ENAMORADA
Una se enamora porque la soledad acosa,
porque hace falta sentir la calidez humana,
porque se siente rico una mano tibia en una noche de tormenta,
porque una mirada tibia en una vida de tormenta
también te da falsas esperanzas.
Una se enamora porque está dispuesta
a aceptar imperfecciones, a amarlas,
a no ponerle condiciones al corazón,
a hacerse ciega, sorda y muda
a las realidades que la vida grita.
Una se enamora porque cualquier día
se cansa de escupir negaciones,
porque una sonrisa que se cruzó
ya de pronto no es tan normal como las otras.
Se enamora una porque una vez
se le olvidó la armadura del corazón
en la gabeta esquinera del baño;
y entonces un caballero andante
dice algo así como:
estás radiante, eres hermosa como nadie,
te esperaba desde antes del dolor,
o cualquier cursileria repetitiva.
Y claro, como el corazón está indefenso,
entonces lo que entra por los oídos
se va derechito para el músculo este,
provocando tantos tantos problemas
que hasta mariposas en la panza se sienten.
Una se enamora por olvidada, por ilusa, por ignorante;
porque si una analizara un poco, estudiara libros
escritos por los escépticos, físicos y matemáticos,
seguramente una no se enamoraba.
Pero como una se la pasa leyendo poesía,
y pensando en esa sonrisa que de pronto ya no es como las otras,
y soñando con ese caballero que le dijo a una que estaba radiante,
por eso y por necia es que una se enamora.
Pero si una pensara en lo doloroso, difícil y complicado
que puede ser olvidar un amor y seguir como si nada,
estoy totalmente segura que una no se enamoraba
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