En esa blusa verde
El piano suena, y una ventisca agita mi café
mientras trato de darle otra respuesta al mundo,
tú sabes… descubriendo eso que nadie más ve;
y al ver tu nueva foto, me he quedado mudo
¿cómo puedes ser tan linda en esa blusa verde?
con esos ojos negros que me llevan al abismo
de extrañarte tanto por no poder oír o verte,
perdido en ti cada vez que respiro,
no hago más que sublimarme en ti abandonado de mi mismo.
Y entonces, por un segundo, asient0
que sigue latente en el calor de mis labios
y en cada flor que acarician mis manos;
su voz suena entre los tonos del viento
y sus caderas se me dibujan en los montes lejanos.
Creo que la llevo impresa a prueba del tiempo
y no lavaré su sabor por más que me remoje en el mar:
-Morena, sigues conmigo, en el interior de mi templo
y aunque quizá nada es para siempre, yo siento,
que seguiras aquí, cuando la nostalgia cubra el momento-
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