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CUANDO LAS HOJAS CAEN

Por: Carlos Godfrey Mora Estrada.

Va un hombre con su mirada misteriosa y profunda atravesando los senderos de un bosque.
Sus zapatos viejos se cansan, y hacen reposar su cuerpo sobre un tronco en el piso.
Su mente un poco inquieta, quiere observar la belleza con la que sus ojos miran.
Sus ojos raramente cansados de observar divinidades, quieren descansar.
 
Su mente llena de pensamientos, hace que su cabeza caiga al suelo.
De repente se queda observando una hoja verde y llena de vida.
No es cualquier tipo de hoja, es una hoja que ha dado lo mejor de ella en ese árbol.
Pareciera que hubiera dedicado sus mejores momentos de vida a un árbol grande y magnífico.
De día ella se disponía a tomar agua, y a recibir de la energía que el sol le daba.
Se veía agitar con el viento, queriendo mostrar figuras con sus perfectas curvas.
 
Él se la queda mirando hasta que de repente en otra rama se libera una ligera, seca y amarilla hoja.
Esta resbala finamente sobre el aire cálido y suave de la mañana.
Pareciera que estuviera esperando el preciso momento de volar y dejarse caer hacia el húmedo y provocativo suelo.
La hoja danza, da giros que se envuelven en un magnifico baile de seducción y alegría.
De repente, y casual como la salida del sol en las mañanas, la hoja cae sobre una de sus manos.
 
Parece un fenómeno extraño, pero es la simple caída de una hoja de su árbol.
Tal vez no sea una simple caída, tal vez sea la forma como terminan las cosas misteriosas y magnificas de la vida.
Tal vez esa hoja, que alguna vez fue verde y hermosa, y ahora es seca y con quebrantadas arrugas, ha sabido vivir y da paso a un nuevo ser maravilloso.
Quizás la hoja sienta que fue afortunada por ser observada y admirada.
Quizás lo único que resulta después del tiempo son los momentos vividos junto a ese árbol y no lo hermosa y verde que pudo haber sido.
Finalmente todo algún día se pudrirá.
 
Pasan muchos pensamientos en la mente de aquel hombre. Esa mente inquieta que quiere observar la belleza con la que sus ojos miran, pero la cual esta vez sus ojos quieren descansar.
 
Como si nada, el coge la hoja y la guarda en uno de sus bolsillos, emprendiendo de nuevo su camino.
Quizás la hoja se destruya y quede hecha pedazos en su bolsillo, o tal vez resulte pisoteada como cualquier otra hoja en otro camino.
Lo que si es seguro, es que muchas cosas pueden pasar en este bastó mundo.

***2015***

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