Ojalá me recuerdes como cuando duelen los recuerdos, como cuando sientes esta distancia tan adentro y piensas en todo el tiempo que se nos escapó y no vuelve.
Ojalá mires tan distante, tan lejos y no me encuentres y sientas mis ojos clavados en tu mirada y ese beso, ese beso que no me haz dado te queme los labios.
Ojalá recorras otros cuerpos buscando mis caricias y esas manos torpes no te encuentren,
no se vuelvan deseo
no sean más que dos cuerpos y tú, tú ausente.
Ojalá y cada mañana despiertes abrazando el sueño
y esa sensación amarga te obligue a tomarte un café, café que no sabe a nada, a nada más que a mi.
Ojalá me sientas como yo te siento, y en medio del bullicio tu soledad me aclame.
Ojalá y me busques como yo te busco y vuelvas a mí como en estos versos siempre presentes, siempre dispuestos a hablar de ti.
Ojalá y estés donde yo estoy y sin miedo nos encontremos por fin cara a cara, cuerpo a cuerpo, beso a beso, liberando ganas pasando por encima de ti y de mí
y de este orgullo que nos envuelve.