusión, resultado del concreto repudio a la sensación de irme o perderme entre mis pensamientos.
Todas las mañanas pienso en la última vez que me sentí presente
Hoy me está costando sonreír y a veces parece que es más lo que he dejado atrás que lo que me espera hacia adelante
La última vez que me encontré, estaba sentada sobre piedras de rio
Dejar de ensimismarme, podría salvarme la vida o no
Pero parece que aún estoy aprendiendo a vivir y a veces todo parece derrumbarse ante mis ojos
Capricho, inestabilidad
Y en los momentos de lucidez, se respira miedo como si la vida misma se disfrazara con una mueca
Como si una orquesta siniestra sonara día y noche, metiéndose al umbral de los sueños, donde debería de encontrar refugio
No hay un antídoto para dejar de recordar, pues al perder el recuerdo, se pierde la esencia misma
Anestesia, jeringuillas de cianuro
Las risas a lo lejos parecen burlas y todo alrededor parece no encajar
Y la locura nos hizo comprender que el miedo siempre es más grande que la felicidad
Deja que caigan tus lagrimas mi amor, que esa tristeza tuya es la energía de esta ciudad
A esta hora se ha detenido el tiempo o el sol no salió y me he dispuesto a coquetear con fantasmas desencarnados a punta de un baile que nadie mas entiende, hasta quedar sin aire y el corazón explote
La historia del destino no se puede volver a escribir,
no se pueden drenar todas esas noches sin dormir
Menos si se tratan de ti y de mi o de la foto de un beso en blanco y negro o de esta lámpara a media luz en Domingo.
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