Fantasmas
Anoche vi dos fantasmas acariciarse.
Atravesaban sus transparencias
sintiendo más allá de la piel,
se besaban hambrientos,
como si no hubiera próxima vez,
se miraban fijamente,
con miedo de volverse a perder.
Pronunciaban un “te amo” nuevo a cada instante,
sonreían asombrados de poderlo sentir,
entrelazaban sus manos, su cuerpo,
se perdían en el otro cual océano sin fin.
No tenían sombra alguna,
ni de pecado, ni de pudor,
no había culpa, ni vergüenza,
sólo ganas, muchas,
con todo su aliento y sus fuerzas.
Los sorprendió el sol
escondiéndose entre cortinas,
no les bastó la noche para tanta pasión,
fundidos no reconocían cuál era quién,
olvidados del olvido descubrieron otro yo.
Anoche vi dos fantasmas acariciarse.
Eran nuestros recuerdos haciendo el amor
como nunca supimos tú y yo.
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