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La Hija del Oeste y el Primo del Sur

A la suerte, para que nos volvamos a encontrar.

Hace varios años conocí a un viajero. En el atisbad de alguna calle de Buenos Aires nos habremos cruzado antes, pero tentando al destino, este quizo que yo me enterara su existencia en este mundo aquel Noviembre del 2012.
El recorrido del tren Mitre es agobioso y decepcionante, pero perdida en esa tarde cálida, sobre la ventana del vagón sucio y polvoriento yo pude distinguir la transparencia de aquel acontecimiento próximo.

Me baje en la estación San martín, vagabundee un poco al cruzar la avenida, casi al final de  la cuadra, en mi cabeza se hallan grabadas las melodías de esos dedos y esa guitarra tan altanera, bajaba y subía arpegios como cortando el aire de aquella primavera.
Di la bienvenida el Primo del sur a mis historias, lo observe un par de millones  de segundos, me miro como leyendo un mapa, como quien no encuentra sus penurias y analiza sus salidas. “Fito Paez-Si es amor” danzaban esas notas.

Pelo largo, rulos macizos por toda la cara, piel pálida a donde apoyara la vista, ojos castaños (...) La extencion de aquel personaje era la libertad misma, no por sus caracteres, si no por  tales ideas  rebeldes, esos sueños tan posibles, esas miradas tan expresivas y por su puesto las tardes tan eternas de ese pasado, cuando mirábamos el sol y fijamos un camino.

“Deberías llevarme a alguno de tus viajes” le dije mientras caminábamos por los bosques de Palermo, me veía de reojo y sonreia, cualquiera hubiese dicho que estaba sumido en su locura, pero me respondió lo mas cuerdo que eh escuchado en mi vida “¿Por que no? ¿A donde querés ir?”, en palabras simples son solo dos preguntas, pero plasmado en la realidad de esa mente tan nítida y subreal, era la sensación mas cálida que yo había sentido. Me hizo muy feliz.

Entre sus viajes Buenos Aire era un punto de fuga al que siempre volvía, con sus veredas sin asfalto, esos recorridos tan estrechos, aquel reflejo del sol en el Río de la Plata y conmigo atrapada en la cuidad.

Bariloche, Cerro Otto, Lago Nahuel Huapi, Circuito Grande, Mirador Atalaya, Puerto Aysén, Los Andes... los paisajes de Argentina son alucinantes, pero nunca eh reproducido tantas imágenes en mi cabeza como cuando el Hijo del Sur me contaba de sus historias por toda la Patagonia o me describía los juncos de los árboles en esos inviernos sin fuego, solo con música tibia.

Yo volaba por Tandil, Sierra de la Ventana, Mendoza y Brasil.
La infraestructura desvirtuaba nuestros caminos. Yo quiero Oeste, el quiere Sur.

Nunca visualice la óptica de tantos paraísos juntos, jamás había viajado tanto atra vez de las palabras.
Idas, vueltas, montañas, llanuras, la Hija del Oeste y el Primo del Sur se volvieron encontrar muchas otras veces.
La ultima visita a sus memorias ocurrió el martes 6 de Octubre, del 2015.  
Nos encontraremos nuevamente en libertad, sobre aquellos cruces de los Andes, donde la región Pampeana y la Patagonia se unen.

Viajero del tiempo yo siempre te voy a recordar, en mis historias estas plasmado, mucho antes de aprender a querer, donde el viento juega suicida, por donde caminamos juntos en los prados del Jardín Japones, entre aquella dulce melodía, de esa guitarra que todavía doma mi ser.

(2015)

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