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Prende tus luces cocuyo de marzo: esta es la noche de hablar con el gallo. Compartiremos
—¡Hola, Pinocho!, ¿qué haces ahí? —Busco una joya que ayer perdí. —Dime, Pinocho, ¿que joya?, di. —Un pedacito de mi nariz.
El tomeguín del pinar con su collar amarillo ya pica en el alpistillo, ya rápido echa a volar. Y va del ateje al güin,
La Habana es como una hermosa, limpia, fresca, alegre casa: sus puertas, de par en par, invitan a visitarla. Aquel que a Cuba respete
Los pinares de la Isla por la costa van creciendo: quieren echarse a la mar y volverse marineros. Y las toronjas maduras
Palma real, bandera viva en el paisaje clavada, tu nombre lo mece el viento, el viento que llega y pasa. Cuando al ondular susurras
A la gallinita ciega ayer tarde la curé: puse en aguas tres vicarias y los ojos le lavé. Hoy paseó con sus pollitos
Ocho mulitos tiene mi arria y todos suben por la montaña. Se ve salpicado el río
Miniatura marinera, filigrana de madera, ámbar, jade verdemar. Caballito de sal fina, bailarín, aguamarina,
Siete relojes, siete semillas, siete pelotas y una sombrilla. Siete burbujas,
Subes a la portada, ¡quiquiriquí! entusiasmado cantas, ¡cucurucú! Veo tu pico amarillo,
Sobre el mar hay una barca, sobre la barca un barquero, sobre el barquero
En la casa que recuerdo, en la casa, entre el naranjal y el cielo: plátano indio, plátano congo,
Entre las lomas el día nace. Límpidas gotas la noche esparce sobre la hierba
En primavera, nidos y flores. En el verano, lo aguaceros. En el otoño, las hojas secas. Los aguinaldos en el invierno.