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Reloj de arena

A mi hijo

...Y como polvo al viento se van los años,
con el recuerdo  grato,
casi tan claro como si fuera ayer,
de sus manitas tiernas, sus grandes ojos,
su existencia pura que es mi vida entera,
del miedo profundo del hoy y el mañana,
de si soy madre buena para este nuevo ser,  
que como ángel llega.
 
Del cuerpo vencido por tanto cansancio
cargando su vida,
como el árbol  tierno que acuna su hoja, que va a florecer...
mis luchas calladas, mi llanto tapado
y la soledad que angustia,
el poder lograr tal vez un día,
ver a un niño crecer libre de tormentos,
con sueños robados desde las estrellas,
con amor plasmado en cada poro
como huella que alimenta el alma,
para que su vida nunca pronta esté a desfallecer.
 
Mis manos arrullaron,
como niñas jugaron  cargadas de esperanza,
acariciando locas  con amor de madre,
los alegres juegos, los llantos de miedo,
la sopa,  el tetero,
la palmada que supo existía,
aunque quebraba  mi corazon entero.
 
...Y EL TIEMPO COMO RELOJ DE ARENA,
que te da mucho y arranca todo,
queda en mi vida como  recuerdo...
ya no está el niño, camino sola,
llegaron amigos, las chicas con sus cabellos largos
y sus fragancias puras,
besos robados,  ilusiones bellas,
sufrimiento oculto de adolescencia cruda,
que aflige su alma.
 
Tal vez haya tiempo y vuelva ese niño
que acuné en mi regazo,
convertido en hombre,
caminando firme,
alcanzando el paso,
recordando sueños que unieron las almas,
tal vez haya tiempo de amar sus amores,
de cargar un niño que de sus entrañas la vida trajera,
o estar simplemente...
No partiré nunca de su lado,  pues estaré en su alma,
en la luna, en su recuerdo...
caminando con sigilo,
para cuidar siempre...  su sueño.

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