USTEDES, LOS POETAS
Ustedes, los poetas, son tan insoportables, tan inestables e inverosímiles, tan fugaces, tan bohemios, tan viciosos, tan volátiles, tan locos, tan melancólicos riendo, tan fatales, tan fatídicos, tan fastidiosos, tan sublimes, tan simples, tan pobres, siempre deliciosamente pobres.
Ustedes, los poetas, cargan tanta algarabía, tanta lujuria, tantas maldiciones en las manos benditas, en las benditas manos del poeta, tanta melodía, tanta fiesta y llanto, tanto dolor y canto, tanta fantasía, tanta monotonía, tanta magia, tanto truco bajo la manga.
Ustedes, los poetas, tienen el olor del tabaco, del aniz, del armario, del café de grano, del pintalabios, del esfero viejo, de la hoja amarilla, de la polilla, del gusano, del campo, de la arcilla, del fango, del recatón oxidado, del fusil desafiante, de la bala suicida.
Ustedes, los poetas, son nube y roca, viento, guitarra desafinada, camino, laberinto, un aviso en la playa, son brisa, son objeto de llanto, una mentira, una causa perdida, el dedo del medio frente al altar en plena misa, un chiste en un funeral, un montón de idealistas, una sátira en la reunión anual de la familia...
Ustedes, los poetas, son una maravilla.
—Andrea Jhonson, 2017
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