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Sagrada cantidad

(Soneto)

Qué pálido está el sol sobrecargado
no es muy recomendable tantos gustos;
hablan con reverencia del pecado
el murmullo de jóvenes arbustos.
 
Enredan los demonios sin cuidado
el volante cabello de los justos;
casi no hay corazón sacrificado
para estar ordenado menos sustos.
 
Las manos taladradas son de todos:
aprendí nuevas frases para el hombre
sagrada cantidad sin acomodos.
 
Tercera parte y última escalera:
tropiezo con el viento del renombre,
también un danzarín en cada acera.
Preferido o celebrado por...
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