Loading...

Un amor mudo

Para un amor prohibido

A veces nos volvemos mudos, pues nuestros labios no pueden desplegarse para hablar la verdad. Y la confusión nos envuelve y nos aterra. A pesar de que nuestras palabras se encuentren sepultadas bajo una gélida y cruenta lápida, nuestras miradas no pueden ser prisioneras. Ellas vuelan tan alto que son capaces de tocar las nubes, y de hecho lo hacen. Nuestras miradas se pierden en la inmensidad de la nada y del amor, y forman un lenguaje secreto que sólo tú y yo podemos descifrar. Y no se necesita otra cosa, sino saber que aún estamos, a pesar del silencio y la apariencia.

Pero ya no puedo estar así. Quiero llegar corriendo a ti, y gritarte cuánto te amo, y decirte que no me importa nada ni nadie, que sólo lo nuestro puede llegar tan lejos como nuestro secreto. Quiero besarte y perderme contigo, huir de esta soledad  y sólo vivir contigo, estar a tu lado, tomar de tu mano y saberme seguro a pesar de todo. Vivir una realidad que no llegará, ése es mi mayor deseo. Y dormir contigo, y despertar contigo, perderme en el inmenso mar de tus brazos, donde nadie pueda decir lo que está bien y lo que está mal.

Ése es mi más grande deseo. Poder despertar un día, y tenerte a mi lado. Poder entregarme completo a ti, en una sola alma y un solo cuerpo. Porque vivir así no es vivir, es querer morir. Y no sé cuánto más tiempo pueda fingir que no te veo, decir que no te quiero, negarte ante los míos, que son menos que tú que eres sólo mío. No sé cuánto tiempo tendré que seguir negando, lo que mi corazón hoy siente, con tal de que la gente se sienta en paz negando. Te quiero, ¿sabes? Perdóname por hacer esto. Si Dios lo quiere, algún día estaremos juntos y nadie más podrá impedirlo.

Sigue sonriendo amor mío, porque eso me motiva a seguir queriendo. Sigue siendo tan bueno, y tan inteligente como lo eres. Vive, ama y sé feliz, conmigo o sin mí, espero algún día llegar a tu corazón y que no sea demasiado tarde. Pero no esperes por mí, por mi ingrato amor que tantas condiciones pone. Sigue viviendo, sigue sonriendo, no tardo querido mío, pero por si no llego a tiempo: sé feliz, y recuérdame tanto como yo te recuerdo a ti en cada instante, a cada minuto, a casa segundo. Tu carita ya en mi corazón, se queda por siempre, en este amor fecundo.

El anhelo de un amor prohibido, el deseo de tu felicidad aunque no sea conmigo.
Escrito un 19/08/17 con toda la tristeza de un alma que quiere emprender vuelo.

Liked or faved by...
Other works by Domingo Jiménez...



Top