CANTO AL RÍO DUERO
CANTO AL RÍO DUERO
Fui a Soria para verte
y hoy estoy muy lejos de tus aguas,
la mar océano nos distancia,
una mar que no habías visto todavía
cuando te vi pasar indiferente
a mi profunda queja.
¿De dónde venías procedente,
cuando te vi pasar por San Saturio?
¿Tú me viste a mí?
Estaba embelesado con el poema de piedra
que pinta el tiempo en tus laderas.
¿Vienes de algún páramo distante,
como los ríos caudalosos de mi tierra?
¿Cuánto te falta por andar?
¿Es larga tu jornada, cuando viajas cauteloso,
debajo de un puente que se volvió recordatorio
del amor de los amantes?
Allí los novios se juran con candados
un amor por siempre.
¿A dónde vas,
dejándote llevar por el declive del afecto?
Voy a esperarte debajo de los ojos del puente de piedra,
hasta que se escuchen los alaridos de las horas.
y volver a vernos en el Claustro de San Juan de Duero,
que es el testamento, esculpido en piedras,
que el Templarios dejó a épocas postreras,
de amor y convivencias de hombres diferentes.
Después seguirás solo tu carrera,
yo tengo que regresar de prisa
hasta mi suelo.
Sólo nos queda recordarnos,
yo, desde las tierras ubérrimas de América,
tú desde tus tierras del conejo.
Cuando viertas tus aguas al inmenso espejo
que presta sus tonos azules a los cielos,
recuérdame,
te estaré soñando, soñando para siempre,
en esta orilla de la mar océano.
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