taparos bien vosotros las orejas
cejad el rostro de la muerte aorista
y atadme fuerte al mástil de la vida
para que no me lleven las sirenas
mas que escuchar pueda el claroscuro eco
del horizonte de su alma perdida
atada como yo a un barco de heridas
en el mar de los dioses desatentos
hablaré entonces con voz de sirena
hablaré yo a aúllos de anacoreta
taciturno al ojo de la nostalgia
hablaré entonces con voz de poeta
y apartareis la mirada lejana
tan sólo os tapareis bien las orejas...