Nadie conoce mi dolor
Muero en la soledad, en la soledad nací y así termino mi vida. Un ser extraño y ajeno, Dios decidió crearme. Hoy finalmente decide llevarme, pues aunque Él no se equivoca, parece que mi existencia es un error o un futuro arrepentimiento. No puedo amar, ni ser amado. La soledad corre en mis arterias como un rápido caudal, la tristeza drena por mis venas para desembocar en el océano de muerte que brota por mis lágrimas.
Infértil arena compone mi ser, Un fruto prohibido quiere brotar, semillas amargas que van a crecer, y Dios de mí se quiere vengar. ¿Cuándo comeré ese fruto, sin que la culpa pueda devorarme? He de morir carente, de amor y sabor nutriente, cual fruta que cae al lodo, engusana y se pudre todo...
28 de Septiembre de 2015. Cuando ya no aguantas más, y deseas no estar en esta tierra de dolor y sufrimiento, donde nadie te entiende.
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