POESÍA JAPONESA
Me bajé del carrusel del miedo, caí en tus ojos sembrando trigo dorado en lágrimas de cristal antes de que yo supiera qué era lo…
Ella tenía un hablar sedoso, que acariciaba, una mirada verde, suave como el terciopelo. Sus manos tienen gráciles
Malditamente enamorada como voy a escribir una poesía, una canción si cada vez que te miro mi mente sufre un apagón.
La rosa carmesí de quien extraigo mi dolor, en la belleza de sus pétalos. Ungiré mis labios, con el rocío de la mañana,
Cálido tu aliento en mi, siento como erizas mi piel, noto que ardo como el tronco en la chimenea. Mi cuerpo se mueve al compás
Mamá, en este tiempo sin ti han pasado muchas cosas, ahora estoy sola escucho las canciones que cantabas… siento tus abrazos dulces como el…
Tengo el presentimiento de que empieza el momento entre tú y yo. Lava recorriendo mi cuerpo mis manos recorriéndolo
Muerte roja encaje de existencia, hacedora del ser. Ella hiló mi alma con bordados de vida
La niña avanzó hacia mí, sus ojos refulgían, su boca entreabierta. Me dijo con una naturalidad que me dejó petrificada: quiero tu sangre. Con ojos anhelantes, demasiado tristes para llo...
No, no te dejaré aunque tiemble de miedo. Sé que siempre te querré, aunque la agonía me
Seda granate como sangre que mana va deslizándose por MI cuerpo nacar muerte inmortal
Esa lavanda cubre todo mi patio. Trina aquel pájaro. El arce cubre la escalera de piedra.
Esas cercetas van comiendo gusanos. Casi es otoño.
MI piel está bailando con tu voz en la penumbra son de tu corazón ritmo de tu alma
Huele a tierra húmeda la lluvia ha caído intensa, un trueno a sonado como si mil tambores, tocaran en mi habitación