No hay lugar en el mundo
nadie duerme,
los sueños se extinguen
las horas no pasan,
y el que quiere morir
no debe esperar tanto.
Ábrace la tierra a la mala semilla,
llénense los campos de plagas y muerte:
soledad para el que ama
y fecundidad del suelo para la hiedra maldita.
No hay agua
que purifique estas almas
ni sacramento
que nos quite este infierno.
No sirve la luz
a los ojos tan ciegos,
y hasta la esperanza
sucumbe en la espera.