Vaso turbio, vacío
en la mente del hombre trompieza.
Hoja en blanco, hastío...
Creando invisibles cápsulas,
arrancada desesperación, anelada
crónica, ausente. Sangre amante,
que alerta al pecador,
que a los prematuros ojos advierte.
Vaso turbio, vacío...
En la triste historia de impulsos y de seso,
el flujo sanguinolento de tu revés ansío.
Permíteme ser lo que el Ser sería siendo,
alcánzame lustros de rimas
y los convertiré en ligeros y conocidos recuerdos.
¡Oh, cristal confundido!
este joven corazón exprimirá su jugo,
despertando con sus muecas
las glorias de ciento una cabezas.