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Memento mori

De lamento a lo prohibido

Despierta ahora de esa sonrisa parpadeante, desenfocada del mimbre tibio de sol.
Que se marchiten las azucenas caídas, pues acabó con ellas el coraje del viento sin importarle su llanto, que se marchiten todas por igual!!
Que se caiga el cielo de su pedestal y se desangre de capricho
Que se destiña su sonrisa desenfocada, con su lúgubre parpadeo de éxtasis diabólico
El mar violento y voraz será ahora testigo de la mueca incrustada en su rostro, despierta del sueño perdido hasta el otro lado del umbral, donde acarrean los muertos sus tierras inertes.

Hubo un tiempo en el que enjugaba sus manos en néctar de aguas con aromas, arrastraba un jardín de amapolas en sus pestañas y como cráter lunar sus huecos en las mejillas, pero la muerte beso su rostro enmarañado y ahora como huérfano perdido deambula en un bosque donde hacen sus nidos los demonios, se cubrió su sombra de espantos, con un grito ahogado que propone castigo
ay ay ay!
perdidos nos encontramos y perdidos nos despedimos.

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