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POEMA 333 (DEGOLLACIÓN)

Un engendro huyendo del crimen cuyo momento fue infernal,
fugando en plena noche observado por la luna,
la sangre que decora su rostro más el cuchillo en sus manos,
su traje elegante arrugándose con el avance del miedo,
los ojos del asesino más grandes de lo normal,
oscura como nunca, aquellos demonios como lo carcomen,
satanás...!!!, impide que ellos ya no me devoren,
estando escondido aun sigo presenciando sus olores,
la peste de los reyes caídos con ojos de víboras,
las esqueléticas alas hediondas de los ángeles caídos,
lo ven desde los cielos con sus arpas que emanan la locura,
no se arrepiente de haber degollado, se burla del cometido,
se rie solo con recordarlo, su mirada confusa,
escondido entre los arbustos mira la luna,
sonríe expulsando su lengua hacia afuera votando el vapor,
el sudor que baña su piel con el traje negro del condenado,
no se arrepiente de haberla matado, claro que no..!!
las carcajadas por haberla degollado, las rosas escasas,
los gusanos moviéndose y festejando en su estomago,
la discusión que tuvieron, el inicio de un asesino inexperto,
no pudo superar el odio, no aguanto la discusión,
astutamente viéndola distraída, con un cuchillo la mato,
agarrándola solo de un brazo su cuello con brusquedad,
con el otro sujetando el metal puntiagudo del final,
abriendo su cuello con diversión deformando su yugular,
charcos de sangre en suelo ajeno,
expandiendo los mares prohibidos de sangre,
la amante de sus satisfacciones esta muerta,
después de degollarla; mas fácil le fue descuartizarla
en vez de llorar solo opto por callar,
solo ahora, solo en la oscuridad, ahora quien lo amara?,
enterrando los restos mutilados para el abono del árbol,
la naturaleza caprichosa gozando de buena carne,
ese verdugo incrementando cada vez su nivel,
esta sonriendo entre los arbusto rodeado de locura,
no puede más y comienza a correr,
carga la culpa que belzebu le brindo, el dios de la peste,
acelera hasta caer, frente a una catarata que el sonríe al ver,
con la confusión y la culpa se lanza como ave de inicios,
cayendo como cerdo brincando de roca en roca,
quebrantando sus huesos hasta partirse el cráneo,
logrando caer al agua hasta llevarlo donde el diablo lo prefiera.
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