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No hay espacio entre las dos pieles

Solo recuerdo ese fuego,
la luz en un lugar interminable.
Las calles de la noche del invierno perdieron los ruidosos
pasos y gritos, la ira y la risa de la gente,
como el sueño del mundo, una luz tenue que
relucía en un rostro profundo.

¡Siéntate desnuda!
Hay varios copos de nieve estáticos, en el primer plano desconocido; en la primera linea de vello de tu vientre.
Estoy feliz de suspirar:
Incapaz de posponer o avanzar o deslizarme por tu espalda.
en el brillo de los fuegos artificiales.
Doblas la parte de atrás del cielo,
miras hacia arriba, mientras te deslizas por la cama,
con una dulce dirección, con la inercia de la estética.
La parte de atrás del cielo se aferra a mi espalda.
No hay espacio entre nosotros y el sudor, para transportar las flores entre mi piel y tu piel.
Bajas un poco, un poco más;
escucha,... las teclas del piano y deja tus dedos tocar.
Justo cuando pierdo mi enfoque,
tu almohada está más cerca de mi sueño,
calentando de cerca tus pechos cubiertos de escarcha, calientes,... del alma.
La parte de atrás del cielo se aferra a mi espalda.
No hay espacio entre las dos pieles, para transportar las flores.
La lluvia se fue.
Todavía estoy sentado en un restaurante de Nueva York.
Prueba la deliciosa comida que sirven a un módico precio.
De esta manera, puedo ver tu actitud heroica,
puedo imaginar tu cuerpo en el epicentro de mi vientre, tu rotación con las caderas amplias, subiendo y bajando.
En un movimiento repartido, girando tu vientre y tus caderas, en un circulo, otro circulo y otro circulo, sobre la verticalidad de mi vientre. Se irguió sobre mi, en la primavera, en pleno éxtasis.
Así, la verticalidad de una estrella, es el círculo máximo que, pasando por dicha estrella, corta asimismo la vertical del cuerpo por los espasmos. La semiología de la belleza de tu cuerpo sudoroso.
Por la noche.
Haz de la tentación una belleza,
la canción nocturna resuena en todas las direcciones,
gotas que transcurren por tus piernas, como una canción, como mi cama llena de rosas.
No puedo cerrar mis labios,
rodando entre tu piel abierta, besando.
Besé uno, besé otro, besé todos tus poros.
Regresamos y comenzamos de nuevo.
La llegada de mi mano por cada rincón, es tu cobertura,
al anochecer y al amanecer con seis colores multicolores.
Despiertas en el momento en que las flores se están
durmiendo...
Puedo seguir el flujo para completar la respiración,
sintiéndome profundamente dentro de tu piel.
 
Che-New York City

New York City

#Poema

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