Arrúllame en tus brazos, oh, querida soledad, que la noche es eterna y el viento lastima y corta mi alma
Protege este vació interno, pues el exterior seca mis lagrimas que pretenden ser perpetuas
Y al verte evocas esa llama vivaz algún día encendida en su regazo infinito, pero ahora extinta y dolorosa
Quiero escucharte aun siendo distante tu presencia, soledad
Quiero besarte, a pesar de carecer esencia física, soledad
Quiero decirte cuanto te quiero, cuanto te extraño y cuanto añoro tu regreso que jamas tendrá razón alguna para pensarte con lucidez
Por que tu ya no existes, yo muero lentamente, ellos se van y tu ataúd, soledad, es frió como tu cuerpo estático sin vida