Tentación
La miel en los labios
Dice una canción, que el tiempo pasa y nos vamos poniendo viejos.
Yo creo que no nos ponemos viejos, sólo que aprendemos de la experiencia.
Cuando menos lo esperas, la vida te vuelve a poner a prueba, y te vuelve a dar la oportunidad de probar su elixir.
Ya conozco el dulzor de su miel.
También la acidez del regusto cuando se pierde el equilibrio del que quiere más, su justa medida.
Tal vez no existe un final, sino líneas paralelas.
Tal vez es un período de duros contrastes, donde se necesita un Amor mucho más grande. Sin juicios. Es el corazón quien sabe a la perfección, dónde se expande y dónde se contrae.
No caben más dualidades, no porque se etiquete como bueno o malo, sino porque ese stress y la congoja que supone sostener la duda, esa falsa esperanza constante, el vacío insalvable entre lo deseado, lo someramente probado y lo exponencialmente probable, debilita tanto,
tanto,
que no puede permitirse otro pequeño esbozo de un sabor afrodisíaco, delicioso, embriagador, ácido y destructivo.
Tal vez es tiempo de quitar el velo, de decidir individualmente, como siempre debería ser, de ser honestos e impecables con nosotros mismos, con nuestros actos, en pro de un mundo interior infinitamente más consciente y sano.
Es tiempo de andar camino, purificando, cojeando, sosteniendo con dolor, o como cada uno pueda, pero la vista al frente y con la única obligación de intentar ser feliz y de dejar huellas lindas allá por donde pasemos.
04/04/2021
