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Al observar el manto de la noche

Dirigir la mirada al cielo buscando un elemento escondido
es lo que suelo hacer desde que era un niño,
pensando que en alguna estrella, yace la materialización de un sueño
ese que parece nuevo, pero en realidad solo aguardaba en mi dormido,
y de pronto, desde una galaxia inédita, se desprende un haz luminoso
que se condensa en partículas, y después, en un ser resplandeciente y hermoso
de cabellos largos, voz firme, mente profunda y con ojos claros como el cielo
y yo no se si hablarle, o solo contemplarle impávido y quieto como estatua de hielo.
 
¿Qué mas da? –me digo– si yo nado en el mar ¿por qué en su mente no echarme un clavado?
y de pronto entiendo que en este universo, los milagros a veces se dan
a pesar de que el mundo gira tan afligido, deprimente y angustiado;
la luz que viene de los astros lejanos, nos hace ver que por el Cosmos somos llamados
y aunque a veces, incipientes, los días vienen y van
ahora que contigo me encuentro, Ser radiante, claro e infinito
quisiera pasarme un eón charlando contigo
mirando tus ojos y entendiendo tus motivos,
para descubrir que en la convergencia del tiempo y el espacio
tú que eres como un elfo estelar y yo solo un mortal perdido en los siglos
al observar juntos el manto de la noche,
nos atrevemos a pensar que podemos darnos un abrazo y ser amigos.

Inspirado en la noche del 15 de Abril de 2016

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