Loading...

El mundo extraño que nos tocó vivir

Hola. Ha pasado mucho tiempo, y desearía decir que el tiempo ha sanado heridas, pero la verdad en mi vida no es así. El tiempo ha dejado nuevas y más profundas llagas. Escribo aquí, desde mi segunda vida. Cada vez es más evidente mi realidad. Cada vez soy más congruente con el título que escogí para este espacio, pero más incongruente en mi vida.

Después de aquel grato pero culposo suceso, sentía dentro de mí como una bomba rodeada de explosivos, y un cerillo que podía estallarlo todo en cualquier momento. No podía concentrarme en la escuela, en mi casa ni en ningún lugar. Mi mente parecía estar invadida por una reiterante obsesión, que golpeaba dentro de mi cabeza, rebotando sin tener fin. Tenía que terminarlo de alguna manera, no podía vivir así.

Llegó lo que tanto temía. Comenzaron a llegar a mí esos oscuros pensamientos que había tenido años atrás. La idea de matarme comenzó a aparecer como una opción. Yo andaba errante en un pantano de obsesión sin salida. Ahogado en el lodo de mi remordimiento, en la oscuridad de mi soledad. El sol no aparecía sobre mí, todo era ambiente gélido y lúgubre. La niebla era tan densa que no podía ver más allá, con los pies mojados en los profusos charcos, me enraizaba los tobillos con la espesa hierba, impidiéndome dar siquiera unos pasos. Tal era mi situación, yo encerrado en mí, aunque por fuera la gente me viera como un chico feliz, por dentro mi vida parecía llegar a su fin, ¿cómo puede alguien vivir así?

Tenía que hacer algo, dicen que el aislarse es el comienzo del fin, y yo definitivamente me encontraba aislado. ¿en quién podía confiar? ¿en mis amigos? Imposible, si confiaba algo tan mío como mi mundo raro, seguramente jamás volverían a hablarme, y además, podría correr el rumor que tanto temo, la reputación que tanto he cuidado se encontraba pendiendo de un hilo.

Dios nunca deja sólo. Y en este momento tan difícil de mi vida, me mandó un amigo. Un muy buen amigo, que vive en la segunda vida, igual que yo. Es parte del mundo extraño que nos tocó vivir. No lo sabía, pero dicen que de alguna manera las personas afines solemos identificarnos. Una especie de sexto sentido. Y así fue. Tomé el riesgo. Decidí arrancar los lirios que ataban mis tobillos a la tierra, de un tajo corrí fuera del pantano. Se lo dije, y la niebla de disipó, y de  a poco comenzó a calentar el sol. Así sin más. Él, Eduardo, mi buen amigo, me había notado días atrás distraído, nervioso, pensativo. Es el único que pudo notar que algo pasaba dentro de mí.

No exagero ni miento al decir que fue el único. Y parece que ya esperaba que dijera eso. Fue algo muy liberador sin duda, fue romper unas cadenas que cargaba desde toda la vida. Y desde entonces nos hemos vuelto muy cercanos, pues no tenemos a nadie más. Platicamos sin tapujos lo que nos pasa, lo que nos turba, aquello que no podemos compartir a nadie más. Son esos momentos tan agradables que recibo como bendiciones de mi Padre que está en los cielos. Una muestra de su cariño, de su amor y de su comprensión. De su misericordia.

El 12 de diciembre del 2015.

#AmistadComplice #Culpa #Muerte #Suicidio

Liked or faved by...
Other works by Domingo Jiménez...



Top