POESÍA JAPONESA
Barcas varadas en la orilla del mar. Es primavera. óleo por Ramón Pujo Sierra Nevada
Aún, cuando escucho tu voz me haces estremecer, aún siento deseo por ti, pero sé que tú y yo no podemos caminar juntos por la vida, ayer me sentía pegada a ti con el miedo constante a p...
Hay hombres que no sienten, su corazón solo es un trozo de azulejo caído en la cocina. No saben amar, dicen: “te quiero” pero no saben
La niña enamorada sonríe bobamente los ojos abstraídos ve en las nubes mil corazones
Cierro los ojos no quiero verte marchar, huelo tu aroma a esa colonia que un día te regalé, me trae recuerdos hermosos,
Cuerpo que espera arena movediza caricias suaves en su piel un desierto el placer a ella llega.
Me muerde con rabia, odio esta memoria que me está matando, sangran recuerdos, entre paredes sucias.
Prefiero quemarme a que me dejes apagarme como una pavesa. Esto parece una tragedia griega eras mi Dios, miento aún lo eres,
Grita mi nombre el viento en mi ventana me trae tu penar. Apenas roza el borde de la noche
Qué azul el cielo Campo de margaritas atardeciendo. Pico nevado árbol de flor de fuji
Tus labios entreabiertos susurran: te am... yo, con un beso interrump… la oración. Muerdo tus labios suavemente, mi lengua se reconoce con la tuya
En la sombra suspiraba la mujer, escudriño la noche, aguzó el oído todo permanecía sereno, más tranqu… la guerrera siguió andando, buscan… la oscuridad de la noche.
Cuando no esté no oiré la bella lluvia en mí caer. Hoy partiré en silencio, de los campos de otoño.
Aquellas manos etéreas querían tocarme, pero no podían, yo, estaba lejos, muy lejos. Al otro lado del horizonte
Mi corazón se conmovió al sentirse solo por fin, cicatrices de sufrimiento lo recorrían, la sangre echa rumor le susurraba con la cadencia